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Sumar por Costa Rica

Leiner Vargas [email protected] | Martes 06 febrero, 2018


Reflexiones

Sumar por Costa Rica

Al igual que en Francia, Costa Rica ha decidido que quiere un Presidente joven, para que conduzca los derroteros del país entre este 2018 y 2022. Es un enorme desafío para quien gane la elección en abril próximo enfrentar la dura y difícil tarea de gobernar en minoría y cargar con las grandes expectativas y desafíos de nuestro pueblo. Sin duda alguna, los temas de empleo, seguridad, infraestructura, calidad de la educación y sobre todo, reducir la corrupción y el clientelismo, sumados a la necesidad de unir la familia costarricense sobre temas tan polémicos como el derecho a la vida o el concepto de familia en este siglo XXI, serán de agenda obligada. Ahora bien, quienes están en segunda ronda electoral tienen la palabra, ya no se vale decir, ¿qué se quiere hacer?, deben decirnos, el ¿cómo? y sobre todo, ¿con quiénes lo van a hacer?

Los electores costarricenses han derrotado el temor de los extremos que fueran una ilusión en la campaña anterior, han castigado fuertemente a las propuestas extremas del Frente Amplio, que claramente no estaba preparado para ser una fuerza política grande en la Asamblea Legislativa y el otro gran perdedor fue el Movimiento Libertario, que perdió su presencia política y claramente, está condenado a su desaparición. El soberano quiere un gobierno de unidad nacional, que refleje una nueva forma de hacer gobierno y exige, de los actores políticos con presencia en el nuevo congreso, la capacidad para hacer alianzas y negociar, la capacidad para trascender el revanchismo y la pelea callejera, la capacidad para integrar y no dividir más a la sociedad costarricense. Definitivamente, vivimos otras épocas, somos un pueblo más maduro y mucho más sensato, somos un pueblo que aspira a una democracia más fuerte, somos un país diferente.

Si bien los partidos del siglo XX están presentes y son fuerzas políticas importantes, la realidad política ha cambiado dramáticamente. El país y sus instituciones requieren cambios urgentes, para atender el grito de la ciudadanía, que aspira a una sociedad más inclusiva y solidaria y a una democracia participativa. Estamos a solo dos meses de las elecciones finales de segunda ronda y como decimos en Grecia, la moneda está en el aire. No será fácil para el candidato ganador de Restauración Nacional formar un equipo serio y sólido que le dé confianza al electorado costarricense de cara a la segunda ronda electoral, pero tampoco, será fácil para el segundo lugar y candidato oficialista del Partido Acción Ciudadana, quitarse de encima el cuestionado accionar ético del gobierno y de buena parte de la fracción legislativa. Unos y otros, tendrán la difícil tarea de conquistar la credibilidad de los ciudadanos este 1° de abril del 2018.

He de recordarles como economista que el país enfrenta un desafío enorme para recuperar la credibilidad de la comunidad financiera internacional, que se requiere una reforma fiscal progresista urgente, que no socave las bases de un estado comprometido con los ciudadanos de menores ingresos y con la educación pública, la salud y la seguridad ciudadana. He de recordarles que se requieren grandes ajustes en las instituciones públicas como el ICE, la Caja Costarricense de Seguro Social y Recope. Debo recordarles también, que al país le urge que avancemos en materia de infraestructura y que la seguridad ciudadana requiere medidas urgentes para atender la criminalidad creciente y en particular, el crimen organizado.

A pesar de todo, soy optimista, la grandeza de un pueblo se mide cuando tiene enfrente sus más grandes desafíos. Estoy seguro que podemos vivir mejor y tener un país mejor. Cada día que miro a mis estudiantes y sus grandes ilusiones y proyectos en las aulas universitarias, soy convencido de que tenemos un futuro mejor y que debemos confiar que nuestros jóvenes asuman con entusiasmo su compromiso con la patria. Tomemos con prudencia las decisiones que tendremos que tomar en abril próximo, seamos cautos pero también coherentes con lo que ha sucedido en febrero. Nadie tiene derecho a pisotear a sus contrincantes, por el contrario, la gran tarea es sumar con respeto y sinceridad. Ni unos ni otros dejaremos de ser costarricenses por el resultado de una elección, si queremos sacar adelante al país, debemos quitar las etiquetas que nos separan, poner la bandera de Costa Rica de frente y sumar.

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