Todos a votar que nadie deje de hacerlo

Emilio Bruce [email protected] | Viernes 28 enero, 2022

Sinceramente

Falta tan solo una semana larga para que seamos convocados a emitir nuestro voto para elegir a las autoridades que habrán de dirigir el país en los próximos cuatro años.

No hay sustituto a la decencia, a la moralidad, a la experiencia, a la preparación y al equipo de trabajo que rodee a cada uno de los candidatos. Este no es concurso de simpatía. Estamos contratando capacidad y conocimiento, equipo y experiencia para enfrentar en moralidad los apremiantes problemas que vivimos. Esta decisión no puede ser exclusivamente emotiva, tiene que ser muy racional.

Costa Rica requiere de enfrentar pobreza y desempleo. Hay que recordar que la mejor medida social es darle trabajo a cada quien. Trabajo fuera del estado, trabajo bien pagado que permita a las familias satisfacer todas sus necesidades.

La generación de empleo depende de la reactivación económica. Hay que poner a Costa Rica a crecer económicamente de nuevo. Si la economía crece habrá empleo. Si la economía no crece con suficiente rapidez arrastraremos desempleo por más tiempo.

La formalización de la actividad económica y del empleo deben de emprenderse de manera frontal por medio de la simplificación de los procedimientos y la reducción de las cargas sociales. La simplicidad de procedimientos para formalizarse y la utilidad de ser formales en nuestros emprendimientos y trabajos son los mejores incentivos para lograrlo.

El empleo no puede venir de contrataciones del estado y de aumentar su número de empleados. El estado solo gasta y esos gastos deben ser cubiertos por tarifas e impuestos. Es insostenible el gasto estatal donde en exceso del 40% del presupuesto nacional se dispone para pagar deudas. Gastamos prácticamente dos por cada uno de ingresos. Esto es insostenible en las familias, en las empresas y también en el estado. No podemos gastar más en el estado. Los que hablan de crear nuevas instituciones o hacer crecer al estado desconocen o bien ocultan la grave realidad que vivimos. No más crecer los gastos públicos. Sí al crecimiento del empleo y de la economía privada. El sector privado es el que genera el verdadero y sostenible crecimiento que todos queremos. El sector privado paga cargas sociales, paga impuestos, genera puestos de trabajo y salarios para que vivamos todos. Los ataques al sector privado son cantos de sirena de quienes son enemigos de la propiedad privada, la democracia y la iniciativa individual. Hay que rechazarlos.

La educación de calidad es la senda de siempre a la superación nacional, a la movilidad social, al crecimiento de ciencia e industria, a la vida de calidad, de independencia y de conciencia individual. Personas educadas son personas conscientes de lo que pasa a su alrededor. La educación de calidad no es aumentar presupuestos. La educación de calidad es mejorar la capacidad didáctica a los profesores, es generar mejores programas y es re orientar los objetivos de nuestra educación pública. Aumentamos en el pasado los recursos dedicados a la educación y se destinaron a sueldos y salarios, pluses y privilegios. Que esto no vuelva a suceder nunca más. Mejoremos la educación, aumentemos el nivel de preparación de los estudiantes, eduquemos para el futuro que ya tenemos encima. Cerremos las brechas entre la educación urbana y la educación rural. Re orientemos las carreras universitarias que el país requiere. Optimicemos los recursos disponibles.

Aumentemos la eficiencia y la eficacia de cuanto hacemos por mejorar la educación. No educamos para el pasado, educamos para el futuro.

Atendamos las brechas sociales de ingreso, de educación, de vivienda. Una sociedad que marcha por la senda de la concentración del ingreso, de la ignorancia y de la tugurización está condenada a la violencia social generada por la injusticia. Una sociedad no puede ser exitosa solo para unos de sus ciudadanos. Si unos están bien es porque todos están bien. No más aumento del gasto público ni ampliación de brechas. El cuero ha de salir de las mismas correas y hay suficiente duplicación de competencias, desperdicio y gasto superfluo para atender todas estas exigencias.

La salud debe de ser fortalecida. Un examen severo debe cubrir a las instituciones dedicadas a brindar los servicios de salud. No más colas en atención primaria. No más demoras en las operaciones quirúrgicas y las citas de atención interna hospitalaria.

La seguridad debe de ser fortalecida. No es solamente la seguridad ciudadana la que debe de atenderse sino la lucha contra el crimen organizado. Allí en el mundo del narco se generan y se originan la gran mayoría de los crímenes de sangre y de otras naturalezas. La inteligencia policial debe de ser desarrollada, fortalecida y sofisticada. Si no conocemos el panorama en detalle estaremos perdidos. La infiltración del narco dentro de las estructuras de seguridad debe de ser eliminada.

La reforma del estado para reducir el número de instituciones, eliminar duplicaciones de competencias, desperdicio y gasto corrupto no debe de seguir esperando. El poder ejecutivo y los ministerios son ejecutivos y la existencia de numerosas directivas en las que el ministro es tan solo un voto debe de replantearse. Para deliberaciones está la Asamblea Legislativa, el Poder Ejecutivo es un poder administrador y ejecutivo no deliberante.

Para enfrentar esta problemática y resolverla no podemos elegir personas ligeras, ignorantes, sin equipo, solamente simpáticas que hablen bien y tengan una buena imagen. No es asunto de elegir por simpatías. Estamos contratando capacidades. Las personas para los puestos, no los puestos hechos para los amigos.

No nos confundamos, la elección no es sencilla para grandes masas. Por años ha sido la elección “un vacilón” y una parranda. Esto ha desnaturalizado la importancia crucial de la elección. Esta es una fiesta cívica nunca una bacanal.

Que nuestra elección sea la correcta. A votar por la libertad, la justicia, la democracia, un futuro promisorio de trabajo e iniciativa individual, el derecho y el bien. Viva Costa Rica.

Todos a votar que nadie deje de hacerlo

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