Todo “Lobito” tiene su motor
Walter Herrera [email protected] | Martes 15 agosto, 2017
Los amantes del deporte conocen gran parte de la carrera deportiva de Ernesto “Lobito” Fonseca, atleta paralímpico y quien fue de los mejores pilotos que ha visto el Supercross del mundo.
Herediano envenenado y hermano mayor de tres hijos (Alejandra y Adrián), Ernesto celebra su Día de la Madre con la persona que le dio vida.
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Ana Catalina Rodríguez conversó con ACCIÓN sobre lo gratificante que es ser madre de tres hijos y nos relató un poco de la vida de Ernesto.
El 7 de marzo de 2006 la vida del atleta dio un giro. Un accidente en una práctica con su moto lo dejó en silla de ruedas.
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Sin embargo, su espíritu inquebrantable lo hizo salir adelante y su madre nos comparte cómo vivió todo el proceso.
ENTREVISTA
Ana Catalina Rodríguez
Madre de Ernesto “Lobito” Fonseca
1- Cuéntenos, ¿cómo era Ernesto de niño y adolescente?
Él nació entre adultos, entonces siempre fue una persona seria pero era un niño muy bueno y, vieras qué interesante, siempre le encantaba andar limpio, era y es muy vanidoso. Cuando se ensuciaba me veía con una carita y unos ojos y me decía “Mami, ¿esto lo podemos resolver?”, porque ensuciarse para él era una catástrofe. Cuando se preparaba para salir debía tener los zapatos perfectos y la ropa intacta, ahora sufre por ser tan perfeccionista.
2- Además del motocross, ¿qué otras actividades le gustaba hacer a su hijo?
Amaba los caballos, mi papá, que fue una figura muy importante para él, le enseñó a brincar como caballito. Ernesto se le acercaba a uno y lo pateaba y decía que el caballo estaba “chúcaro”.
Ya luego amó el fútbol como una locura, pero cuando comienza con las motos, deja de lado el fútbol. Me acuerdo que la directora del colegio me decía que era una pena que una persona con tanto talento dejara el fútbol de lado, pero siempre que podía jugaba.
También amaba el tenis, en temporada de motocross, cuando venía al país, jugaba de 8 a.m. a 5 p.m., todo el día.
Siempre ha tenido mucho talento en los deportes.
3- Como madre, ¿Cuál es el peor error que puede cometer con un hijo?
Dejarlo solo.
En la vida me enseñaron a ser autosuficiente y lo hice con mis hijos, iban a la escuela y venían solitos, tenían que aprender a defenderse y hacer todo ellos mismos. Hay que soltarles la cuerda pero hacerles saber que uno está atrás cuidándolos.
Los papás protegen demasiado a los hijos, a los míos les di la libertad para que resolvieran sus cosas.
4. ¿Hizo esta autosuficiencia que fuera más fácil salir adelante luego del accidente?
Cuando se da el accidente sucede una catástrofe, sentía que se me venía el mundo encima, y es algo que uno puede llorar todos los días si se pone a pensar en eso.
Con el pasar del tiempo me he dado cuenta de que soy muy tranquila y feliz porque él siempre tiene una manera para resolver las cosas y no se ofusca, eso me da una tranquilidad tremenda.
5. ¿Cómo hizo para superar la situación?
Por muchos años uno se siente bien, y luego al pensar lo que sucedió uno llora y se destroza. Había días en que salía contenta, feliz y luego me desmoronaba, pero me di cuenta de que ganas por sufrir hay muchas, pero al ver como este muchacho se levanta, se viste, busca la colonia o el suéter y veo su felicidad me digo “no tengo por qué llorar”.
Además, nunca, jamás, lo he escuchado llorar desconsoladamente, ha sido tan fuerte que ha entendido la situación y la superó. Uno lo supera poco a poco pero él me demuestra que no tiene límites.
6. ¿Qué le gustaría verlo cumplir?
Creo que tener una persona a la par. Sé que él amaría tener una familia. Esa ha sido mi bendición, mis hijos me han enseñado a ser feliz todos los días, todos son muy emprendedores, Adrián y Alejandra también. Pero entiendo que la vida no es sólo eso, hay mil maneras de ser feliz.