Tigo y Claro escogen Guatemala para prestar servicios regionales
Johnny Castro [email protected] | Viernes 27 mayo, 2016
(Ciudad de Guatemala). Prestar los servicios de cómputo en la nube a las entidades de Gobierno y empresas transnacionales de Centroamérica es más fácil y competitivo desde Guatemala que desde Costa Rica.
Esto quedó demostrado con el lanzamiento hoy del servicio Tigo Cloud Pro, en alianza con Microsoft Guatemala, país desde donde se ofrecerán servicios de respaldo de información, plataforma de aplicaciones y virtualización al resto de países del istmo.
“La infraestructura de telecomunicaciones de Guatemala ha venido creciendo mucho en los últimos años y nos brinda conexión a través de un telepuerto en el Atlántico y tenemos salida a Puerto Cortés en Honduras”, explicó Luis Carlos Torres, gerente regional de Servicios Cloud de Tigo.
Esta firma del área de servicios, que cuenta con unas 52 sucursales en la región centroamericana, cambió su centro de datos de Costa Rica a Guatemala, dejando un respaldo en caso de una eventualidad, señaló Torres.
De igual forma, el operador mexicano de telefonía celular Claro, decidió instalar su centro de servicios en la nube en Guatemala, a pesar de que estuvo analizando hacerlo en Costa Rica, y planea lanzar sus servicios en el próximo trimestre.
“Iniciamos en Guatemala el despliegue de servicios cloud, porque nuestra operación tiene mayor participación acá y fue nuestra punta de lanza, sin embargo, nuestra visión es siempre una estrategia regional de consolidación de soluciones”, expresó Jaime Matus, gerente regional de Mercadeo Corporativo de Claro.
Esto a pesar de que nuestro país es el segundo de Latinoamérica con mayor cantidad de centros de datos certificados bajo norma internacional Tier, por debajo solo de Brasil y superando a países como México o Chile.
Se trata de 14 facilidades de empresas como Codisa, ADN, HP; entidades financieras como el Banco Popular, Banco de Costa Rica, e instituciones públicas como el ICE y el INS (que cuenta con dos).
Problemas en la conectividad y continuidad de la infraestructura local de telecomunicaciones, producto de varias décadas de monopolio estatal, así como los altos costos de la energía eléctrica —principal insumo de un centro de datos— nos restan competitividad.