San José bonito, es posible
Natasha Cambronero [email protected] | Lunes 23 agosto, 2010
Criterio arquitectónico debe coincidir con voluntad política para sacar a la capital de la barbarie urbana
San José bonito, es posible
Construir la nueva Casa Presidencial y la Asamblea Legislativa en las inmediaciones del Parque Nacional sería el primer paso
La posibilidad de que la Asamblea Legislativa migre de Cuesta de Moras rumbo a Zapote, a un oficentro tipo call center, abrió una vieja herida sobre la planificación urbana de la capital.
Tras la orden de desalojo girada por el Ministerio de Salud a tres edificios de la actual sede del Primer Poder de la República, urbanistas, arquitectos y políticos del país reclaman con ímpetu transformar San José de una vez por todas en una ciudad ordenada.
Como parte de este proceso, no solo luchan para que estéticamente luzca bien, sino para que además sea eficiente en transporte y en el uso de otros recursos.
Para ello, abogan por revivir varias propuestas que no han saltado del papel.
Específicamente, planteamientos como el Programa de Planificación Regional Urbana de la Gran Area Metropolitana (Prugam), apoyado por la presidenta Laura Chinchilla; así como la propuesta para desarrollar un Anillo de Renovación Urbana de San José y, más temprano aún, el que desde la década de 1970 propuso el urbanista Eduardo Jenkins, la creación de un Centro Cívico Nacional, cuyo defensor actual es el ex presidente Oscar Arias.
El común denominador de los proyectos es invertir en un centro de San José en el que los edificios que albergaran a los Poderes del Estado sean engarzados entre sí a través de bulevares y ciclo vías; dentro del cual los ciudadanos utilicen sistemas de transporte eficiente y menos contaminante.
“De hecho el proyecto del arquitecto Jenkins nació de una propuesta hecha por Felo García y Jorge Bertheau, a finales de los años 50. Ellos plantearon rehabilitar todos los centros de manzana (pulmón o espacio rescatado para el uso público o el esparcimiento) de la capital, para darle un respiro. La Plaza de la Cultura nació de ese proyecto”, explicó Abel Salazar, consejero de la Unión Internacional de Arquitectos.
Quienes abogan por reestructurar San José cuestionan la poca convicción de anteriores gobiernos en promover planes de largo plazo y que más bien se han enfocado en enmendar el problema con simples parches.
Un vivo ejemplo de estas ocurrencias fue el traslado de la sede de la Casa Presidencial a Zapote, medida que pretendía ser temporal, sin embargo, han pasado 24 años y aún no se tiene un plan concreto de dónde se ubicará el nuevo inmueble.
El temor de que ocurra lo mismo con el plenario volvió a traer a la mesa el plan de ubicar tanto al Poder Ejecutivo como el Legislativo en las inmediaciones del Parque Nacional, proyecto que pretendía desarrollarse en la segunda administración Arias Sánchez, y como ejecutor fue designado Francisco Antonio Pacheco, ex presidente del Congreso pasado.
“El nuevo edificio de la Asamblea Legislativa está financiado totalmente ($97 millones), hay opciones de compra del 75% del terreno ubicado al costado oeste del Parque Nacional. No entiendo qué pasa; el Estado está gastando más de $100 millones para un edificio del Instituto Costarricense de Electricidad, $120 millones para la Sutel, y la Asamblea Legislativa que es la que representa al pueblo de Costa Rica como que está relegada”, dijo Pacheco.
En cuanto a la idea de regresar la Casa Presidencial a Cuesta de Moras, Arias dejó negociado un crédito con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por $38 millones y alcanzó apenas a colocar la placa en el parqueo donde se pretende levantar la sede del Ejecutivo. Esta acción desató fuertes críticas mediáticas en su contra, que hicieron perder de vista el propósito original de la idea.
Si bien a la fecha no existen planes a largo plazo para ordenar la capital, en los últimos años se han realizado algunos esfuerzos aislados, como la construcción de los bulevares de la avenida central y el de la Unión Europea, así como la renovación de los parques Morazán y Nacional, y la reconstrucción del Paseo de los Damas, impulsados por Johnny Araya, alcalde josefino.
Araya coincide con la necesidad de desarrollar el proyecto del Centro Cívico Nacional, pues no solo concentraría las sedes de todos los poderes de República sino que también impulsaría el turismo en San José.
“En el sector cercano al Parque Nacional hay suficiente espacio para construir nuevos edificios y además para rescatar los que son patrimonio cultural. La Casa Presidencial y algunos de los ministerios e instituciones gubernamentales de mayor significado deberían planificar su traslado a este espacio”, afirmó Araya.
Pese a que existe la voluntad política, arquitectos y urbanistas señalan que esta no ha sido suficiente, pues para darle a San José una identidad propia se necesita una inversión más robusta y un proyecto a largo plazo de lo que se quiere realizar.
Para los expertos la explicación es sencilla, las causas de que tengamos una ciudad capital tan desaliñada y gris, son la falta de planificación y la maraña legal con que topan quienes intentan cambiarla.
