Universidades privadas expanden su oferta académica

La mayoría de los profesionales nacionales son egresados de una universidad privada. De 2011 a 2015, estos centros de enseñanza superior otorgaron más de 158 mil diplomas; es decir un 69% de los graduandos.

Su capacidad se ha expandido gracias a que el país pasó de tener una universidad privada en 1981 a al menos unos 53 centros de educación superior en la actualidad.

Dada a la cantidad de recintos, posee más estudiantes que en la educación superior estatal y también ofrecen más opciones fuera de la región central, con unas 132 sedes.

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Por otra parte, la expansión se reflejará en 2018 con la inauguración del primer campus satélite en Latinoamérica de Texas Tech University.

Esto podría servir de ejemplo para que otros centros de educación superior internacionales se fijen e instalen en Costa Rica y lo potencien como “hub” en educación de la región.

“Queremos ser un factor catalítico para el desarrollo económico y estratégico del país en cuanto a las carreras estratégicas para el desarrollo el país. No es un asunto de competencia, es ser un factor de calidad. Va a ser mucho trabajo, pero una vez que la industria de educación superior se adapte al escenario internacional entonces vendrán otras. No hay ninguna una razón por la que Costa Rica no sea un ‘hub’, un centro educativo para toda la zona”, afirmó Jack Bimrose, director de Texas Tech University en Costa Rica.

Otro aspecto que ha provocado que avance el incremento de las universidades privadas en el país son sus opciones para quienes deseen combinar los estudios con el trabajo.

Cuatro de cada diez jóvenes de entre 18 y 24 años que estudian en universidades privadas pertenecen al 60% de la población de menores ingresos, según la Encuesta Nacional de Hogares.

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“El sector de educación superior privada es el que ha venido a responder a los requerimientos del mercado laboral, atendiendo las necesidades de formación de la población costarricense”, asegura Silvia Castro, rectora de Ulacit.

Esto lo refuerza que unas 14 universidades privadas acumulan el 80% de los beneficiarios de la Comisión Nacional de Préstamos para Educación (Conape).

“La amplitud de oferta académica, utilización de la tecnología y fundamentalmente mejora la calidad académica producto de la actualización de sus programas académicos y de la incorporación paulatina de los procesos de acreditación de sus carreras”, añadió Ana Isabel Solano, rectora de la Universidad Fidélitas.

En cuanto a calidad, las universidades apuestan a infraestructura, laboratorios y simuladores modernos, así como capacitación del personal docente para mejorar la oferta académica de la educación superior privada que se da en el país.

“Se han hecho inversiones sustanciales en infraestructura, laboratorios, equipamiento y capacitación del personal docente. Otras universidades han realizado esfuerzos en esta área, lo cual da garantía de calidad en los procesos académicos y acaba con el mito de que la educación superior privada no es de tan alta calidad como la pública”, aseguró Jeffry Jones, gerente de la Universidad Hispanoamericana.

Uno de los retos es mejorar las condiciones para evitar trabas a las universidades privadas y centros internacionales, ya que cada vez que deseen actualizar sus programas deben acudir ante el Conesup, lo que supone trámites burocráticos y que se resuelven en largos tiempos.

Otro de los desafíos es lograr que más carreras se encuentren con el aval del Sistema Nacional de Acreditación de Educación Superior (Sinaes).

Contar con una acreditación de este tipo certifica no solo la calidad de las carreras, sino que estas se ajustan a la demanda laboral y significa que sus programas están en constante revisión.