Zonas turísticas de Limón se hunden por erosión costera y aumento del nivel del mar

El mar sigue “comiéndose” las playas en varios puntos específicos de las costas costarricenses; sin embargo, regiones del paraíso turístico del Caribe parecen estar sufriendo las peores consecuencias y poniendo en riesgo a personas e infraestructuras en esas zonas.

Se trata de sitios turísticos como Manzanillo, Cahuita, Playa Tortuguero y la desembocadura del Río Pacuare, además de otros sitios del Caribe como el sur de Cieneguita, Punta Uva y Puerto Vargas, en donde se ha logrado documentar con fotos y otros elementos, el avance imparable del mar.

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De hecho, las proyecciones más extremas de los expertos concluyen que en unos 100 años, muchas zonas turísticas terminarán bajo el mar, a la vez que los lugareños tendrán que dejar sus hogares y negocios por culpa de la erosión de las playas y el aumento de las temperaturas.

“Como oceanógrafo he visitado las playas de Costa Rica desde 1978 y aseguro que hay procesos de erosión que avanzan desde hace años. El calentamiento global nadie lo va a parar y ya hay evidencia científica en Costa Rica y en todo el mundo de que cosas así pueden pasar. Aquí hay lugares donde definitivamente la gente va a tener que moverse de ahí”, dijo Omar Lizano, oceanógrafo del Módulo de Información Oceanográfica (MIO), del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica (UCR).

El fenómeno de erosión ocurre también en la costa pacífica, pero la afectación mayor se da en el litoral Caribe.

Lizano asegura que mucha gente de la zona Atlántica lo rechaza por sus investigaciones y proyecciones; sin embargo, resalta que todo esta basado en información científica y que su intención principal es generar conciencia en los pobladores de los riesgos a futuro.

“Puerto Vargas en Cahuita, la parte sur que es el Parque Nacional, es un lugar que ha sido atacado sin misericordia en los últimos años; Limón estaba sufriendo hace unos ocho años, en 2015 fue el último evento, de oleajes muy altos, que son los que provocan la erosión, los cuales, ocurren entre diciembre y febrero”, agregó Lizano.

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A pesar de que existen medidas blandas, como la colocación de sacos perpendiculares a la playa, o medidas duras como construcción de “rompe olas”, que tienen un costo económico muy elevado, estas acciones tendrían un impacto en corto tiempo, pero al largo plazo la afectación seguirá dándose en estos lugares, por las situaciones extremas del clima que atraviesa el planeta, según Lizano.

Otro de los fenómenos que se ha logrado identificar de manera cíclica, es el hundimiento y elevación de la plataforma tectónica en Limón, que es monitoreado, debido al aumento del nivel del mar en la zona.

Este proceso cíclico de hundimientos se ha documentado también en el Pacífico, sin embargo, en el Caribe tras el terremoto de Limón se produjo un levantamiento de la plataforma tectónica que superó los 1,5 metros.

Los escenarios a futuro de Limón, proyectados por modelos y expertos señalan que en el mejor de los escenarios, el nivel del mar aumentaría 40 centímetros en unos cien años, mientras que en el peor de los escenarios el incremento sería de 1,2 metros.

“Yo lo pongo así, usted tiene una estructura ahí, disfrútela hasta que pueda, hasta que el mar no le resulte un peligro, un riesgo para la vida de los que van a estar ahí”, dijo Lizano.

Debido a que esto es una realidad, el oceanógrafo advierte que es necesario que se empiecen a tomar medidas inteligentes, tanto políticas, económicas y sociales, para que el impacto en estas zonas no sea tan grave a futuro.