Un paso atrás
Natalia Díaz [email protected] | Jueves 12 marzo, 2020
Me di a la tarea de investigar el tema del inicio de las cooperativas de salud como actores en la prestación de los servicios dentro de la seguridad social.
Incursionan a finales de los ochenta bajo la presidencia ejecutiva del doctor Guido Miranda, quien, a pesar de ser un socialdemócrata confeso, se percató que el modelo único de servicios brindado por la Caja Costarricense de Seguro Social (C.C.S.S) podía tocar fondo en algún momento. Fue así como nacieron las primeras cooperativas que se fortalecieron en los años noventa, hasta llegar a cubrir a más de 500 mil personas del Gran Área Metropolitana (GAM); Barva de Heredia, Santa Ana, Tibás, entre otras. Posteriormente aparece la Universidad de Costa Rica (UCR) en los cantones de Montes de Oca y Curridabat, dando servicios en los Equipos Básicos de Atención Integral en Salud (EBAIS) de esos cantones.
Cuando la UCR decide retirarse de sus convenios con la C.C.S.S, entra la Universidad de Iberoamérica (UNIBE) a suplir esos servicios en forma exitosa. Recientemente, la C.C.S.S decide finiquitar este modelo mixto de atención, y reinicia la centralización asistencial a un costo anual superior.
Esta reciente medida ha generado un verdadero caos para los asegurados, pues la toma de muestras de laboratorio y la atención médica misma, es hoy día un tormentoso camino para quienes demandan los servicios en esos distritos.
Tengamos presente que cuando se creó la C.C.S.S, ésta no administraba ni clínicas ni hospitales, sino que se limitaba a pagar los servicios médicos a los hospitales de la Junta de Protección Social (JPS) en todo el país. Nació como una verdadera como una verdadera Caja recolectora de fondos.
Consideramos que las cooperativas y las universidades deben continuar siendo actores protagónicos como prestatarios de servicios de salud en la seguridad social, entre otros. Es un error volver al modelo centralizado que esta administración pretende. No es de recibo que, por un radicalismo ideológico trasnochado, se abandone un sistema exitoso, que ha llenado de satisfacción a sus usuarios y que, además, se ofrece a un menor costo para la C.C.S.S. Datos preliminares nos hablan de que se deberá desembolsar 4 mil millones de colones anuales más para suplir la atención que anteriormente suministraba la UNIBE.
Debemos cambiar el paradigma actual centralista e ineficiente.
Es inhumano que las personas que están al día con sus cuotas de la C.C.S.S, tengan que esperar meses, o incluso años, para ser examinadas por un especialista, o para un procedimiento diagnóstico, o ser sometidas a una cirugía intrahospitalaria.
Mediante planes pilotos, en forma paulatina, debemos migrar hacia un sistema donde, si el asegurado no es atendido por la C.C.S.S dentro de un plazo prudencial que podría ser de tres meses, él tendría el derecho para acudir a un centro médico alternativo, acreditado ante la CCSS, y resolver así su urgencia o su tratamiento requerido. Lo primero es la salud. La transformación deberá comenzar pronto.
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