Reflexiones: De la DIALECTICA a las REFLEXIONES, una breve historia de las polémicas de mi columna para el periódico La República
Leiner Vargas [email protected] | Martes 03 noviembre, 2020
Para un columnista, la crítica y la sana retroalimentación es la clorofila que nutre su espíritu e interés por continuar aportando al debate. Algunas veces se acierta en llegarle al tema de la semana, aportando elementos al debate con un sonoro acuerdo o desacuerdo de los afilados lectores, en otros momentos se pasa de largo, cuál strike en el juego de beisbol. Cuando se escribe, se hace con la fe de poner un granito de arena en el fortalecimiento de la democracia y en el sano debate público. Ese ha sido siempre mi interés y tal vez, gracias a eso, sigue siendo leída mi columna semana a semana.
Hace ya 11 casi años que recibí de un gran amigo y colega economista, la sugerencia e invitación a convertirme en columnista para el periódico La República. Se trató del Doctor Juan Manuel Villasuso, profesor, economista y distinguido actor público con quién me une una gran coincidencia temática en la defensa de los principios sociales de la Costa Rica del siglo XX, sobre todo, la construida a partir de los gobiernos socialdemócratas de grandes líderes que forjaron la sociedad y la Costa Rica de la segunda mitad del siglo pasado. Fue y sigue siendo un honor no merecido el haber contribuido en el medio en momentos en que se retiraba tan destacado especialista, con la dialéctica que fue siempre una de mis columnas favoritas.
En ese momento y bajo la complicidad de Fred Blaser, director y editor del periódico en ese entonces, pudimos hacer un puente en los escritos de La República, pasando de la pluma fina y siempre critica de mi amigo Villasuso, conocida en el medio por su DIALECTICA forma de expresarse, a la forma más directa y algunas veces picosa columna REFLEXIONES. Ha pasado más de una década de aquella situación y es tiempo de contarles algunas anécdotas sobre esta aventura de escribir para este diario, que hoy cumple 70 años de historia, de vida y de contribución al debate democrático del país.
No pretendo ser extenso, ni melancólico, pero lo cierto es que la historia de REFLEXIONES está profundamente asociada a los calurosos temas del ajuste del Estado, sus instituciones y sus falencias en este siglo XXI. Esta ligada a etapas de mi vida en las que he paso del anonimato absoluto, a ser un actor de la vida pública y participar activamente en el debate político y social del país. Es por eso por lo que, más que el economista, en reflexiones nació una pluma de analista y de critico de la sociedad de nuestro tiempo, con una visión alterna y propositiva.
Varios temas y momentos me gustarían destacar de este avatar como columnista, siendo momentos de alto voltaje en la realidad social, económica y política de la vida del país. Empezaré por contarles que fui un opositor al TLC con los Estados Unidos, no por el contenido comercial de dicho proceso, sino por la baja capacidad de liderazgo de quienes impulsaron las reformas complementarias. Fueron momentos difíciles que lamentablemente no se aprovecharon para hacer las reformas sustanciales del Estado Social de Derecho del país. El pacto social del país se rompió en muchos pedazos en ese proceso, políticamente incorrecto, en que se polarizó a la sociedad costarricense de forma innecesaria y se llevó a una respuesta de blanco y negro, si o no, cuando en aquel momento se pudo haber reformado sustantivamente el Estado y sus instituciones, sobre todo en materia de un pacto fiscal y político. Mis polémicas columnas del “NO al TLC” y del “ajuste sin resultados” marcaron una época.
Un segundo momento de mis columnas y de los temas que han marcado al país fueron mi crítica intensa y polémica sobre el proyecto de construcción de la REFINERIA CHINA, la que me parece marcó el debate y finalmente logró evitar un elefante blanco que pudo haber significado la catástrofe de una empresa pública esencial como lo es, la Refinería Costarricense de Petróleo RECOPE. Fue un debate muy fuerte donde recibí amenazas de tirios y troyanos, ¿dónde por primera vez sentí miedo de escribir? Mis columnas más polémicas fueron “PISO 12” y “Refinando pérdidas”, entre las más de 8 que publiqué en el caso tan sonado dónde el Estado costarricense desperdició más de 60 millones de dólares. Lamentablemente, el logro fue a medias, se pudo evitar el desastroso proyecto a costa de ocultar y sepultar los abusos que por tres gobiernos se dieron y que en la fiscalía sigue durmiendo el sueño de los justos.
Un tercer y no menor debate fue el establecido en el contexto de la regulación de los servicios de telecomunicaciones y en particular, la INTERNET por descarga en el servicio de telefonía celular. Debate que resultó una mezcla de discurso técnico con un desafortunado papel de la Sala Constitucional. En definitiva, se pasó por encima de la técnica económica en momentos en que el ICE-KOLBI requería urgentemente aliviar sus finanzas, venidas a menos por una importante cantidad de ocurrencias financieras y proyectos tecnológicos fracasados que debilitaron a la entidad. Este debate fue fuerte y me dejó muchos enemigos, tantos que aún hoy suman entre quienes defienden el oligopolio de las comunicaciones costarricenses, mismo que está íntimamente ligado al poder político y que ha hecho, lo imposible por detener las aspiraciones de asumir cualquier cargo en los entes regulatorios del país. Destaco mis columnas, “SUTEL y el desastre de las telecomunicaciones”, “competencia efectiva o efectiva incompetencia” y “Cobro por descarga y el malestar de los consumidores”. El resultado del debate fue desastroso, tanto los reguladores de ARESEP como los nombramientos de SUTEL han permitido el desarrollo de un oligopolio perverso que afecta profundamente a los consumidores y la calidad y cobertura del servicio.
