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Reflexiones: Sobre la Universidad Necesaria del siglo XXI

Leiner Vargas [email protected] | Martes 16 junio, 2020


A lo largo de las últimas semanas he recibido una serie de preguntas y de solicitudes de opinión sobre diversos temas de mi concepción de universidad y de cómo miro se podrían dar soluciones a diversos ámbitos del quehacer institucional, quiero resumir en esta columna algunas de esas respuestas.

¿Cómo piensa usted integrar a la población estudiantil en la acción sustantiva de la institución?

Diversos documentos referidos a la Universidad Nacional (Carta de pedagogía saludable (2018), modelo pedagógico (2006) Ideario pedagógico (2020), Estatuto Orgánico (2015), Reglamento general sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje (2017) entre otros, dejan ver directa o indirectamente que la persona estudiante es el núcleo central de la acción sustantiva de la Universidad. Todo lo anterior, es motivo suficiente para integrar a la población estudiantil dentro de esta dinámica que tiene como fin su formación integral. Desde este punto podemos pensar y concretar alternativas tales como:- Darles una participación real en la construcción y de construcción de los saberes de cursos dentro de los planes de estudio- Favorecer su participación en acciones de extensión planificadas que no solo las y los incorpore a escenarios laborales, sino también que permitan el desarrollo de valores como la solidaridad.- Incorporar dentro del perfil docente sus apreciaciones en relación a la mediación pedagógica a partir de las evaluaciones de desempeño y encuentros de análisis - Reforzar a través de incentivos su participación en procesos de investigación que sean de utilidad para la universidad y que por ejemplo contribuyan en sus trabajos finales de graduación.- Hacerles partícipes en la construcción de las acciones dirigidas al bienestar estudiantil y vida universitaria.

Usted habla de dignidad del empleo, ¿cómo lo conceptualiza?

La Universidad debe hacer una urgente y necesaria revisión de los puestos interinos que hay en la actualidad. Ese ha sido y será un compromiso de nuestra administración. Toda persona se merece el contar con un empleo digno, equilibrado e inclusivo. Asimismo, la política universitaria debe eliminar todo tipo de discriminación por género, por afiliación, nacionalidad, ascendencia, idioma, orientación sexual u otros. La Universidad pública, necesaria y humanista no puede bajo ninguna condición promover políticas salariales, asignación de tiempos docentes o de plazas de forma injusta. Debe prevalecer la transparencia, la resolución de casos de forma expedita y la garantía de que ninguna persona pueda ser discriminada dentro del proceso de elección. Para lo anterior, la gestión institucional debe ser eficiente en el uso de los recursos, así toda persona contará con la garantía de que su caso será resuelto en plazos prudenciales y con las condiciones de equidad y de oportunidad que le brinden la confianza en el sistema.

¿Cómo abordará el tema de los conflictos laborales?

La Universidad debe garantizar el acceso a la oportuna resolución de conflictos laborales. Uno de los principales compromisos que asumimos con la comunidad universitaria es la búsqueda de opciones claras, concretas y viables para que las personas funcionarias tengan acceso a resolver sus conflictos laborales de forma alterna, en espacios seguros y objetivos. Toda persona debe contar con las garantías de un debido proceso en la atención y resolución de su conflicto laboral, enmarcado en un procedimiento transparente y equilibrado que no atente contra su dignidad ni contra su salud emocional o física. Por eso, se velará porque todo proceso tenga un acompañamiento profesional que incluya la asesoría jurídica, la atención psicológica y la promoción de hábitos de vida saludables que resguarden la salud integral de las personas funcionarias.

¿Cree usted en el concepto de ciencia abierta?

