Un jabón en polvo excelente
Carmen Juncos [email protected] | Lunes 22 febrero, 2010
Con Sumo
Un jabón en polvo excelente
Carmen Juncos
[email protected]
Los que ya hemos cumplido muchos años recordamos cuando la empresa Punto Rojo, hace unos 15 ó 16, sacó a la venta un jabón en polvo para lavadoras elaborado con una fórmula muy parecida a la del jabón de barra. La ropa blanca quedaba realmente blanca (sin necesidad de adicionarle otros productos químicos). Lamentablemente, no contó ese jabón con una estrategia de publicidad adecuada y, por desconocimiento, la gente no lo compraba al ver que no hacía tanta espuma como los detergentes. ¡Como si la cantidad de espuma fuera garantía de mejor limpieza! Dejaron de fabricarlo porque “no se movía”. Una verdadera lástima.
Compré en aquella oportunidad toda la existencia, en varios supermercados, asegurándome de tener ese magnífico jabón por el mayor tiempo posible. Sin embargo, claro, llegó el momento en que se me acabó. ¡Ojalá volvieran a fabricarlo!
Hoy que tenemos más conciencia de la necesidad de cuidar el ambiente, deberíamos contar con jabones como ese, que, además de no dañar tanto, blanquea las prendas sin necesidad de agregarle otros químicos contaminantes. Dejaríamos eso para casos esporádicos de manchas de grasa u otras muy difíciles de eliminar.
Los supermercados pueden cumplir una gran labor en esta necesidad que tenemos de tomar conciencia y cambiar de cultura, abundando en información sobre productos que contribuyan a cuidar el planeta, apoyando a los fabricantes que se decidan a cambiar, como lo hizo en aquel entonces Punto Rojo, aunque los consumidores no estuvieron preparados para comprender el beneficio.
Un jabón en polvo excelente
Carmen Juncos
[email protected]
Los que ya hemos cumplido muchos años recordamos cuando la empresa Punto Rojo, hace unos 15 ó 16, sacó a la venta un jabón en polvo para lavadoras elaborado con una fórmula muy parecida a la del jabón de barra. La ropa blanca quedaba realmente blanca (sin necesidad de adicionarle otros productos químicos). Lamentablemente, no contó ese jabón con una estrategia de publicidad adecuada y, por desconocimiento, la gente no lo compraba al ver que no hacía tanta espuma como los detergentes. ¡Como si la cantidad de espuma fuera garantía de mejor limpieza! Dejaron de fabricarlo porque “no se movía”. Una verdadera lástima.
Compré en aquella oportunidad toda la existencia, en varios supermercados, asegurándome de tener ese magnífico jabón por el mayor tiempo posible. Sin embargo, claro, llegó el momento en que se me acabó. ¡Ojalá volvieran a fabricarlo!
Hoy que tenemos más conciencia de la necesidad de cuidar el ambiente, deberíamos contar con jabones como ese, que, además de no dañar tanto, blanquea las prendas sin necesidad de agregarle otros químicos contaminantes. Dejaríamos eso para casos esporádicos de manchas de grasa u otras muy difíciles de eliminar.
Los supermercados pueden cumplir una gran labor en esta necesidad que tenemos de tomar conciencia y cambiar de cultura, abundando en información sobre productos que contribuyan a cuidar el planeta, apoyando a los fabricantes que se decidan a cambiar, como lo hizo en aquel entonces Punto Rojo, aunque los consumidores no estuvieron preparados para comprender el beneficio.