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COLUMNISTAS


Volvamos a la SOLUCIÓN COSTARRICENSE

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Lunes 03 diciembre, 2018


Hemos vivido horas de mucha angustia para las familias, las empresas, los funcionarios y las instituciones públicas. Los índices de confianza de las personas y de los empresarios han sufrido violentas reducciones. Las opiniones negativas sobre el futuro personal y nacional han aumentado muy significativamente. En el exterior se nos mira con aprensión, y ha bajado el precio de los bonos de deuda costarricense, sin que se haya recuperado su caída, a pesar del cambio de la tendencia después del fallo de la Sala IV. Al último día de noviembre los títulos con vencimiento en 2045 habían perdido un 17% de su valor de un año antes, y los que tienen vencimiento en 2020 y 2025, un 11%.

Además, el trámite de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas se ha desarrollado en medio de un ambiente agrio de confrontación, y con movimientos protestatarios que han provocado grandes perjuicios a enfermos y estudiantes y han dado lugar a enfrentamientos muy severos entre los huelguistas y otra buena porción de la sociedad.

Hoy que ya la aprobación de esa legislación es eminente, es hora de restaurar el tejido social, y de reencaminarnos por la senda de la SOLUCIÓN COSTARRICENSE. Sin embargo, la huelga de algunos educadores continúa sin que muchos seamos capaces de entender su sentido.

Hace 27 años al asumir la Presidencia de la Asamblea Legislativa manifesté: “El desarrollo, la búsqueda del bien común, son tareas que solo pueden ser enfrentadas si los costarricenses nos unimos. La incertidumbre y el temor que provocan los rápidos cambios, solo podrán transformarse en oportunidades para el mejoramiento del país, si nos dedicamos juntos, por encima de partidos e ideologías, a procurar el bienestar de Costa Rica. Solo alcanzaremos seguridad y paz si todos unidos construimos una SOLUCIÓN COSTARRICENSE… Cada vez que hemos vivido circunstancias nuevas o difíciles hemos sabido unirnos, y no hemos permitido que el temor o la incertidumbre nos dividan. Hoy es imprescindible que continuemos por ese camino costarricense. Los retos del presente y del futuro son enormes, y una vez más la unidad nacional se hace necesaria”.

Hoy nos toca hacerlo de nuevo para acabar de resolver el desequilibrio fiscal, reactivar la economía y sentar las bases de un progreso justo y compartido en medio de las grandes transformaciones demográficas y tecnológicas que nos toca enfrentar, al tiempo que no hemos resuelto nuestras heredadas carencias. Para eso, como en el pasado, debemos superar el miedo y tomar decisiones previsoras que resuelvan hoy futuros problemas. La SOLUCIÓN COSTARRICENSE no es la respuesta mediocre que contempla pasivamente problemas y amenazas.

Los impuestos que establece la nueva legislación apenas empezarán a ingresar al erario nacional a mediados del año entrante, con excepción de la amnistía tributaria. Las reglas para contener el gasto y poner coto a los incentivos impagables dependen de su estricta aplicación para que vayan produciendo resultados desde ahora hasta 2022, y son insuficientes para detener el crecimiento de la deuda pública. La situación de iliquidez que dejó para este periodo el hueco fiscal creado en el segundo semestre de 2017, no se ha llenado, y se dependerá de negociaciones con organismos internacionales y de los mercados externos para poder resolverlo.

Nada de esto podremos hacer si lo alcanzado y alguna inyección de financiamiento externo llevan al gobierno y a los partidos políticos a caer en el conformismo facilista de volver a los vicios de la última década.

Terminada la reciente confrontación y evitado el precipicio fiscal, debemos, como lo supimos hacer en el pasado, pasar la página y con nuevos bríos conquistar nuevos estadios de desarrollo nacional.

Es indispensable volver a crecer aceleradamente para poder disminuir aceleradamente la pobreza, crear empleo formal, disminuir la desigualdad y satisfacer las expectativas de aumento de su consumo de las familias de clase media. Y esto requiere cambios estructurales importantes en el sector público, mayor eficiencia del sector financiero, eliminación de monopolios privados y públicos, y otras medidas para que aumenten la eficiencia y la productividad.

La Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas hace que no se le siga echando gasolina a la casa que está en llamas. Pero debemos apagar el incendio y de inmediato reconstruir la casa compartida, renovándola para que sea adecuada a las nuevas realidades del siglo XXI.

La tarea no es fácil, pero los meses transcurridos de la administración del presidente Carlos Alvarado, la actitud de la mayor parte de las fracciones legislativas y el aporte de la Sala Constitucional deben fortalecer nuestra confianza en la SOLUCIÓN COSTARRICENSE.

Vamos a cumplir pronto doscientos años de haber iniciado la exitosa SOLUCIÓN COSTARRICENSE. Volvamos a unirnos y a ser previsores y cosecharemos de nuevo abundantes frutos de justicia y bienestar. Unámonos y venzamos al miedo.

 






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