Sinceramente
Emilio Bruce [email protected] | Viernes 16 junio, 2023
En defensa de la república y la democracia
Muchas personas han expresado temores de que el comunismo se establezca en nuestro país y llegue a gobernar nuestras instituciones y nuestra democracia. Muchas personas de la misma manera han expresado su angustia de que la extrema derecha antidemocrática logre otro tanto. Tienen razón quienes así temen, los extremos son muy preocupantes, pero el mayor peligro reside en el proceso de destrucción de nuestras instituciones desde adentro por algunos responsables de garantizar la continuidad institucional y el ejercicio democrático en Costa Rica. No debemos olvidar que el respeto entre los costarricenses y sus autoridades y entre ellas mismas es la ruta de tránsito de los grandes logros de país.
Cuando autoridades de uno de los tres poderes desarrollan una actividad de sabotaje de la credibilidad de uno de los poderes, cuando utilizando el poder de convocatoria que le otorga su alta posición ataca al Poder Judicial un día y al Poder Legislativo otro, la república está siendo vulnerada no por comunistas o por fascistas sino por autoridades.
Los poderes están diseñados para construir juntos, nunca para destruirse unos a otros. El modelo de frenos y contrapesos, más actual hoy que nunca, debe de ser fortalecido cada día por los actores políticos del país y jamás debilitado por nadie. Nada raro sería que los que hoy buscan avasallar a uno u otro poder encuentren en la división de poderes, en los frenos y contrapesos, en las leyes de administración pública y en la Constitución de Costa Rica sus herramientas y garantías de supervivencia civilizada en el mañana.
El agredir a la fracción del Frente Amplio un día sí y otro también nos deja a todos los demócratas en estado de preocupación. Son diputados electos de Costa Rica. Pertenecen estos legisladores a uno de los tres poderes. Gozan los diputados de inmunidad para expresar sus opiniones en plenario. Representan los legisladores a un estimable grupo humano de nuestra nación. Podemos pensar diferente a ellos, votar en contra de sus proyectos, pero su legitimidad está por encima de cualquiera duda y de cualquier cuestionamiento. ¿A qué conduce todo esto sino a deteriorar las instituciones republicanas? ¿Qué sentido tiene el agredir al parlamento si no es con el propósito de debilitar al mismo? Mi preocupación resulta de que históricamente la polarización conduce a la violencia y a la destrucción de las instituciones republicanas y de la democracia. ¡Los costarricenses no queremos la destrucción de nuestra república ni de nuestra democracia que tanto ha costado construir! Pagaríamos muy caro por destruir el estado de la legalidad y las instituciones republicanas.
Muchas personas justifican la agresión señalando que son comunistas, como si no fuera del todo legítimo ser ahora comunista en Costa Rica. Primero podrán perseguir a los comunistas, luego a los socialdemócratas, luego a otros partidos de izquierda, al final si no les defendemos en su condición de costarricenses y en su condición de diputados de esta república estaremos absolutamente solos, no habrá quien nos ayude o proteste por nosotros cuando también nos agredan.
No hacen bien las autoridades en levantar la voz y buscar desestabilizar las instituciones que juraron defender y las leyes y la constitución que en la toma de posesión y en el juramento se comprometieron a garantizar y fielmente cumplir.
Todos los poderes tienen problemas y viven dificultades. La justicia en el país es no es pronta, la fiscalía en medio de sus limitaciones presupuestarias y de personal investiga lentamente y muchas imperfecciones se han cometido. Muchas veces podemos observar justicia que no es cumplida en los plazos razonables que todos querríamos. Críticas las conocemos, pero y las soluciones, ¿dónde están las soluciones de quienes solo critican?
Cuando hay acuerdo los procesos legislativos son muy rápidos y efectivos, pero no podemos esperar ausencia permanente de discrepancias en los diputados. Acuerdos y desacuerdos son lo normal en democracia, es lo esperable en un grupo de personas en las que hay representantes de los más variados cantones del país y de los orígenes menos homogéneos, así como de sus distintas perspectivas y formas de pensar y actuar. No se agrede a personas por pensar diferente, no se agrede a personas por ser fieles a sus convicciones. Otro es el papel constitucional de quien censura a estos y a aquellos. El papel de la cara y cabeza del país es el de generar unidad nacional y generar concordia entre los costarricenses.
Espero que comprendan su papel las autoridades de todos los poderes. Espero que las autoridades de todos los poderes se respeten mutuamente. Espero que la unidad entre funcionarios y jerarcas de los poderes de la república logren sacar adelante su tarea. El que ataca es generalmente, tarde o temprano, atacado. Estamos para construir no para estarnos atacando. Hay que privilegiar las coincidencias y seguir para adelante.
Hay que crear el ambiente y las condiciones de unidad de los costarricenses para construir y construir. El futuro es nuestro si logramos esta unidad nacional y el entendimiento de la conveniencia de metas y objetivos propuestos. La polarización generada en Alemania en los años 30s por algunos partidos políticos acabó en la peor dictadura que el mundo haya vivido. Espero que experiencias así sigan relegadas a los libros de historia y a los archivos del pasado remoto. No se juega con fuego jamás.
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