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COLUMNISTAS


The Cochinilla Game

Natiuska Traña [email protected] | Martes 30 noviembre, 2021


Esta columna tiene spoilers y aunque iba a hablar de Fintech y de la nueva normativa para cannabis medicinal, me resultó más entretenido que tomemos otro tema. Tendremos más columnas para hablar de lo otro.

No sé si ya se sentaron un día de estos con Netflix y cayeron en “The Squid Games” o en español “Los juegos del calamar”. Yo caí un fin de semana en la trampa y la verdad la experiencia no fue tan grata como cualquiera lo espera de una serie de entretenimiento.

La serie surcoreana trata de un conjunto de seres humanos desesperados que se enrolan en un juego, donde si perdés, perdés la vida. Lo curioso, es que los juegos a los que se enfrentan, son juegos de niños, planteados de la forma más retorcida.

Lo doloroso de la serie, es que estas personas tienen una vida tan miserable que la mejor alternativa es arriesgar la vida para ganarse millones de wones que volver a sus mundos reales de deuda, donde la tortura es peor.

La serie es desgarradora, explícita, violenta y nos tira a la cara la realidad que muchos pueden vivir, que a veces no queremos reconocer. Pero lo más grave de todo y a lo que nos hace enfrentarnos esta serie es a la pregunta: ¿qué estás dispuesto a hacer por dinero? En la serie muchos están dispuestos a morir y a matar para tener una mejor calidad de vida, nada muy lejano a la realidad de muchos con sus distancias.

La crisis de la pandemia ha generado que los porcentajes de desempleo y pobreza aumenten en el mundo, con ello la desigualdad se ha acrecentado. Según la revista Forbes las fortunas de los más acaudalados en los Estados Unidos crecieron un 45% en este periodo, por eso la premisa de esta serie se mantiene vigente todos los días para muchos, a excepción para este sector.

Tropicalizándolo, con los eventos recientes que han ocurrido en el país, hemos presenciado un impacto severo a la institucionalidad, donde el sistema no ha demostrado la confianza y la transparencia que mantiene la democracia. Estamos siendo víctimas de un juego de poder que ha dejado de tener contrapesos y se ha colado la corrupción a tal grado que estamos perdiendo la confianza en los liderazgos políticos del país. Casi, casi que conformándonos y aceptando ya la corrupción por parte de los representantes de los poderes del Estado, incluso de cara a los candidatos de las próximas elecciones.

Tenemos la posibilidad de escoger un candidato que nos demuestre que puede existir un cambio y no aceptar por un hecho que los actos de corrupción son un tema que debe darse por sentado, debemos apelar a la conciencia colectiva y a la importancia de la probidad personal y la transparencia de la actividad gubernamental. La aceptación de estas conductas y la pérdida de confianza en las instituciones del Estado abren una puerta a los gobiernos de totalitarismo y a la pérdida de libertades que nos pueden llevar como consecuencia a aceptar la tesis de esta serie; mientras tengamos más interés en la política y la vida pública de nuestro país, menos tolerancia vamos a tener ante la corrupción. Ahora más que nunca es importante que no nos abstengamos de la participación electoral que es la forma de participación más elemental y saquemos el país adelante.

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