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Un país singular

Rodolfo Piza | Miércoles 15 junio, 2016


Somos, pues, un país paradójico. Necesitamos garantizar los logros históricos (los señalados y el espíritu de convivencia), y encarar los retos, debilidades o desafíos que enfrentamos

Un país singular

Costa Rica es un país singular. Estamos entre los primeros países del mundo o de la América Latina en algunos campos:

1. En felicidad.
2. En índice de desempeño ambiental y en crecimiento turístico.
3. En producción de energía limpia.
4. No tenemos ejército.
5. Somos de los cinco países del mundo que mayor proporción del gasto público dedicamos a la educación, el que más rápidamente ha aumentado el gasto en educación y, además, de los que mayor proporción del PIB dedicamos a ese rubro (7,3% del PIB).
6. Estamos también entre los cinco países del mundo que mayor proporción del gasto público dedicamos a la salud (27% según la OMS).
7. Gastamos más en Justicia (1,6% del PIB) que la mayoría de los países del mundo.
8. Somos una “democracia plena” según el Índice de Democracia de The Economist (solo Uruguay en América Latina nos supera).
No nos va tan mal, ni tan bien, en crecimiento económico, ni en desarrollo humano; pero
1. No estamos entre los 100 mejores países en infraestructura.
2. En distribución de la riqueza estamos en el promedio de América Latina y entre los peores del mundo. La primera causa está asociada a la brecha educativa y a ese 60% de nuestros trabajadores (PEA) que no tiene bachillerato. La segunda causa, al crecimiento de algunos salarios públicos y a la disparidad de los mismos con los del sector privado (en esto último, sí somos originales).
3. La criminalidad ha aumentado a tasas de epidemia. En la OCDE quedamos únicamente mejor que México. Y aun así, tenemos más probabilidades de ser asesinados en San José, que en el Distrito Federal de ese país.
4. En desempleo, competimos con Colombia y Venezuela por los primeros lugares de desempleo de todo el continente americano.
5. En educación, ocho países de América Latina nos superan en escolaridad y no nos va nada bien en los indicadores de las pruebas PISA que miden calidad de la educación.
6. A pesar de nuestro índice de desempeño ambiental, somos un país con ríos y ciudades altamente contaminados.
7. En salud los indicadores y los servicios (consultas de especialistas, cirugías) crecen menos que la población y mucho menos que los gastos (hemos aumentado la ineficiencia), y tenemos cientos de miles de costarricenses en listas de espera.
8. Nuestra democracia flaquea en algunos indicadores (funcionamiento del Gobierno, capacidad de las autoridades de cumplir propuestas de campaña), lo mismo que nuestro Estado de derecho (tenemos juicios interminables y una tendencia a la criminalización de los procesos judiciales).
Somos, pues, un país paradójico. Necesitamos garantizar los logros históricos (los señalados y el espíritu de convivencia), y encarar los retos, debilidades o desafíos que enfrentamos.
La fórmula para enfrentar nuestras debilidades aumentando el gasto público no solo no ha sido exitosa (más bien, costosa), sino que enfrenta limitaciones evidentes (alto déficit fiscal, endeudamiento creciente). No es un problema cuantitativo, sino cualitativo. O eliminamos trabas y empezamos a hacer las cosas bien o terminaremos en la lista de países mediocres.

Rodolfo E. Piza Rocafort


 

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