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Vivir con propósito: La fórmula de la salud y la felicidad

Laura Centeno [email protected] | Lunes 24 septiembre, 2018


Normalmente vivimos en búsqueda de la felicidad en lugares, cosas o personas que finalmente no nos aportan ese “no sé qué” para sentirnos plenos y satisfechos con esta vida.

Lo que sí está demostrado científicamente desde el 2006 por la Universidad de Missouri es que un propósito de vida, tener fe en Dios y participar en prácticas espirituales ayuda a ser más feliz e incluso enfrentar mejor y superar exitosamente enfermedades tan graves como el cáncer de mama. El estudio fue publicado en The Journal Integrative Medicine Insigths.

Si buscamos bienestar y felicidad únicamente en placeres personales, podemos estar viviendo en una montaña rusa de alegría y fracaso porque esos placeres generalmente son de corto plazo pero que al final de cuentas, seguimos con ese mismo vacío que no comprendemos qué será y ya bien sabemos que no se compra con la fama ni con dinero, ni con éxito profesional, la belleza física o con aparentar una vida perfecta.

Pasamos pensando en que “si tuviera pareja sería feliz”, cuando ya la tenemos, que si no la tuviéramos seríamos felices. Si tuviera una fortuna sería feliz, si tuviera la belleza de XYZ seríamos felices. Cuando nos sentimos decaídos o ansiosos ese chocolate o esos zapatos que compré nos hacen felices pero por un rato muy corto y luego caemos en la misma sensación de inconformidad, insatisfacción, vacío y aún peor, culpa. ¿Qué es lo que sucede?, hace falta vivir con un verdadero PROPÓSITO DE VIDA.

Esto significa que todas las acciones que hagamos son importantes no solamente para salir adelante nosotros mismos, sino que con nuestros actos podemos ser capaces de ayudar a otras personas. Las personas que viven su alegría desde una verdadera espiritualidad, saben que son felices cuando ayudan al prójimo y su vida tiene un sentido más allá que la satisfacción individual.

Cada uno de nosotros tiene un propósito de vida que es importante, lo que sucede es que a veces no somos conscientes de que todo el esfuerzo y sacrificio tienen como resultado una meta que va mucho más allá de las transferencias bancarias cada quincena, de lo que facturemos, de las acciones de las empresas o los bonos que nos ganemos.

Si fuéramos más conscientes de que con nuestro trabajo podemos heredar a nuestros hijos una buena educación, seremos más felices trabajando en vez de estarnos quejando. ¿Cuántas personas desearían un trabajo como el nuestro?, pueden ser cientos o miles.

Si tuviéramos claro que si nadie se hace cargo de las labores que hacemos en el hogar, la oficina y nuestro entorno, posiblemente sería un caos.

Si sentimos que estamos trabajando sin un propósito u objetivo claro, es como correr en una banda sin fin y por más rápido que lo hagamos, seguimos exactamente en el mismo lugar. Entonces ¿qué podemos hacer para avanzar?, especialmente si nuestros jefes no tienen la costumbre de felicitarnos o hacernos saber lo importantes que somos en las empresas y si nosotros tampoco nos damos cuenta.

Paso 1: examinemos si nuestras acciones benefician a otras personas y no solo a nosotros mismos. Cada miembro de un equipo de trabajo depende de otros para que una empresa sea exitosa, así como cada jugador de futbol sabe que su posición es estratégica para para ganar un partido.

Paso 2: Seamos agradecidos. Cada vez que le damos gracias a otras personas por ayudarnos y hacerlo conscientemente, es como ir encendiendo la luz del propósito de nuestra vida y de los demás. Cada vez que rezamos en vez de estar pidiendo cosas a Dios o al Universo, demos las gracias por todas las decisiones, bienes, personas, salud y tareas que tenemos en nuestro camino. Solo así nos damos cuenta de lo afortunados que somos y que lamentablemente muchas personas desearían estar en nuestros zapatos.

Paso 3: Enfoquémonos en la mejora continua pero no nos comparemos ni esperemos la perfección, porque nada es perfecto y no vale la pena vivir inconforme tratando de superar expectativas que la sociedad o nosotros mismos nos imponemos. La comparación tiene que ser con nosotros mismos y con nadie más y también debemos ser auto-amables y perdonar nuestros errores que finalmente son experiencias de aprendizaje.

Paso 4: Busquemos propósito de vida desde una perspectiva donde la meta sea para el bien colectivo y no solamente individual. Por más humilde que sea nuestro puesto o por más glamoroso que parezca, eso que hacemos es importante, necesario e inspirador para otras personas. Esa es la mejor forma de darle sentido a la vida, de ser consciente de la importancia de nuestro legado en el mundo.

Un abrazo grande lleno de salud, agradecimiento, propósito de vida y felicidad,








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