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¿Y eso? Tan calladitos

Tomas Nassar [email protected] | Jueves 11 noviembre, 2010


Tengo todavía fresca la imagen televisiva del presidente de Chile, Sebastián Piñera, plantado por largas horas a la vera de la boca del túnel por el que, en el Campamento Esperanza, se realizaba el rescate de los mineros atrapados por 70 días.

Como dije en mi columna “¡Viva Chile!” del 14 de octubre, ese país dio muchas lecciones al mundo de las que, sin duda alguna, la más trascendental fue la solidaridad que unió a todos los chilenos, arropados alrededor de su Presidente, concentrados en una causa común que permitió superar todo tipo de diferencias. ¡Qué envidia!

En estos momentos difíciles que vive la patria, que tocan las fibras de nuestra nacionalidad y de nuestro espíritu, lo que más he extrañado, recordando la vivencia chilena, es la presencia alrededor de la presidenta Laura Chinchilla, de algunos líderes y dirigentes, incluyendo por supuesto a los que fueron sus contendores en las pasadas elecciones, a quienes esperaba ver despojándose de mezquindades politiqueras, ofreciéndole a ella su apoyo incondicional y dándonos a nosotros, los costarricenses, un ejemplo de civismo.

Extraño, por supuesto, su pronunciamiento con respecto a la situación que se vive con Nicaragua, en especial de aquellos que blandieron (¿sinceramente?) el estandarte de la soberanía, que utilizaron la sagrada palabra patria para enfrentar el TLC y que acusaron de traidores y esbirros del imperio a quienes favorecieron la alianza comercial con Estados Unidos. ¿Dónde están hoy los Solís, los Merino del Río, los sindicalistas, la FEUCR, el rector Trejos y todos los que se lanzaron a las calles contra el “oprobio imperialista” del Cafta? ¿Estarán esperando instrucciones de ya sabemos dónde?

Sabroso refrescarse con los aires de los campus floridanos esperando la oportunidad propicia para venir a despotricar contra todos los que dieron la cara mientras se estuvo ausente. Cómodo, ¿no?

¿Dónde está su voz adherente a los esfuerzos ingentes que realizan el gobierno y la sociedad civil por llevar un poco de consuelo a las familias abatidas por los eventos naturales de la semana anterior en Escazú, Parrita y prácticamente todo el país? ¿Alguien los ha visto ofreciendo, al menos, apoyo y consuelo?

¿Dónde los dirigentes que deberían estar poniéndose a la orden de la presidenta Chinchilla para enfrentar el flagelo de la inseguridad y sus causas inmediatas, dónde los que deberían ofrecer los votos de sus fracciones parlamentarias para promulgar las leyes que es urgente dictar para recuperar la tranquilidad?

Esa forma de hacer política de lanzar piedras cuando se puede y esconderse cuando conviene, no nos resulta ajena en este pueblo abatido por la politiquería, el oportunismo y el canibalismo electoral.

Ninguno de esos, los ausentes de hoy, nos son extraños. Sabemos a ciencia cierta quiénes son y de qué están hechos esos líderes de cartón incapaces de comprometerse cuando la patria los reclama.

Doña Laura, no cuente usted con ellos, que dispone del apoyo de su pueblo, ese que no la dejará sola y que la apadrinará en las futuras decisiones que tendrá que tomar, por más difíciles que estas sean.

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