Valiosos testimonios
Candilejas [email protected] | Viernes 23 marzo, 2018
Un médico y una psicóloga explican cómo y porque el arte cambió sus vidas.
“Me hice médico y siguiendo esa vocación fui a Inglaterra a obtener una especialización en gerencia médica.
La circunstancia de vivir casi al lado del Museo Británico y por ello comenzar a frecuentarlo, marcó el inicio de un gran cambio en mi vida”, explica Alvaro Salas Chaves.
El permaneció un año y medio en Inglaterra, lo que le dio la posibilidad de visitar Francia y otros países europeos, en los cuales – ya abierto su espíritu a otras dimensiones – recorría asiduamente museos.
De regreso a Costa Rica fue nombrado director del Hospital Calderón Guardia y así siguió su carrera como especialista.
Pero ya su vida - para sentirse plena- necesitaba del arte y aunque nunca dejó de estar en contacto con él, su profesión no le dejaba tiempo para descubrir sus secretos y empezar a crear.
“Hasta que un día me encontré con un hombre que hacía esculturas en madera y aunque no se había desarrollado como artista, fue mi primer maestro porque conocía las técnicas y con él pude aprenderlas en un inicio”, cuenta Salas, quien después siguió aprendiendo con escultores como José Sancho y Néstor Zeledón, entre otros, con quienes mantiene en la actualidad contacto y admiración como maestros.
“Veía como José Sancho hacía un boceto sobre una idea y una vez que lo tenía conceptualizado en un maqueta rompía ese boceto y comenzaba a trabajar con total libertad”.
Hoy, como médico especialista jubilado, Alvaro Salas vive plenamente su necesidad de crear, que inició tallando esculturas hace 10 años.
Su principal tema es la naturaleza porque “vivimos una crisis de falta de materia prima, de piezas de madera para hacer esculturas grandes”, dice. Y ese sentimiento y esas reflexiones inspiran sus tallas.
Ana Cuadra Madariaga, psicóloga y pintora, llegó a ver con total claridad cómo desarrollando arte-terapia con sus pacientes, podía lograr que el ser humano se expresara libremente “sin sentirse amenazado, presionado”, asegura.
“Cuando las palabras no son suficientes, el arte está ahí para ayudar y lo utilizo como herramienta en mi trabajo como psicoterapeuta”, explica Cuadra, quién incluso ha dado mayor sentido y plenitud a su propia vida de ese modo.
“La naturaleza, observada con detenimiento y admiración profunda inspira mis cuadros.
Es increíble ver que salga primero una pequeña hojita y luego descubrir como de ahí surge una flor. Es impresionante cuidar y ver esos procesos de transformación”, que en mi caso inspiran mis obras.
He aprendido y aplico como psicoterapeuta, el arte de no escuchar o mirar algo que no quiero.
Simplemente basta con alejarse de ciertos lugares o cosas. No exponerse a un entorno en el cual se puede sufrir daño o perjuicio. Por el contrario, propongo elegir lo que quiero ver y escuchar”, asegura Cuadra.
Ella también descubrió que el arte complementa su desarrollo como ser humano, aunque su profesión siga siendo la que está al servicio de la psicología.
Acercarse al arte para disfrutarlo, o bien pintar, esculpir escribir, entre otras muchas formas de expresión artística, puede cambiar la vida de las personas.
El Instituto Nacional de Aprendizaje, INA, acerca a sus estudiantes y colaboradores al arte.
En este mes de marzo, las obras mostradas en su Sala de Exposiciones, son precisamente las de Ana Cuadra y Alvaro Salas.
Sus testimonios mueven a pensar que el arte y la naturaleza pueden proporcionar alegría de vivir, además de abrir nuestras mentes a desconocidas dimensiones a las que, como seres humanos, podemos asomarnos.
Carmen Juncos
Editora Jefa y Directora de proyectos
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