Recuperación: no es tiempo de lanzar las campanas al viento
Jonathan Prendas [email protected] | Lunes 20 enero, 2020
El presidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, ha insistido en que la economía costarricense va en franca recuperación desde hace seis meses y que el proceso tiene la fuerza suficiente para prolongarse. Pero, en mi opinión, no es tiempo de lanzar las campanas al viento, pues los indicadores no son del todo halagüeños para todos los sectores.
Si bien es cierto el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) sugiere una variación positiva en el sector comercio, para noviembre del año pasado, el fenómeno puede deberse más al efecto de las compras de fin de año que a una recuperación comercial. Debemos recordar que hacia la mitad del año pasado, la desocupación de comercios en algunos segmentos llegó a superar el 10%, encendiendo todas las alarmas.
También, es probable que el aumento en la venta de carros, por lo general adquiridos mediante financiamiento, impulsara una mejora en el tema del consumo, pero esto puede ser el espejo de la revalorización del colón, lo cual desalienta la producción nacional de otros rubros igual de importantes. Por eso, también es necesario analizar el desempeño de áreas claves ligadas con las compras para el hogar y el esparcimiento.
No podemos olvidar que la contracción sostenida de este sector impactó seriamente en el empleo informal y al desempleo: en el 2017, alrededor de 390 mil personas tenían un trabajo en el área comercial, pero para el cierre del año pasado la cifra se redujo a poco más de 340 mil personas.
Cuatro datos adicionales nos llevan a plantear cautela en el tema de la supuesta recuperación: el Índice de Confianza del Consumidor reportó números alarmantes (aun 28.5%), el nivel del endeudamiento del Estado alcanzó su techo, la inversión pública no tuvo el desempeño que esperaba el Central y las tasas de interés no han disminuido, según las proyecciones oficiales.
De acuerdo con la Cámara Costarricense de la Construcción, el sector decreció un 8% durante el 2019 y se perdieron 11 mil empleos directos. De hecho, menciona que desde el 2018 el IMAE registra tasas decrecientes para el sector, que a octubre del año pasado cerró con un decrecimiento interanual del 12,7%.
La supuesta recuperación que Cubero menciona se basa principalmente en el dinamismo de las zonas francas, en especial la manufactura de dispositivos médicos y tecnológicos, pero todavía no se puede afirmar que las actividades del régimen definitivo (fuera de las zonas francas y que son la mayoría) muestran repuntes significativos.
El crecimiento de las empresas en zonas francas registra un aumento interanual de 11,2% en noviembre pasado, contra un 1,8% de las que están fuera de ese régimen. Eso se explica en que las segundas están sujetas a factores internos de mucho peso como la pérdida de confianza y la limitación del consumo y la inversión. Y no vemos indicios contundentes de que eso vaya a cambiar.
Las perspectivas de crecimiento para este año son apenas un poco mayores que las del 2019; en consecuencia, no veremos muchos cambios en el ingreso per cápita y tampoco en la generación de puestos de trabajo, pues para que haya un impacto significativo deberíamos crecer más.
Seguiremos insistiendo en que hacen falta medidas concretas de reactivación económica y que, antes de lanzar las campanas al viento, es necesario seguir controlando el gasto y escuchar a los sectores productivos. Falta mucho para que la recuperación se haga una realidad.
Jonathan Prendas
Diputado
Nueva República