Una oportunidad de oro para el Central
Una oportunidad de oro para el Central
El proceso desinflacionario que atraviesa nuestro país (como muchos otros en el mundo) es una oportunidad de oro para el Banco Central. Si logra aprovechar esta coyuntura para reducir de forma sustancial el nivel de aumento en los precios, recuperaría la credibilidad en buena parte perdida y se facilitaría su labor para los próximos periodos.
Desde la implementación del régimen cambiario actual, la idea me ha parecido buena: lograr una migración ordenada desde el sistema de minidevaluaciones hacia un régimen de metas de inflación con tipo de cambio flotante era, y es aún hoy, desde mi punto de vista, la opción más acertada. Sin embargo, es necesario corregir los errores que se han cometido y este es un momento ideal para hacerlo.
Si bien en este proceso han existido lapsos en los que todo pareció estar saliendo mal y ha sido preocupante la falta de reacción del Banco, después de todo, las cosas van caminando bien. Aunque la credibilidad perdida en esos periodos no se ha recuperado, me parece que aún se le están cobrando al Central las decisiones equivocadas, algunas justificadas, en cuanto al manejo de la política cambiaria y en consecuencia, a las normas seguidas respecto a la programación de la política monetaria, en especial en 2007 y parte de 2008.
Hay lecciones aprendidas. Si estamos trasladándonos hacia un modelo de metas de inflación no es posible que se haya permitido mantener unos parámetros en las bandas que obligaron a emitir como si la lucha fuera en pro de la inflación y no contra ella, como sucedió en las primeras 50 semanas del régimen de bandas cuando se emitió el equivalente a $30 millones en promedio por semana. Esta situación era claramente incongruente con un sistema de metas de inflación y terminó con una fuerte convulsión en el mercado cambiario.
Actualmente tenemos el escenario contrario: la intervención del Central se está dando como vendedor de divisas lo que lo obliga a des-emitir. Sin embargo, debe también ser controlada, ya que movimientos imprevistos en los flujos de divisas podrían generar un aumento en la presión sobre el tipo de cambio y esto haría que se termine en un episodio de fuertes cambios discretos en el tipo de cambio. Esto no es deseable. La probabilidad de que algo así suceda se puede disminuir si se inicia desde ahora con un ajuste continuo, entiéndase un aumento en el ritmo de devaluación implícito en el techo cambiario.
Digo lo anterior porque el banco se encuentra ahora en una posición muy ventajosa que le permitiría, si se lo propone, generar cambios estructurales que le ayudarían a cumplir sus metas y lograr la transición de régimen cambiario con mucha más facilidad.
Una inflación acumulada en los primeros cinco meses de tan solo el 1,04% es algo que nadie soñaba hace un año y ahora que está pasando, no se está aprovechando tanto como se podría. Es ahora el momento para cortar con la inflación inercial que tanto dificulta el proceso de migración a metas de inflación en Costa Rica.
Economista, E3 Corp.
[email protected]