Un cuarto tema de gran interés en mis columnas ha sido el debate sobre las metas de inflación y el proceso de consolidación del oligopolio del mercado financiero costarricense. Este debate ha sido esencialmente de principios, el papel del Banco Central en la política económica no puede sujetarse exclusivamente a su role en el mantenimiento del equilibrio de precios. Esta visión monetarista ha llevado a un sinsentido económico, el seguir apuntalando las metas y objetivos inflacionarios a pesar de estar en claro desequilibrio en el mercado de trabajo. Las columnas más polémicas son “El Banco central en la picota”, “Al ojo de un mal Cubero” y “Banco Central y la obsesión monetarista”. En este debate ha sido infructuoso el discutir debido a la corriente dominante dentro del pensamiento económico costarricense del monetarismo y sus principios.
Un quinto debate público que ha estado en mis columnas de esta década ha sido la usura, un tema en el que no sólo hemos empeñado tiempo y esfuerzo para demostrar las falsas premisas de quienes se oponían a la regulación de precios tope a las tasas de interés de usura, sino que también hemos estado en la definición y valoración de los impactos que la propia regulación ha llevado al mercado y a sus actores. Este debate también me llevo a polemizar con personas, algunas de las cuales se han salido de los argumentos técnicos y lo han tomado personal. Las más polémicas de mis columnas han sido, “De la usura, los usureros y su regulación, I y II parte”, “De la usura y los efectos de la regulación del mercado financiero”, “Acorralados, mienten para defender la usura” y “Precios medios o marginales: ¿Se equivocó la SUGEF con la tasa propuesta de usura’”? De este debate aprendí que, en materia de política, algunos no logran separar sus diferencias de criterio a sus situaciones de personas, por lo que hasta dinero me tocó invertir para salir de enredos por el debate tan fuerte en defensa d ellos consumidores financieros. Aunque perdí parte de mi patrimonio en este debate, al menos acá los consumidores financieros y el país ha ganado.
Uno de los temas de siempre en mis columnas al periódico La república ha sido el tema fiscal. En este tema como en otros, la política y la economía se mezclan, la técnica y el análisis se integran a una realidad donde afloran lo bueno, lo malo y lo feo de la sociedad costarricense. Los intereses a flor de piel y un debate que, si bien ha sido cansado, es justo. Los más polémicos de mis artículos han sido “Sin pasajeros gratis”, “Urge el proyecto de reforma fiscal”, “El canasto tributario” y por supuesto, “Reforma fiscal y desarrollo, I, II y II parte”. En este debate sobre la forma y el fondo del ajuste tributario, la reforma del Estado y el accionar desde la política fiscal se ha marcado un claro pragmatismo y, sobre todo, la defensa del Estado Social y sus instituciones.
Finalmente, la crisis y sus efectos y salidas ha sido de los recientes y más polémicos debates. El tema de la profundidad y características de la crisis ha quedado enmarcado en mis primeras columnas de abril y mayo del 2020, así como la situación de la pandemia y sus efectos sobre la producción, el empleo y el bienestar de las familias costarricenses. En los últimos dos meses, el tema de las soluciones y el uso de la política monetaria activa, la financiación vía capital y la necesidad de tomar medidas creíbles más que un simple acuerdo de mayor endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional ha sido de lo más polémico de mis columnas al periódico. Algunas de las columnas más fuertes han sido “Ni patadas ni ideología, solidaridad e inteligencia ante la emergencia”, “No requerimos un acuerdo con el FMI”, “Reactivación económica sin ajuste empobrecedor”, “Política fiscal o monetaria en tiempos de pandemia” y “Sin patadas, pero para todos”.
Si bien los temas educativos, de ciencia y tecnología, medio ambiente, comercio internacional han estado también entre mis columnas, han sido temas menos candentes que los que mencioné. Todos han sido momentos importantes en mi vida, historias de columnas que marcan mi pensamiento y mi trayectoria de los últimos 10 años. Siento que han sido útiles. Quisiera pensar que algunos de ustedes han llegado al final de esta larga historia de mis contribuciones más polémicas a este periódico que hoy cumple 70 años. Espero no fallarles a mis lectores con los argumentos polémicos y diversos, con un poquito de disrupción y de picardía, al mejor estilo de tantos maestros en el arte de escribir. Espero poder seguir teniendo la paciencia de ustedes y ser un pensador crítico de la economía y de la sociedad, pero optimista de que es posible hacer los cambios y tener un mejor país para nuestros hijos y nietos. Si a usted le gusta mis reflexiones, no dude en seguir enviando sus comentarios a [email protected] serán como siempre, muy bienvenidos. Felicidades a La República y a quienes por accidente o por incidente me permitieron llegar, espero seguir mereciendo el derecho de ser y de estar.
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