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Tareas pendientes

Jonathan Prendas [email protected] | Lunes 14 febrero, 2022

Prendas

Jonathan Prendas

Diputado Nueva República

La noche todavía está oscura. A pesar de que algunos sectores quieren hacernos creer que el país va por la senda correcta, la verdad es que esa no es nuestra realidad. Los costarricenses vemos con preocupación el crecimiento de la inflación y del tipo de cambio, advertimos el enorme peso del déficit fiscal, de la deuda y los serios atrasos en obras de infraestructura vial.

De acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor, la inflación experimentó el mes pasado una variación interanual de 3,5%, la cifra más elevada de los últimos siete años, y con esto se situó a solo 0,5 puntos porcentuales de alcanzar el límite superior del rango de tolerancia determinado por el Banco Central. El encarecimiento de los precios ha sido especialmente visible en la electricidad y el alquiler de casas.

La inflación tiene un impacto tan poderoso en la economía como los impuestos; incluso con efectos más profundos. Aparece sin necesidad de recibir la aprobación del Congreso, y golpea especialmente a los pensionados, a los trabajadores, a los exportadores y a quienes ahorran.

Hay que ponerle el ojo al tipo de cambio por su estrecha relación con otros fenómenos, como la demanda de divisas –que ocurre debido al aumento de las materias primas- y la lenta recuperación del sector turístico. Sus variaciones, como ocurre con la inflación, obedecen a distintos factores; y aunque son síntomas cuya interpretación es motivo de controversia, impactan sobre el costo de la vida –una de las mayores preocupaciones de los costarricenses- y la competitividad del país.

Adicionalmente, Costa Rica debe hacer más esfuerzos por controlar su déficit, que alcanzó el 5,18% al finalizar el 2021. La relación de la deuda sobre el PIB alcanzó el 70,3% en ese mismo período, lo cual supone que todavía el país tendrá que enfrentar uno de sus grandes retos en el pasado reciente: limitar el crecimiento en el pago de los intereses.

La construcción de obra pública, uno de los factores que contribuyen con los procesos de reactivación económica, también está comprometida. Como consecuencia de Cochinilla y la inacción del gobierno, el año pasado se canceló la adjudicación para modernizar la radial entre Lindora y Belén, para la cual hoy no existen recursos disponibles.

Están retrasadas las mejoras al puente sobre el río Virilla en la ruta 32 y el llamado cruce de Doña Lela, que ya estaba paralizada antes de que estallara el sonado caso de corrupción, y están en veremos las obras para eliminar los semáforos en Circunvalación, en los Hatillos.

De igual forma, marchan con atraso los proyectos de Circunvalación Norte, la ampliación de la ruta 32 y la modernización de los trayectos Barranca-Limonal y Limonal-Cañas, y siguen pendientes de definir los trabajos para ampliar la ruta 27 y la eterna vía a San Carlos.

Ante estos enormes retos del país, Nueva República continuará aportando ideas y proyectos. Se los recordaremos al futuro presidente y seguiremos aportando soluciones desde la Asamblea Legislativa. La noche todavía está oscura, y eso no es lo que nos merecemos los costarricenses






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