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Reflexiones: ¿Por qué no crecemos?

Leiner Vargas [email protected] | Martes 29 diciembre, 2015


 El principal escollo está en el MOPT, pero es una enfermedad viral que se ha trasmitido prácticamente a la totalidad del Estado y de sus instituciones

Reflexiones: ¿Por qué no crecemos?

En el año 2015 hemos vivido una de las mejores coyunturas internacionales de las últimas décadas para el país, tenemos la conjunción de bajas tasas de interés a nivel internacional con una clara mejoría de los términos de intercambio por la caída sostenida y sustancial de los precios del petróleo y de las materias primas. Todo lo anterior, ante un escenario de crecimiento muy razonable de la economía norteamericana, principal socio comercial del país. Ante todos estos elementos, vale la pena preguntarnos ¿por qué no crecemos?, ¿qué factores o elementos están inhibiendo el proceso de crecimiento de la economía? Dicho crecimiento es vital para despegar en materia de empleo y por supuesto para mejorar los indicadores de pobreza y de bienestar en general de las familias costarricenses. A lo anterior dedicaré los siguientes párrafos.

En primer lugar tenemos un factor real que está obstaculizando el crecimiento y que se convierte en un elemento estructural en el país, se trata de la inutilidad e incapacidad del Estado costarricense para realizar inversión pública de forma razonable y en la magnitud necesaria para empujar el crecimiento. Los costos de dicha no inversión son mayores a un 2% de crecimiento promedio en el PIB en las últimas dos décadas. El principal escollo está en el MOPT, pero es una enfermedad viral que se ha trasmitido prácticamente a la totalidad del Estado y de sus instituciones.

Un segundo factor se refiere a la política pública del gobierno y del Banco Central, que ha apostado por utilizar las tasas de interés como el factor de impulso a la economía y ha permitido al mismo tiempo, una sustancial apreciación del tipo de cambio. Se trata de una cabezonada de las autoridades monetarias y de una fe ciega en los dictados de los organismos financieros, sin tomar en cuenta las acciones y reacciones de nuestros países competidores en el comercio internacional. Un tercer factor y de gran importancia es lo referido a la confianza empresarial y de los inversionistas en el país. Hemos tenido un claro deterioro de la confianza y de las relaciones entre el sector privado y el gobierno, que cayó presa de sus propios miedos y prejuicios en casi dos años de mandato.
Propiciar el crecimiento requiere entonces al menos tres condiciones básicas. Primero, desatar las amarras del Estado para invertir rápido y con sentido estratégico. Segundo, reaccionar claramente en materia de política cambiaria para equilibrar el valor de la moneda a la referencia competitiva internacional de nuestros competidores y finalmente, corregir el accionar del gobierno, integrando adecuadamente al sector empresarial para favorecer un espacio de confianza y de apoyo mutuo, necesario para motivar la inversión y el crecimiento económico. Sin lo anterior el crecimiento seguirá bajo y el desempleo y la pobreza seguirán por lo más alto.

Dr. Leiner Vargas Alfaro
www.leinervargas.com

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