Ticos gastan ¢400 millones en las ferias
Silvia Pardo [email protected] | Miércoles 11 agosto, 2010
Contacto con el productor, frescura y precios encantan a visitantes
Ticos gastan ¢400 millones en las ferias
Tanto las ferias del agricultor tradicionales como las alternativas siguen atrayendo a ticos y extranjeros cada semana
Las Ferias del Agricultor movilizan un promedio de ¢400 millones por semana, para una cifra anual que supera los ¢20 mil millones.
Si bien su posicionamiento entre los costarricenses ha ido en aumento, nadie se explica cómo han logrado subsistir y multiplicarse, con la férrea competencia de las cadenas de supermercados, representan un verdadero fenómeno socioeconómico.
La primera de ellas abrió en 1979, en Zapote, y a la fecha funcionan unas 75, distribuidas en todo el país y administradas, en su mayoría, por organizaciones de productores.
Operan básicamente en vías públicas, un solo día por semana, y se ubican principalmente en la Gran Area Metropolitana; varían en tamaño desde los diez hasta los 500 puestos por feria, y en total congregan a casi 8 mil productores de todo el país.
Bien podría decirse que las ferias son un punto intermedio entre supermercados, verdulerías y abastecedores, en lo que se refiere a procesos de calidad y precios, y representan una fuente de balance nutricional para el costarricense.
Por su característica de ubicarse en sitios que garantizan una afluencia masiva de público, logran la participación de las diferentes clases sociales en un mismo espacio.
Para el productor la participación en las ferias ha significado diversificar sus cultivos. Sembrar para mantener una variedad de productos que satisfaga la demanda del público, así como vender directamente obteniendo un mejor precio, evitando el pago de patentes y elevados alquileres.
Entre las ferias que mezclan lo innovador con lo tradicional se encuentra la orgánica de Paso Ancho, que tiene una trayectoria de 11 años, y es buscada por quienes quieren una alternativa saludable, así como conocer a los productores e incluso visitar sus fincas.
Esta feria atrae a muchas personas, ya sean nacionales, extranjeros, profesionales o amas de casa, pero todas comparten la preocupación por los daños que los químicos pueden hacer al cuerpo y al ambiente.
Debido a esta demanda por productos orgánicos se recomienda llegar temprano a la feria (se inicia de 5 a.m., hasta las 11 a.m.), pues hacia las 7.30 a.m. ya la mayoría de los productos han sido comprados.
“Nos visitan ministros, representantes de organismos internacionales, personas que vienen desde lugares alejados, por nuestra exclusiva oferta de productos orgánicos certificados nacionales e internacionales”, explicó Mayra López, presidenta de la junta directiva de Orgánica S.A., que organiza esta feria.
Otra ventaja es que los precios se mantienen estables durante todo el año, y para quienes no pueden visitarla físicamente pueden adquirir sus productos en organicacostarica.com.
Una feria completamente innovadora es la Verde de Aranjuez, donde puede encontrar un espacio de unión entre consumidores y productores, de lo orgánico, artesanal, local, natural, a las actividades culturales y deportivas. Desde las 8 a.m. el Polideportivo de Aranjuez se convierte en un escenario de colores, olores y sabores, entre toldos de bambú con neumáticos y lonas reutilizadas.
Las frutas, las verduras, el deporte y el arte se unen en esta gran festividad del rescate de las tradiciones, las actividades deportivas así como artísticas, comprometidas con el ambiente fueron y serán las protagonistas del lugar.
“Es un lugar en el que se tienen las opciones que a veces cuesta encontrar, hay productos amigables con el ambiente, no solo para alimentarnos, sino también para otras necesidades”, dijo Tania Morales, de Mamá Ecológica, quien ofrece alternativas a los pañales desechables.
Sean cuales sean las razones por las que se visitan, las Ferias del Agricultor se mantienen vivas a pesar de la competencia.
Silvia Pardo
[email protected]
Ernesto Villalobos
[email protected]
Ticos gastan ¢400 millones en las ferias
Tanto las ferias del agricultor tradicionales como las alternativas siguen atrayendo a ticos y extranjeros cada semana
Las Ferias del Agricultor movilizan un promedio de ¢400 millones por semana, para una cifra anual que supera los ¢20 mil millones.
Si bien su posicionamiento entre los costarricenses ha ido en aumento, nadie se explica cómo han logrado subsistir y multiplicarse, con la férrea competencia de las cadenas de supermercados, representan un verdadero fenómeno socioeconómico.
La primera de ellas abrió en 1979, en Zapote, y a la fecha funcionan unas 75, distribuidas en todo el país y administradas, en su mayoría, por organizaciones de productores.
Operan básicamente en vías públicas, un solo día por semana, y se ubican principalmente en la Gran Area Metropolitana; varían en tamaño desde los diez hasta los 500 puestos por feria, y en total congregan a casi 8 mil productores de todo el país.
Bien podría decirse que las ferias son un punto intermedio entre supermercados, verdulerías y abastecedores, en lo que se refiere a procesos de calidad y precios, y representan una fuente de balance nutricional para el costarricense.
Por su característica de ubicarse en sitios que garantizan una afluencia masiva de público, logran la participación de las diferentes clases sociales en un mismo espacio.
Para el productor la participación en las ferias ha significado diversificar sus cultivos. Sembrar para mantener una variedad de productos que satisfaga la demanda del público, así como vender directamente obteniendo un mejor precio, evitando el pago de patentes y elevados alquileres.
Entre las ferias que mezclan lo innovador con lo tradicional se encuentra la orgánica de Paso Ancho, que tiene una trayectoria de 11 años, y es buscada por quienes quieren una alternativa saludable, así como conocer a los productores e incluso visitar sus fincas.
Esta feria atrae a muchas personas, ya sean nacionales, extranjeros, profesionales o amas de casa, pero todas comparten la preocupación por los daños que los químicos pueden hacer al cuerpo y al ambiente.
Debido a esta demanda por productos orgánicos se recomienda llegar temprano a la feria (se inicia de 5 a.m., hasta las 11 a.m.), pues hacia las 7.30 a.m. ya la mayoría de los productos han sido comprados.
“Nos visitan ministros, representantes de organismos internacionales, personas que vienen desde lugares alejados, por nuestra exclusiva oferta de productos orgánicos certificados nacionales e internacionales”, explicó Mayra López, presidenta de la junta directiva de Orgánica S.A., que organiza esta feria.
Otra ventaja es que los precios se mantienen estables durante todo el año, y para quienes no pueden visitarla físicamente pueden adquirir sus productos en organicacostarica.com.
Una feria completamente innovadora es la Verde de Aranjuez, donde puede encontrar un espacio de unión entre consumidores y productores, de lo orgánico, artesanal, local, natural, a las actividades culturales y deportivas. Desde las 8 a.m. el Polideportivo de Aranjuez se convierte en un escenario de colores, olores y sabores, entre toldos de bambú con neumáticos y lonas reutilizadas.
Las frutas, las verduras, el deporte y el arte se unen en esta gran festividad del rescate de las tradiciones, las actividades deportivas así como artísticas, comprometidas con el ambiente fueron y serán las protagonistas del lugar.
“Es un lugar en el que se tienen las opciones que a veces cuesta encontrar, hay productos amigables con el ambiente, no solo para alimentarnos, sino también para otras necesidades”, dijo Tania Morales, de Mamá Ecológica, quien ofrece alternativas a los pañales desechables.
Sean cuales sean las razones por las que se visitan, las Ferias del Agricultor se mantienen vivas a pesar de la competencia.
Silvia Pardo
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