Las Universidades públicas en Costa Rica producimos más del 90% de las investigaciones que dan impulso al crecimiento social y económico en una variación de la famosa fórmula de C= I + D (crecimiento es el producto de sumar investigación + desarrollo). De este modo, es claro que el crecimiento del país pasa, en buena parte, por la capacidad de investigar de las universidades públicas. Esto nos compromete a investigar con pertinencia, eficiencia y conciencia; como lo hemos expresado en otros textos, orientados por los Objetivos del Desarrollo Sostenible 2030 (ODS) y ajustándonos al Plan Nacional de Desarrollo (PND) con la salvedad de que debemos ser incisivos y comprensivos en que es lo que debemos incluirnos a la hora de definir ese PND.

Pero en ese ejercicio de la actividad creativa con pertinencia por medio de la investigación, en todos los ámbitos, sean ciencias sociales, naturales, exactas, humanidades o las artísticas, debemos impulsar que lo hagamos siguiendo el paradigma de la ciencia abierta. Lo que hacemos en nuestras universidades es mayormente financiado con fondos públicos. Por tanto, es un deber ara la UNA, el que su producción intelectual se oriente a la ciencia abierta en todos sus momentos, componentes y productos.

Así las cosas, protocolos de investigación, bases de datos (guardando la confidencialidad y el anonimato de las fuentes), bancos de muestras y hasta los paquetes de software, sean abiertos a todo el mundo, de modo que, por medio de redes colaborativas se pueda acceder en forma libre, aunque bajo ciertas normas, para obtener el máximo provecho de esos recursos que, con tanto esfuerzo se han captado y que, muchas veces, por falta de tiempo, de capacidad instalada, o por celos profesionales, no se aprovechan y se pierde la oportunidad de obtener resultados fiables, oportunos y de alto impacto.

Además, resulta imperativo la publicación de nuestros trabajos en medios de acceso abierto, sea en revistas nacionales o internacionales, ojalá sin que medie cobro alguno por las publicaciones; sin embargo, somos conscientes de que muchas de las revistas de mayor cobertura e impacto mundial cobran sendos importes por publicar en ellas para que sean de acceso abierto. Cuando la situación lo amerita, apoyaremos esas iniciativas y existirá un estímulo y apoyo a nuestro propio repositorio de revistas institucional apuntando a la más alta calidad de las publicaciones; pero, para ello, deberemos simplificar y flexibilizar los procesos actuales que, sin duda, lo que han hecho es entorpecer el proceso y desestimular a las excelencias de las personas que investigan en la UNA a que accedan a esos medios de alto impacto.

La ciencia abierta es, cada vez más, una realidad y una obligación. Se deben hacer las modificaciones y emplear los esfuerzos que sean necesarios para que el cambio en esta forma de producir conocimiento y de divulgar sus resultados sea real y notoria. No hay duda de que la ciencia abierta, además de ser un ejercicio de máximo aprovechamiento de la información y las capacidades por parte de equipos multi, inter y transdisciplinarios en redes epistémicas nacionales e internacionales, es un ejercicio sano y necesario de rendición de cuentas a la ciudadanía que nos soporta con sus impuestos.

El conocimiento no debe quedarse para las élites académicas, y, peor aún, restringirse a aquellas personas o instituciones que puedan pagar por el acceso a este. La información debe ser gratuitamente puesta a disposición de quien la necesite para que construya el conocimiento que ayude a construir un mundo mejor. Si queremos cumplir con los ODS 2030, la ciencia abierta es una de las mejores formas de lograrlo. Así lo debemos entender y nuestros esfuerzos deben ir dirigidos en ese sentido.

¿Qué mejoras requiere la Universidad en el ámbito de patentes y propiedad intelectual?

Sin duda que parte fundamental del quehacer universitario es la creación, la innovación. De hecho, en el más alto nivel internacional, el número de patentes dividido entre los tiempos completos dedicados a la investigación y el desarrollo es uno de los indicadores más importantes en la gestión.

En la UNA hemos sido muy prolíficos en esa capacidad creadora e innovadora; sin embargo, si vemos en los registros, la cantidad de patentes es nula o casi nula. Lo mismo, la cantidad de productos con marca registrada con sello de la UNA. De eso pueden hablar en el CINAT, en las escuelas de Ciencias Agrarias, en las unidades académicas de las Facultades de Ciencias de la Tierra y el Mar, de Ciencias Exactas y Naturales, así como de Ciencias de la Salud. No se pueden quedar atrás las otras facultades, centros, sedes y secciones regionales.

