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EDITORIAL


Zonas reorganizadas, cultura renovada

| Jueves 11 junio, 2015




La tendencia no debería ser que los nuevos desarrollos se adapten a las condiciones de funcionamiento del resto de edificaciones, que son más antiguas, sino lo contrario

Zonas reorganizadas, cultura renovada


Hay un crecimiento importante en desarrollos habitacionales y de oficinas en el este de la ciudad capital.
Barrio Escalante, Los Yoses y barrio Dent son las tres zonas que más atraen la atención de desarrolladores, como informó este medio el martes anterior.
Los precios de las propiedades en esas zonas son mayores que los de Heredia, pero menores que los de Escazú.
Se trata de torres para uso mixto (viviendas y oficinas) que aparentemente agradan a un público joven que probablemente desea un entorno urbano y que tendría la opción, además, de adquirir la propiedad por precios más accesibles que los de Escazú.
Con estos datos, lo deseable es que los desarrollos sean acompañados por acciones de los gobiernos central y local, para atender posibles problemas y prever otros.
Por el momento, hay un porcentaje de parejas jóvenes, sin hijos, que podrían aspirar a un apartamento de un solo dormitorio.
Podría haber también parejas de la tercera edad, que tienen hoy mayor expectativa de vida que antes y que, una vez que los hijos hicieron vida aparte, prefieren reducir el tamaño de su vivienda.
Esto reúne diferentes generaciones con variados estilos de vida, lo cual podría eventualmente obligar a una renovación también del entorno para que provea las correspondientes necesidades desde oficinas de servicios públicos hasta comercios y lugares pensados para el ocio.
Sin embargo, lo que sí es posible estimar desde ahora, con los datos existentes, es cuáles serán los requerimientos de agua potable, tratamiento de aguas negras y grises, aceras, zonas verdes, reciclaje, entre otras.
Todo esto debería resolverse utilizando la más moderna tecnología que permite el ahorro de agua y de energía eléctrica, por mencionar solo dos aspectos, tanto por parte del Gobierno y las municipalidades, como de los desarrolladores que podrían centrar en esto su responsabilidad social.
La tendencia no debería ser que los nuevos desarrollos se adapten a las condiciones de funcionamiento del resto de edificaciones, que son más antiguas, sino lo contrario.
Cada nuevo proyecto debería aportar para el cambio de cultura que necesita el país para un estilo de vida sana, responsable, plena, feliz y sostenible.







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