Repare las ventanas rotas
Karla Chaves [email protected] | Miércoles 12 julio, 2017
En 1969 se originó un experimento social de la Universidad de Stanford. El resultado evolucionó a una teoría que ha sido puesta a prueba en distintos contextos: Dos autos fueron abandonados, uno en barrio problemático y otro en uno acomodado.
El primero rápidamente fue sujeto de vandalismo, muy pronto perdió todo valor. El segundo automóvil se mantuvo intacto, hasta que, como parte de la prueba se le quebró una ventana.
Fue entonces que empezó el mismo proceso de deterioro que sufrió el del barrio problemático. No se trata de un problema de pobreza, es algo que tiene que ver con la psicología humana.
Como conclusión, se determinó que una buena estrategia para prevenir el vandalismo y el deterioro, es arreglar los problemas cuando aún son pequeños. En nuestras empresas esto aplica a las aceras sucias, tubos que gotean, máquinas viejas apiladas, archivos empolvados, y desde mi punto de vista, también a las relaciones con nuestros colaboradores.
No arreglar las cosas en el momento se percibirá como desinterés y esto debilitará nuestra percepción de confianza, pertenencia y nuestras reglas de buena convivencia. Cualquier situación contribuirá a ¨ensuciar¨ el entorno laboral y escalará a niveles poco sanos para todas las partes, pues la falta de atención se interpreta como que a nadie le importa que algo vaya mal.
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¿Le ha sucedido que evita toparse con un compañero en el ascensor o la soda? Esa es una ventana rota.
¿Como jefe ha elegido no llamar la atención a un subalterno y ha optado por asignarle tareas de menor importancia? Esa es una ventana rota.
¿Ha visto comportamientos en contra de los valores de la organización, pero siempre hay otras prioridades que atender? Esa es una ventana rota.
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¿Sabe que un compañero roba o no cumple su trabajo a consciencia, pero no desea involucrarse en el problema? Esa es una ventana rota.
¿Ha oído siempre que los ticos evitamos el conflicto, entonces mejor ¨me hago el buena gente¨? Esa es una ventana rota.
No importa el tamaño de la organización, repare las pequeñas fallas antes de que se vea frente a un auto destartalado y sin valor alguno, preguntándose, ¿cómo llegamos hasta acá?. No hay que perder de vista el valor de un buen clima interno y de la comunicación para la atracción y retención del talento pues el costo organizacional de las ventanas rotas podría afectar significativamente el desempeño de la empresa.
Karla Chaves Brenes
Emprendedora y Directora
Próxima Comunicación y Relaciones Públicas
83326109