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Tejido social

Carlos Camacho [email protected] | Martes 03 abril, 2018


Tejido social

Después de una segunda ronda en los comicios, que nos ha dejado cerrar de nuevo un proceso electoral democrático, de una diversa índole de experiencias, toca ahora resumir y arrancar.

El problema económico se sintetiza en las primeras lecciones a resolver tres preguntas fundamentales: ¿el qué, el cómo y el para quién? Sin ser mi pretensión hoy hablar de economía estricto sentido, creo que la última de las preguntas nos será instrumental para abordar el tema que en el fondo parece oportuno unirnos a llamar. ¿Para quién? Por diversas que sean las ideologías unas y otras responden —de manera distinta por supuesto cada una— que el fin último es la sociedad y en esta la persona humana, según la concepción de cada quien.

Es fundamental que el tejido social se restablezca y se sane. Son muchas y muy profundas las heridas que se han causado, con la pasión de los temas que se abordaron en la campaña electoral, es fundamental, que para responder a la pregunta de para quién, tengamos un colectivo humano y una cohesión social, debidamente sanos para poder ser honestos al tratar de responder la interrogante diciendo que para la gran mayoría. Debemos abandonar, unos y otros las posturas extremistas asumidas, de recibo al calor de lo pasado, pero con necesidad que todos y cada uno desde lo más íntimo de su ser llegue primero a su paz interior, de esta se desprenderá la que debe volver a profesar a su familia, vecinos, barrio, lugares de trabajo y sociedad en su conjunto.

Hoy si algo sale bien o mal, no es para bien o mal de unos pocos, lo es y lo será para todos, desgraciadamente con una configuración regresiva como consecuencia de las abismales diferencias sociales que saltaron a la vista en el ardor de esta campaña. Es momento de darnos cuenta, que sin ánimo de exagerar somos un país que acaba de vivir una fuerte guerra, cruenta como todas, pues no distingue víctimas, hoy hay familias costarricenses que no hablan entre sí, por las opciones electorales asumidas por unos y por otros. Así no podremos construir. Debemos tender puentes de tolerancia, no con discursos sino con actos concretos, con acciones de reparación en lo que corresponda, en la de pedir disculpas que a nadie se le caen. Aprovecho para ofrecer las mías a quienes pudieran haberse sentido aludidos en contrariedad a las posiciones de mi ideología, tenía que hacer notar la mía, no pretendí nunca ofender a nadie, pero si lo hice, soy el primero en pedir disculpas sinceras a todos y cada uno de los que directa o indirectamente, por medios, redes sociales o conversaciones, haya expresado sin ánimo de herir, pero hiriera.

Quiero ver a Costa Rica, en plena conciencia que acabamos de dejar un campo de batalla, que en este a mero símil histórico, han quedado el valle de los caídos, asunto que debemos con dos renglones seguidos, el de la vergüenza de haber llegado ahí, así como la lección aprendida para nunca más volver a pasar por ahí, el primero me recuerda el Valle de los Caídos en España, el segundo la rigurosa conmemoración de los catalanes su 11 de setiembre que desde 1714, recuerdan la derrota de sus tropas en manos borbónicas, para recordar cómo no debe volver a ocurrir.

Debemos construir la respuestas de para quién pensando en la inclusión y no en la exclusión, pensando no en esta administración por iniciar sino en la generación por venir, debemos apoderarnos de manera valiente de nuestra historia, para que valiera la pena tanto tejido roto, solo lo haremos valer, por nuestra capacidad regenerativa del mismo, debemos probar que no somos una sociedad enferma, sino vital, joven y que se rebela a la resignación del statu quo, pero con motivos loables, no contra personas, o temas sacados de la justa dimensión y propios contexto. En mi criterio, no se puede haber llegado aquí, no se puede pasar por esta vivencia sin que aprendamos a perdonarnos y a dialogar, de manera pausada, a la más tradicional usanza que hizo a Costa Rica un país singular en el mundo. Si no logramos esto los perdedores hemos sido todos, la respuesta a la pregunta de para quién, quedará siendo la triste condición de que será para unos pocos, quizá siempre los mismos.

Hoy toca ver adelante, esta conscientes que somos una sola nación, una sola identidad nacional, tan diversa que en eso consiste nuestra riqueza, que de este crisol podemos sacar lo mejor del ser costarricense, siendo este el punto de partida para una tarea verdaderamente gigantesca que nos tocará pasar juntos. Una casa dividida es una casa débil, los tiempos que se avecinan en especial para curar la economía no van a ser sencillos, tenemos la opción de pasarlos abrazados con sentido de unidad, o aparte del dolor de la curación económica tendremos entuertos mayores resultado de falta de cohesión para enfrentarlo.

Vamos juntos a empezar este camino, construyamos la Costa Rica que todos soñamos, que, aunque de manera diversa está demostrado, tenemos más en común que lo que creemos y así como hemos sido vehementes para hasta llegar a odiar, seamos apasionados para volvernos a amar. Vamos a enarbolar la roja de los ticos, la bandera que nos une, no solo para el Mundial, sino que debe unirnos para trabajar cada día desde la trinchera que nos ha tocado y hacerlo con excelencia, así saldremos adelante y la respuesta a la pregunta será en verdad para la gran mayoría en especial de las futuras generaciones.

El Presidente debe encabezar este movimiento de sanar las heridas, pero todos debemos hacerlo en nuestro metro cuadrado.

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