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Lunes, 25 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


Una reforma electoral urgente y muy conveniente

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Lunes 02 septiembre, 2024


En marzo de 2023 el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) planteó 4 proyectos de ley que procuran atender importantes deficiencias de nuestro sistema electoral. A ellos me he referido en 3 artículos: “Reforma Electoral Planteada por el TSE para fortalecer a los partidos políticos”, “La reforma propuesta por el TSE para fortalecer la representatividad e institucionalidad de los partidos políticos” y “Las reformas electorales planteadas por el TSE”. Se pueden consultar en www.rodriguez.cr.

Ahora sobre el tema de fortalecer los partidos políticos se ha planteado un texto sustitutivo con fecha 14 de agosto recién pasado que viene a poner las cosas en su lugar.

En una democracia los partidos políticos son esenciales. Constituyen el medio mediante el cual los ciudadanos unen sus esfuerzos para conciliar diversos intereses, para plantear al electorado sus propuestas en el marco de una determinada visión política y para someter a los ciudadanos sus candidatos a los puestos de elección popular.

Para que la democracia funcione bien en beneficio del bien común es necesario que los partidos políticos puedan integrar equipos de trabajo para el estudio de la realidad del ente político nacional o subnacional y puedan elaborar sus propuestas de solución. También es preciso que puedan conformar cuadros de dirigentes capaces de ejercer las funciones públicas a las que aspiran, por supuesto de manera congruente con la visión política que libremente cada partido adopte.

Es también necesario que los partidos se administren democráticamente en la elección de sus autoridades y que puedan compartir libremente con los ciudadanos sus visiones, misiones y propuestas programáticas.

Para ello es preciso que cada partido tenga alguna consistencia, alguna representatividad, y un mínimo de capacidad de actuación para cumplir con sus objetivos.

No se trata simplemente de que un pequeño grupo de amigos se unan para aspirar a un puesto público. Lo más importante es saber para qué lo quieren ejercer.

Un puesto público y en especial si es de elección popular no es una simple recompensa, premio o granjería para la persona que lo ejerce. Es una posición de servicio para el bien común. No se trata de que se reparta a todos los ciudadanos el ejercicio de los puestos. Se trata de escoger -buscando poder acertar e impidiendo la creación de autoritarismos por el ejercicio continuado de una posición con poder político- a las mejores personas para su ejercicio, por sus condiciones personales y también por los programas y equipos de trabajo que representan.

De todos modos, si se tratara de repartir prebendas eso sería injusto aún en un país tan pequeño como el nuestro. ¡Si asignáramos cada uno de los puestos de diputado, presidente o vicepresidente por un día a cada ciudadano, en 20 años solo alcanzarían los días y puestos para que lo ejerciera una de cada 8 personas!

Por eso no se trata de que haya partidos sin capacidad de plantear propuestas, ni de que los partidos que no alcanzan el favor popular sigan existiendo.

Bien hizo en consecuencia el TSE en plantear reformas para fortalecer los partidos políticos y eliminar los partidos taxi, que, formados con enorme facilidad, poco apoyo y ningún propósito de bien público, están a disposición de quien quiera adquirirlos. Son partidos que solo buscan un beneficio de puestos o de ingresos para el grupito que los establece y mantiene.

Como comenté en los artículos indicados el TSE a pesar de sus buenos propósitos claramente expresados, fue muy timorato en su planteamiento.

Ahora en la Asamblea Legislativa se planteó un texto sustitutivo que sí tiene dientes y si logra sus propósitos.

En lo específico se propone que para formar un partido político a escala nacional, provincial o cantonal se debe contar con el apoyo de un 0,5% de los votantes inscritos en el padrón electoral respectivo. Esto es simplemente volver a lo establecido en la legislación electoral de 1952 que estableció el requisito de 3000 adhesiones, que entonces era el 0,5% del Padrón Nacional. En la actualidad eso requeriría unos 18250 adherentes a nivel nacional.

Igual proporción se requeriría para la inscripción de partidos provinciales o nacionales.

Se mantiene en este texto sustitutivo la propuesta del TSE de establecer la categoría de partido inactivo para el caso del ente que no cumpla con la elección de sus autoridades a su vencimiento.

Un año después de estar en esa categoría el partido que no renueve sus estructuras perdería su inscripción. Igual ocurriría si en dos períodos sucesivos no elige ningún representante. También perdería su inscripción el partido que en un proceso electoral no reciba el apoyo de un numero de electores igual al número requerido para su inscripción. Esta última causal ya está incluida en la legislación electoral, pero adquiere fuerza dado que con este texto sustitutivo se vuelve a la proporción de adhesiones que se había establecido ya hace 72 años.

Son reformas sustanciales que ayudarían a mejorar nuestro sistema de partidos políticos. Esperemos que sean pronto aprobadas por la Asamblea Legislativa.

No podemos ser ni tan ilusos ni tan pretensiosos de creer que con una reingeniería de nuestra buena institucionalidad electoral se puede resolver los problemas que en estos años en América y Europa sufren los partidos políticos originados en una compleja causalidad que tiene que ver con el cambio de época que vivimos, con su velocidad, con las nuevas formas de comunicación y con la falta de resultados y la corrupción que se dan en muchas ocasiones.

Pero si es oportuno al menos cambiar la normativa que favorece innecesariamente esa fragmentación y multiplicación de los partidos políticos.

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