Turquía molesta con el Papa
EFE | Lunes 13 abril, 2015
Turquía molesta con el Papa
El Gobierno turco ha llamado a consultas a su embajador en el Vaticano, en una reacción de protesta contra el empleo del término “genocidio armenio” por el papa Francisco en un discurso.
El embajador en el Vaticano, Mehmet Paçaci, fue llamado a consultas horas después de que Ankara convocara al nuncio papal y le entregara una nota de protesta, como primer paso de varias medidas de rechazo del discurso, informa la emisora NTV.
Durante una misa en memoria de la matanza de armenios a manos del Imperio otomano en 1915, celebrada en el Vaticano, el papa subrayó que la masacre “generalmente viene considerada como 'el primer genocidio del siglo XX” un término que Turquía rechaza tajantemente.
“La declaración del papa es extremadamente inoportuna porque premia el racismo en alza, y también en vista del momento elegido”, aseguró ayer el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, en un discurso recogido por el canal NTV.
En términos similares se expresó el titular turco de exteriores, a través de la red social Twitter. “La declaración del papa, que está desconectada tanto de los hechos históricos como de la base legal, es simplemente inaceptable”, asegura en su mensaje Mevlüt Çavusoglu.
“Las ceremonias religiosas no son lugar para alimentar el odio y la animadversión mediante alegaciones infundadas”, añadió en mensajes enviados desde Mongolia, donde se halla de visita oficial.
La primera reacción de Turquía consistió en convocar al nuncio papal en Ankara, Antonio Lucibello, para entregarle una nota de protesta.
Hablar de un genocidio armenio ha creado “desilusión y tristeza” en el Gobierno turco y “abre la vía a la pérdida de confianza”, señala la nota, recogida por el diario turco “Hürriyet”.
Las palabras de Francisco “se alejan de la verdad histórica” y reflejan solo la opinión de un bando, añade el texto.
Turquía ha lamentado las “consecuencias inhumanas” de las “deportaciones” masivas de los armenios durante la Primera Guerra Mundial, pero se niega categóricamente a utilizar el término “genocidio”.
La polémica se produce cuando faltan apenas 12 días para la conmemoración internacional del centenario del genocidio, el próximo 24 de abril.
Según estimaciones de distintas fuentes históricas, entre 1915 y 1923 fueron exterminados 1,5 millones de armenios, cifra que no incluye el medio millón que se vio forzado a la diáspora.
Las palabras del papa se produjeron durante el saludo inicial a las autoridades y fieles armenios que acudieron a la basílica vaticana para participar en una misa en la que se conmemoró el centenario del “martirio” de este pueblo.
Tras las tragedias de la centuria pasada, el papa opinó que “parece que la humanidad no consigue dejar de derramar sangre inocente, como si el entusiasmo surgido tras la Segunda Guerra Mundial estuviera desapareciendo y disolviéndose”.
“Parece que la familia humana rechaza aprender de sus propios errores causados por la ley del terror. Y así, aún hoy, hay quien trata de eliminar a sus semejantes con la ayuda del silencio cómplice de otros que permanecen como espectadores”, lamentó.
Francisco ha denunciado en múltiples ocasiones la “tercera guerra mundial por partes” que se vive en la actualidad, en un mundo marcado cotidianamente por “la locura de la destrucción” y por toda clase de “crímenes atroces y masacres sanguinarias”.
Una suerte de “genocidio” a nivel global que, como ya evidenciara el pasado setiembre en el osario italiano de Redipuglia, “está provocado por la indiferencia general y colectiva, por el silencio cómplice de Caín que exclama '¡A mí qué me importa!'”.
Tras pronunciar este mensaje, el pontífice procedió a celebrar la misa por el rito armenio, para lo que el templo vaticano se vio inundado por el humo del incienso y por antiguos cánticos de tradición oriental.
En su homilía, el papa refirió que “ante los trágicos acontecimientos de la historia humana, nos sentimos a veces abatidos” y que solo Dios puede paliar esa sensación.
“La maldad humana puede abrir en el mundo abismos, grandes, vacíos. Vacíos de amor, vacíos de bien, vacíos de vida. Y nos preguntamos: '¿cómo podemos salvar de estos abismos?'. Para nosotros es imposible, solo Dios puede colmar estos vacíos que el mal abre en nuestro corazón y en nuestra historia”, explicó.
Estambul
EFE