Vive la vida a toda máquina
Tatiana Fernandez [email protected] | Sábado 01 marzo, 2014
Miguel Carabaguíaz
Vive la vida a toda máquina
Emprendedor y visionario del sistema ferroviario nacional
Bien vestido, serio y con la amabilidad que lo caracteriza, Miguel Carabaguíaz se arrolló las mangas y los pantalones para llevarnos en un recorrido por su infancia, cuando jugaba a los vaqueros; su juventud, cuando iba a los bailes y su actual trabajo como presidente ejecutivo del Incofer.
Al presidente del Incofer le encantaba jugar chócolas de niño, porque según dice era mucho mejor que con las canicas normales. Gerson Vargas/La República
Desde Montes de Oca, pasando por San José y Moravia, llegando hasta Europa y retornando a casa, nos guio en su tren de los recuerdos y nos puso pie en tierra, para explicarnos por qué ha sido exitosa su incursión en el sistema ferroviario nacional y hacia dónde quiere encaminarlo.
¿Cómo recuerda usted su infancia?
A mí me tocó criarme y desarrollarme en una época de transición entre la zona rural cerca de San José y el inicio del desarrollo de una ciudad.
Jugaba en potreros y también con juguetes a base de lata, carros, trenes, equipos de bomberos; había mucha iniciativa de cada uno de los amigos para poder generar juegos: escondido, quedó, hacer ranchos de zacate, indios y vaqueros.
¿Qué enseñanza le dejó el trabajar desde pequeño?
Desde pequeño empecé a trabajar con mi padre, lo cual me parece que es algo importante que deben visualizar los papás, en términos de responsabilidad de los hijos; sobre todo con lo que se refiere al dinero, al saber utilizarlo y a valorar las cosas que se obtienen producto del esfuerzo que uno ha hecho para tener ese dinero.
¿Qué fue lo que más le gustó de su época de joven?
Me encantó todo lo que viví. En ese tiempo apareció en la televisión Batman y Robin y jugábamos a eso, además, jugar Combate por una serie de televisión que estaba de moda, fútbol con bola, con un tarro o un pedazo de madera, andar en la cazadora.
Me tocó vivir la época de los 70, de música romántica como Vía Libre, Amigos, Abracadabra, Banana y música de influencia inglesa como The Beatles, Rod Stewart, Elton John.
¿Qué le gusta hacer ahora?
Me gusta andar en moto, pero no tengo moto. Me gusta jugar racquet. Me gustan los deportes de aventura: kayak, escalar, andar entre los puentes altos sin arnés de seguridad.
Antes me gustaba mucho jugar rugby, pero ya no lo juego porque es un poco brusco y los huesos de uno a estas alturas mejor cuidarlos.
¿Cuál viaje en tren le gustó más?
A mí me tocó ir a Puntarenas y a Limón y no puedo escoger. El viaje a Limón fue lindísimo porque fui con mi padre y con mi tío, pasamos por Guápiles a conocer y luego nos fuimos hasta Limón.
Al puerto fui con mi familia y había que bajarse, cambiarse, meterse al mar, comer y apurarse porque ya se iba el tren de vuelta.
¿Se imaginó algún día trabajar con trenes?
Cuando me dieron una bola de fútbol quería ser Pelé o Garrincha, Johan Cruijff, Beckenbauer, Errold Daniels, Roy Sáenz o Roberto Tyrrell. Todo estaba asociado a lo que uno veía, fue hasta adulto que se me dio esta oportunidad.
¿En qué momento vio la importancia de los trenes?
Los viajes en tren los disfruté, pero los entendí cuando por suerte de la vida me tocó vivir en Europa.
Entendí lo importante que es el servicio de transporte ferroviario, lo rápido que es, lo que les mejora la calidad de vida a las personas cuando tienen la posibilidad de usar el tren como medio de transporte; pero fue en el Incofer cuando tuve la relación de trabajo directamente.
¿Ha conducido trenes?
Los he conducido cuando hacemos pruebas, acompañado obviamente de un maquinista. En casi todos los recorridos que se han abierto, en algún momento dado, he conducido el tren.
¿Cómo ha visto la respuesta de las personas con su trabajo?
Me parece que ha dado un resultado positivo, porque la gente lo usa muchísimo y pide más, porque cada vez hay más apoyo por parte de los elementos que están asociados a la toma de decisiones, los políticos, la prensa, los ciudadanos que creen en esto y en el esfuerzo del Incofer por rescatarlo y mucho más que eso, poderlo potenciar y modernizar y sacarle mucho más provecho.
¿Qué falta para modernizar el ferrocarril?
Esperaría que el Gobierno presente lo antes posible a la Asamblea Legislativa el proyecto de modernización.
Me parece que eso es un salto al primer mundo en materia de transporte del ferrocarril, es dar un paso gigantesco en mejorar la calidad de vida de las personas que se movilizan en transporte público, es lograr empatar un sistema ferroviario con el transporte en autobús, es gastar menos combustible y tiempo de traslado.
¿Qué siente cuándo ve tanta gente usando el tren?
¡Qué embarcada! —en el buen sentido—. Cuántas cosas puede uno hacer en el trabajo que sea, si está interesado y motivado en servir al país.
Los trabajos que uno hace no solo tiene que verlos como el medio para llevar sustento a la casa o para favorecer a la empresa para la que trabaja, sino porque después de ese trabajo, va a haber mucha gente que se va a favorecer.
¿Creyó lograr lo que ha hecho hasta ahora?
Todo en la vida tiene algo de apuesta. Esto fue una apuesta que creíamos que podíamos sacar adelante, pero también podía no prosperar.
En este país nadie hablaba de trenes, hace ocho años, pensaban en carreteras; pero también era una moneda en el aire y nos esforzamos para que cayera del lado que creíamos mejor, no perdimos.
¿Cuál es su ideal con los trenes?
Es un proceso evolutivo, estamos trabajando en la modernización del sistema de trenes de cercanía, luego hay que reactivar el tema de carga.
Más adelante, expandir los trenes entre ciudades, en las periferias de San José, complementarlos con un metro; desarrollar trenes de carga en la Zona Norte, trenes de más velocidad para comunicar zonas más lejanas como Puntarenas y Guanacaste; pero todavía nos falta mucho para eso.
Tatiana Fernández B.
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