Una revolución silenciosa
Candilejas [email protected] | Viernes 18 octubre, 2019
María Chávez Pereira tiene 46 años de edad y 20 de trabajar fuera de su casa. Pero además, a pesar de tener marido y dos hijos adultos, ella es ama de casa y los fines de semana cuida a su madre enferma.
“Sino hago el trabajo de la casa y no cuido a mi madre, me siento culpable”, dice.
María cree no cumplir con un mandato social impuesto a la mujer por tradición: el cuido.
“La culpa paraliza. El cuido de niños, niñas, adultos mayores y aquellas personas con algún tipo de necesidad es una corresponsabilidad social, que corresponde al Estado, la familia y a la empresa privada.
Existe una revolución en la que la mujer sale de su casa a trabajar igual que el hombre, pero deja un vacío que arrastra con ella, es el cuido”, dice Esther Serrano Madrigal, coordinadora de proyectos de vida del INAMU.
El término “corresponsabilidad social del cuido” se acuña en Europa en el año 2008, significa que todas las personas debemos ser cuidadas y tanto hombres como mujeres somos responsables en el cuido de los demás.
Costa Rica es un buen exponente de cómo las transformaciones demográficas y socio-económicas, que han acompañado la incorporación masiva de las mujeres al mercado de trabajo, han tenido eco en la agenda política y la vida pública.
La demanda, muy sentida por la mayoría de las mujeres y muchos hombres costarricenses, de un Estado más proactivo en el diseño de políticas públicas que garanticen el derecho a cuidar y ser cuidado, viene teniendo respuesta con redes de cuido para niños y un poco para personas mayores (CONAPAM).
Sin embargo, sigue existiendo una desigualdad, como la que sufre María. “La socialización masculina hace que ésta no implique paternidad, sin embargo, la femenina requiere maternidad, es decir el cuido. Esto se debe romper camino a una igualdad en los cuidados que debemos dar a las personas”, considera Serrano.
Un joven se encarga de alimentar a unos niños
La investigadora Sonia Montaño, en “Cuidado en acción. Entre el derecho y el trabajo”, CEPAL, 2010, indica que de cada 100 personas que asumen el cuido, 90 son mujeres y 10 son hombres. Una disparidad alarmante que el INAMU pretende reducir en Costa Rica, con otra “revolución”: educar.
Actualmente, este instituto va a las comunidades de todo el país, para enseñar públicamente, a hombres y mujeres que el cuido atañe a ambos.
Para ello, ofrece películas, charlas y obras de teatro; además de concienciar a las mujeres que se trata de una corresponsabilidad y no una obligación femenina únicamente.
Pronto, aunque sin fecha aun, cuenta Ester Serrano, habrá un curso en línea diseñando para que los hombres aprendan y compartan esta responsabilidad.
Una responsabilidad que, asumida más por mujeres, les produce una carga mental y física que puede llevarlas a la enfermedad, incluso a la muerte; explica la CEPAL en el documento “El tiempo, los tiempos, una vara de desigualdad”, documento publicado en el año 2005.
Con aportes del Estado, como los del INAMU, se pretende hacer del cuido un “bien público”, asegura Serrano.
Si usted es cuidadora, como María, recuerde que debe autocuidarse: tener una vida sana para evitar enfermedades o el también llamado “síndrome de quemada”, por el agotamiento mental y físico.
Igual de importante es que en el autocuidado exista ayuda mutua que reciba de otras personas en su familia, incluidos los hombres.
Todas las personas necesitaremos de cuido si llegamos a un punto en el que perdamos la facultad de hacerlo por nosotras mismas.
Este camino a la igualdad del cuido busca hacer de nuestra Nación una ejemplar y paradigma de solidaridad entre las personas.
Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz
Editores jefes y Directores de proyectos