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Todo es igual, nada es mejor

Leopoldo Barrionuevo [email protected] | Sábado 13 agosto, 2011



ELOGIOS
Todo es igual, nada es mejor

Hace poco se cumplieron 75 años de un tango con letra y música de Enrique Santos Discépolo que escribiera en 1935, tiempos similares a los actuales de crisis, bronca y hambre que pintó una época que no creo nos haya servido de lección y nos hace preguntarnos si todo sigue igual o bien, si realmente valió la pena vivir sin aprender.
Su título es “Cambalache”, lo que en el Río de la Plata equivale a negocio de compra y venta de casa de empeño para ser rescatado por mucho mayor valor y que se acomoda en una vitrina, todo mezclado.
Decía, “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé/ en el 506 y en el 2000 también; / que siempre ha habido chorros (ladrones), maquiavelos y estafaos,/ contentos y amargaos, valores y dublé (imitación de joya sin valor)/. Pero que el siglo 20 es un despliegue de maldá insolente/ ya no hay quien lo niegue, /vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo, todos manoseos.”
“Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor/, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador./ Todo es igual, nada es mejor,/lo mismo un burro que un gran profesor;/ no hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualado/. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición/, da lo mismo que si es cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón./”
“Qué falta de respeto, qué atropello a la razón, cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón/… Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida y herida por un sable sin remaches, ves llorar la Biblia junto a un calefón.”
“Siglo 20 cambalache, problemático y febril/, el que no llora no mama y el que no afana (roba) es un gil (güevón), dale nomás, dale que va que allá en el horno nos vamo a encontrar, no pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao. Es lo mismo el que labura (trabaja), noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley.”
Hoy el alumno vale más que el maestro, el ladrón más que el policía, lo falso es verdadero, lo feo es hermoso y a la decencia la condenaron por pendeja.
Ni la bandera ni los símbolos patrios merecen respeto y a la autoridad se la llevaron presa. Cualquier pachuco se las da de gran señor y con cuatro tejas logra un puesto en una directiva o hacer carrera política que inaugura con un Armani de 4.000 dólares y una corbata de 300 que embadurna con el kétchup que le agrega a lo que denomina macarrones.
Discépolo produjo antes, en 1926, un anticipo: “Qué vachaché” (¿qué vas a hacer?) que lo estrenó Carlos Gardel, no así Cambalache que coincidió con su muerte y que no tenía desperdicio: ”Lo que hace falta es empacar mucha moneda,/vender el alma, rifar el corazón,/tirar la poca decencia que te queda../.Plata, plata, plata y plata otra vez./Así es posible que morfés (comás) todos los días,/tengas amigos, casa, nombre...y lo que quieras vos./
El verdadero amor se ahogó en la sopa: la panza es reina y el dinero Dios”.

Leopoldo Barrionuevo
[email protected]





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