Siempre preguntamos: ¿quién supervisa a Suárez? Cero respuestas
Gaetano Pandolfo [email protected] | Lunes 31 julio, 2023
¿Recuerdan cuando al estadio Ricardo Saprissa le iban a poner un candado y cerrarlo por deudas, pésima administración y otras yerbas aromáticas?
Fue cuando Hernán Medford se conectó con Jorge Vergara y el San Nicolás tapatío inundó de dólares La Cueva de Tibás y se solventó el problema.
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Exactamente igual estaba la Federación Costarricense de Fútbol al terminar la primera vuelta de la eliminatoria mundialista. Quebrada económicamente, al garete, con un Ejecutivo monolítico, dominado por el presidente Rodolfo Villalobos, con fuga de patrocinadores, a las instalaciones del Proyecto Gol, le tenían listo el candado para cerrar el chinamo.
Lamentablemente para el fútbol costarricense y esto lo hemos analizado en otras Notas, se logró la clasificación al Mundial en Qatar y el jerarca de la Casa de los Sustos, se trepó al ventilador y repartió billete.
El premio millonario de la FIFA por la clasificación a Qatar, sirvió para que los representantes de las ligas afiliadas a la Federación fueran a pasear a Qatar tranquilos, se cancelaron favores, la piñata alcanzó para llenar billeteras de los incondicionales y fue en ese momento de euforia y locura ciega por la clasificación, que Rodolfo Villalobos, tomó la decisión más irresponsable de su nefasta gestión.
Entregó el poder al técnico Luis Fernando Suárez y le dio mano libre para que, sin ninguna supervisión, hiciera lo que le diera la gana.
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Un primer engaño fue contratar a la selección de Nigeria, representada por la agencia de los hermanos Pachón para el juego de despedida de la Tricolor. Los colombianos nos mandaron la Juvenil.
Luego vino el juego en Irak, que dejó en paños menores al técnico Suárez, cuando se “descubrió” que su representante era hermano del agente que organizó el partido. Al cancelarse el juego, se hizo evidente que a algunos “cocos” de la Federación y del cuerpo técnico se les cayó un negocio de miles de dólares. El jefe de la delegación, Juan Carlos Rojas, perdió el habla en la frontera y delegó en don Rodolfo, la novela que dramatizó para salvar la torta.
Siguió el 7-0 ante España y desde ese día, en esta Nota, no dejamos de preguntar, quién o quienes supervisaban el trabajo del entrenador. Con quién o quienes se reunía antes y después de los juegos, para analizarlos. Nadie dijo nada, ni los colegas que daban cobertura al evento.
Bueno, la respuesta llegó tarde pero de manera contundente: la dio Rónald Gómez.