Sin embargo, por muy diversas y extrañas razones, no hemos sido acuciosos e insistentes en registrar patentes o crear marcas registradas. Consideramos que hay que hacer un CAMBIO profundo en ese sentido, incentivando a que cada cosa nueva que creemos, con posibilidad de ser patentado, llegue hasta ese producto final.

Es por lo que, impulsaremos la creación y la innovación, pero acompañado del registro de patentes y marcas registradas. Para ello, haremos una campaña de capacitación en la materia, reforzaremos las instancias administrativas que apoyan el proceso y apoyaremos, en todo momento, a los equipos de investigadores, especialmente en redes epistémicas o equipos inter, multi y transdisciplinarios, a lograr esa meta.

Creo en la capacidad creadora e innovadora, y por medio de procesos flexibles y simplificados, le daremos valor agregado a lo que ya, desde hace muchos años, se ha venido haciendo, pero que, bajo nuestra administración, se multiplicará: la investigación y el desarrollo.

¿Cómo operaría su propuesta de flexibilidad, simplificación e innovación en materia de servicios generales?

La Universidad, para cumplir con los requerimientos educativos de la sociedad, debe asegurar la prestación de un servicio pertinente, adecuado, equilibrado y eficiente. Por eso, los servicios de apoyo al quehacer universitario deben ser simples, flexibles, integrados y que no utilice ningún esquema de privatización. La dignificación del empleo, el acceso a un salario digno y a condiciones laborales seguras, deben orientar los servicios de seguridad, los servicios generales, mensajería, publicaciones, proveeduría, entre muchas otras dependencias institucionales. La universidad pública debe ser un claro ejemplo, para la sociedad, de garantía irrestricta de respeto de los derechos laborales. Por eso, el compromiso de nuestra administración es de revisar las condiciones laborales de interinazgo en que están muchos de los puestos en la actualidad y de buscar opciones para la dignificación salarial de todas las personas funcionarias de la institución.

Sin duda que parte fundamental del quehacer universitario es la creación, la innovación. De hecho, en el más alto nivel internacional, el número de patentes dividido entre los tiempos completos dedicados a la investigación y el desarrollo es uno de los indicadores más importantes en la gestión.

En la UNA hemos sido muy prolíficos en esa capacidad creadora e innovadora; sin embargo, si vemos en los registros, la cantidad de patentes es nula o casi nula. Lo mismo, la cantidad de productos con marca registrada con sello de la UNA. De eso pueden hablar en el CINAT, en las escuelas de Ciencias Agrarias, en las unidades académicas de las Facultades de Ciencias de la Tierra y el Mar, de Ciencias Exactas y Naturales, así como de Ciencias de la Salud. No se pueden quedar atrás las otras facultades, centros, sedes y secciones regionales.

Sin embargo, por muy diversas y extrañas razones, no hemos sido acuciosos e insistentes en registrar patentes o crear marcas registradas. Consideramos que hay que hacer un CAMBIO profundo en ese sentido, incentivando a que cada cosa nueva que creemos, con posibilidad de ser patentado, llegue hasta ese producto final.

Es por esto qué se debe impulsar decididamente la creación y la innovación, pero acompañado del registro de patentes y marcas registradas. Para ello, se debe avanzar en forma decidida implementando una campaña de capacitación en la materia, reforzarzando las instancias administrativas que apoyan el proceso y apoyando en todo momento, a los equipos de investigadores, especialmente en redes epistémicas o equipos inter, multi y transdisciplinarios, a lograr esa meta.

Debemos confiar en la capacidad creadora e innovadora, y por medio de procesos flexibles y simplificados, brindarle valor agregado a lo que ya, desde hace muchos años, se ha venido haciendo, con la firme intención de multiplicar la investigación y el desarrollo en nuestra UNA.

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