Viva más pausado y mejor
Carmen Juncos [email protected] | Viernes 15 junio, 2018
“La filosofía del siglo veintiuno tendrá a su cargo enseñar «la lentitud»”, dice el psicólogo Mario Fatorello. Y lo decíamos en “Candilejas en junio de 2015.
Hemos aprendido a vivir a gran velocidad pero ahora vemos que disminuirla nos puede traer beneficios.
“…me enerva tanto la lentitud como la prisa… debemos aceptar que no es por calumnia que los extremos tengan mala fama” concluye Fatorello.
Pero más allá de la filosofía de este psicólogo, el llamado “slow living” de lo que se trata es de utilizar la tecnología actual que nos permite ganar tiempo y dedicar el que nos ahorramos a pasear, disfrutar, comer sano y sabroso en familia y con amigos, entre muchas otras cosas.
Se trata de poder decidir cuál es nuestro propio tempo en cada situación, y evitar que la velocidad se convierta en un piloto automático que controle nuestra vida, dice el periodista canadiense nacido en Escocia, Carl Honoré, autor del libro “Elogio de la lentitud”.
Todo empezó en Italia en 1986 cuando el sociólogo Carlo Petrini, vio la necesidad de cuidar los productos frescos, autóctonos, promocionarlos, utilizarlos y sentir el placer y beneficios que esto puede traernos.
Creó entonces el movimiento “slow food”, en contraposición a comida rápida, que empezó a ganar adeptos, se extendió por 132 países del mundo y cuenta hoy con 100.000 miembros al menos.
Esta tendencia llama a comer más despacio y disfrutar de preparar nuestras propias comidas elaboradas con productos locales libres de pesticidas, hormonas, o antibióticos, entre otras sustancias nocivas para la salud humana, que pueden ser parte de los insumos a veces utilizados en el agro y la industria.
“Al comer más despacio disfrutamos la comida porque estimulamos todos los sentidos. Percibimos mejor los colores, los sabores y las texturas.
Además, consumimos menos calorías, porque en unos 20 minutos se secretan sustancias químicas de diversas partes del cuerpo que le envían la orden al cerebro de que ‘ya estoy lleno’ ”, dice la doctora en nutrición Ana Gladis Aráuz del Centro Diabetes y Nutrición.
Pero disminuir la velocidad significa también recuperar la calma para disfrutar la vida.
«El grado de velocidad es directamente proporcional a la intensidad del olvido”, escribió en su novela “La lentitud”, Milan Kundera.
La filosofía “slow” anima a una actividad más selectiva, pero no es una invitación a retroceder en el tiempo sino por el contrario aprovecharlo y disfrutarlo cada día.
A paso más lento y seguro, analizaremos con calma que estamos haciendo con nuestra vida. Cómo podemos construir un mundo más pausado, diferente y mejor.
Tampoco es necesario que usted adquiera la cultura minimalista si no lo desea. Pedro Campos, en México, el fundador de “La Vida Minimal”, aclara que “no se trata de hacer sacrificios, sino de identificar y reconocer lo necesario para generar menos basura, lograr metas y ser felices”.
“Slow living” es regresar a la pequeña escala, lo hecho a mano, la distribución local. Esto ahorraría mucho en combustibles por transporte y contaminación.
Así que si usted siente que vive en un corre corre que no le permite disfrutar la vida, podría, si lo desea, intentar un cambio hacia una vida más pausada, hacia una nueva cultura.
Carmen Juncos
Editora Jefa y Directora de proyectos