Asimismo, abogan por un San José moderno, que no solo rescate su valor patrimonial y cultural, sino que considere al ser humano como centro del desarrollo.
Natasha Cambronero/Ernesto Villalobos
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San José bonito, es posible
Construir la nueva Casa Presidencial y la Asamblea Legislativa en las inmediaciones del Parque Nacional sería el primer paso
Tras la orden de desalojo girada por el Ministerio de Salud a tres edificios de la actual sede del Primer Poder de la República, urbanistas, arquitectos y políticos del país reclaman con ímpetu transformar San José de una vez por todas en una ciudad ordenada.
Como parte de este proceso, no solo luchan para que estéticamente luzca bien, sino para que además sea eficiente en transporte y en el uso de otros recursos.
Para ello, abogan por revivir varias propuestas que no han saltado del papel.
Específicamente, planteamientos como el Programa de Planificación Regional Urbana de la Gran Area Metropolitana (Prugam), apoyado por la presidenta Laura Chinchilla; así como la propuesta para desarrollar un Anillo de Renovación Urbana de San José y, más temprano aún, el que desde la década de 1970 propuso el urbanista Eduardo Jenkins, la creación de un Centro Cívico Nacional, cuyo defensor actual es el ex presidente Oscar Arias.
El común denominador de los proyectos es invertir en un centro de San José en el que los edificios que albergaran a los Poderes del Estado sean engarzados entre sí a través de bulevares y ciclo vías; dentro del cual los ciudadanos utilicen sistemas de transporte eficiente y menos contaminante.
“De hecho el proyecto del arquitecto Jenkins nació de una propuesta hecha por Felo García y Jorge Bertheau, a finales de los años 50. Ellos plantearon rehabilitar todos los centros de manzana (pulmón o espacio rescatado para el uso público o el esparcimiento) de la capital, para darle un respiro. La Plaza de la Cultura nació de ese proyecto”, explicó Abel Salazar, consejero de la Unión Internacional de Arquitectos.
Quienes abogan por reestructurar San José cuestionan la poca convicción de anteriores gobiernos en promover planes de largo plazo y que más bien se han enfocado en enmendar el problema con simples parches.
Un vivo ejemplo de estas ocurrencias fue el traslado de la sede de la Casa Presidencial a Zapote, medida que pretendía ser temporal, sin embargo, han pasado 24 años y aún no se tiene un plan concreto de dónde se ubicará el nuevo inmueble.
El temor de que ocurra lo mismo con el plenario volvió a traer a la mesa el plan de ubicar tanto al Poder Ejecutivo como el Legislativo en las inmediaciones del Parque Nacional, proyecto que pretendía desarrollarse en la segunda administración Arias Sánchez, y como ejecutor fue designado Francisco Antonio Pacheco, ex presidente del Congreso pasado.
“El nuevo edificio de la Asamblea Legislativa está financiado totalmente ($97 millones), hay opciones de compra del 75% del terreno ubicado al costado oeste del Parque Nacional. No entiendo qué pasa; el Estado está gastando más de $100 millones para un edificio del Instituto Costarricense de Electricidad, $120 millones para la Sutel, y la Asamblea Legislativa que es la que representa al pueblo de Costa Rica como que está relegada”, dijo Pacheco.
En cuanto a la idea de regresar la Casa Presidencial a Cuesta de Moras, Arias dejó negociado un crédito con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por $38 millones y alcanzó apenas a colocar la placa en el parqueo donde se pretende levantar la sede del Ejecutivo. Esta acción desató fuertes críticas mediáticas en su contra, que hicieron perder de vista el propósito original de la idea.
Si bien a la fecha no existen planes a largo plazo para ordenar la capital, en los últimos años se han realizado algunos esfuerzos aislados, como la construcción de los bulevares de la avenida central y el de la Unión Europea, así como la renovación de los parques Morazán y Nacional, y la reconstrucción del Paseo de los Damas, impulsados por Johnny Araya, alcalde josefino.
Araya coincide con la necesidad de desarrollar el proyecto del Centro Cívico Nacional, pues no solo concentraría las sedes de todos los poderes de República sino que también impulsaría el turismo en San José.
“En el sector cercano al Parque Nacional hay suficiente espacio para construir nuevos edificios y además para rescatar los que son patrimonio cultural. La Casa Presidencial y algunos de los ministerios e instituciones gubernamentales de mayor significado deberían planificar su traslado a este espacio”, afirmó Araya.
Pese a que existe la voluntad política, arquitectos y urbanistas señalan que esta no ha sido suficiente, pues para darle a San José una identidad propia se necesita una inversión más robusta y un proyecto a largo plazo de lo que se quiere realizar.
Para los expertos la explicación es sencilla, las causas de que tengamos una ciudad capital tan desaliñada y gris, son la falta de planificación y la maraña legal con que topan quienes intentan cambiarla.
Asimismo, abogan por un San José moderno, que no solo rescate su valor patrimonial y cultural, sino que considere al ser humano como centro del desarrollo.
Natasha Cambronero/Ernesto Villalobos
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