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Realidades e Inhumanidades

Humberto Pacheco [email protected] | Martes 31 julio, 2012



TROTANDO MUNDOS 237
Realidades e Inhumanidades


Es triste pensar que lo que pudo granjearle a doña Laura la más grande admiración de su pueblo, más bien ha terminado siendo su Waterloo. La idea de una carretera patriótica para darle una lección al déspota que tenemos por vecino, que al mismo tiempo llenara una sentidísima necesidad nacional, era fantástica. La ejecución, el desastre más impresionante. Para colmo, 6.000 millones de colones gastados en forma “confidencial“ no se los brinca un chivo con garrocha, ni cogiendo impulso a lo largo de toda la trocha fronteriza.
No le queda más remedio a la señora Presidenta que empeñarse en llevar la construcción de esa carretera a feliz término y meter a la cárcel a TODOS los corruptos de ese affaire, sobre todo a los peces grandes.
Mantenemos el artículo “La Regla Tica: a medias y más caro” del eminente pediatra Dr. Elías Jiménez (La Nación, 21-05-12) sobre nuestro escritorio para estar leyéndolo. Es una fotografía tan exacta, en pocas palabras, de nuestra realidad, que lo dicho no podría redactarse mejor. Es además muy triste.
Solo cabe agregarle al buen amigo que, en torno a la obra pública, la intención subyacente de toda esa imperfección es que al retrasarse las obras, los costos suben exponencialmente, la desesperación nacional hace que se toleren excepciones, y así los “cocineros” tienen una olla más grande adonde meter las manos. A esto se suma una cantidad de obra mediocre, producto de malos materiales con lo que esos “cocineros” también se benefician. Y que nos excusen los verdaderos cocineros, que son personas decentes.
Es así que se va llegando, subterráneamente y por los túneles de las hormigas, a un gigantesco hormiguero. El mismo que tiene al país quebrado.
Walter Centeno se merecía una despedida de lujo. Le brindó su apoyo a la Selección Nacional por casi dos décadas, brindándonos enormes satisfacciones. No olvidamos la cintura que hacía con Wilmer López, semejante a las de la época de Elias Valenciano y Edgar Quesada, o de este con Marvin Rodríguez, impasables. Nos alegra que don Juan Carlos Rojas y don José Luis Pinto hayan decidido apoyar esa merecida despedida.
En otro contexto, nos llama la atención la frecuencia con que el hombre se deja decir que el mono es una especie inferior que se le parece. Basta observar a un grupo de monos en los árboles para apreciar las escenas más dulces de cariño, el buen trato a los pequeños, y entre sí, y la cooperación para que todos coman para saber que en buenos sentimientos los simios nos llevan una ventaja sideral.
Como es posible que a estas alturas del Siglo XXI en nuestro país tengamos que perseguir rufianes inhumanos que obligan a perros o gallos o cualesquiera otros animales inofensivos a matarse entre sí para alimentar la sed de sangre esos subhumanos. De eso a matar seres humanos u obligarlos a matarse entre si no hay más que un paso. Y cual sí eso fuera poco, mantienen a los animales en condiciones deplorables, entrenándolos para odiar a sus contrapartes. Que cinismo pretender que somos mejor que los monos.

Lic. Humberto Pacheco A., M.C.L.
[email protected]

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