Votar contra el miedo
Jonathan Prendas [email protected] | Lunes 17 enero, 2022
Jonathan Prendas
Diputado
Nueva República
Hay mucho en juego en las elecciones nacionales del próximo 6 de febrero. Los costarricenses acudiremos a las urnas para definir el futuro de nuestro país, para decidir el rumbo de la economía, de la educación, de la seguridad, del empleo y de todos los indicadores que están íntimamente relacionados con nuestro bienestar y nuestro futuro.
Justamente por eso, no podemos dejarnos engañar por las voces que apelan al pesimismo como medida disuasoria para participar en el proceso electoral; tampoco podemos dejarnos seducir por los cantos de sirena que tratan de confundirnos ni por quienes buscan infundirnos temor. La paralizante política del miedo, propia de los regímenes totalitarios, no es digna de nuestra historia ni de nuestro sistema democrático.
Las limitaciones a la movilidad anunciadas por el gobierno tienden a inspirar temor por cuanto parecen sacadas del imaginario de un grupúsculo que usa frases apocalípticas para justificarlas, porque no puede explicarlas de acuerdo con bases científicas.
La restricción usa como único argumento un estudio de abril del año pasado, cuando la vacunación apenas empezaba y el conocimiento real sobre el virus era todavía más escaso. La de los fines de semana es tan infructuosa, que el viceministro de Salud tuvo que reconocer la semana pasada que “tiene más impacto sobre la economía” que sobre la salud.
La presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones echó más leña a la hoguera del miedo con inquietantes manifestaciones en las que sugería que las personas con órdenes sanitarias por el Covid-19 no debían presentarse a ejercer su derecho al sufragio.
El TSE hizo luego un llamado a todos para votar, una aclaración sumamente válida porque no podemos darnos el lujo de restarle credibilidad al proceso electoral y a sus líderes, ni alentar a ningún sector a apostar por el abstencionismo o alimentar las peligrosas llamas de la indecisión o de la irresponsabilidad ciudadana.
En temas electorales, los hechos deben estar estrictamente alineados con las palabras para evitar diluir la credibilidad, que se debilita cuando las evidencias demuestran que lo que se dice no corresponde con la verdad ni con la investidura que se representa.
El Covid es una amenaza real, que sin embargo no debe doblegarnos. A las urnas habrá que acudir con mascarilla, alcohol en gel, lavado de manos y distanciamiento -condicionantes a las que nos hemos habituado por casi dos años ya- porque es necesario restablecer el tablero de controles de las políticas públicas, destruido por tanto manoseo, desinterés y falta de visión.
En Nueva República entendemos que la situación actual del país reduce el margen para el optimismo, y que durante ocho años nos han intentado acostumbrar a un débil liderazgo ideologizado, ineficiente y polarizador que le presta más atención a sus intereses que a la crisis que todos experimentamos.
Pero también creemos que este es el momento de hacer nuestra la filosofía de Winston Churchill, a quien se le atribuye decir que “un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, y un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”. Es tiempo de concentrarnos en lo que es más importante: sacar a nuestra Costa Rica de las arenas movedizas que nos hunden.
El 6 de febrero, juntos podemos aplicar una vacuna contra la insensatez, el miedo y la ilógica para recuperar a nuestra Costa Rica y construir una Nueva República.