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COLUMNISTAS


Rata de dos patas versus…

Marilyn Batista Márquez [email protected] | Martes 26 abril, 2022


Hasta hace unas semanas me di cuenta -a través de una entrevista en un video-, que en el 2019 una ciudadana costarricense presentó un recurso de amparo para que “Rata de dos patas” no fuera interpretada en el concierto (en suelo nacional) de Paquita la del Barrio, porque “es una canción que denigra a los hombres”.

Afirma la letrada que no es posible que se valide los insultos al hombre, -aunque sea en canciones, o en el trato diario-, y no se cumpla con la misma aceptación en estrados judiciales.

Ilustra la situación de la siguiente manera: si un hombre llama a su esposa o pareja “rata”, va al juzgado, y pide medidas de protección para que la saquen (de su casa) por la palabra seviciosa, nada pasa, porque para los oficiales del orden eso no es violencia, sino cosas triviales en el matrimonio. No obstante, si una mujer es quien llama al hombre “rata”, él va al juzgado y pide medidas cautelares contra ella por el agravio, inmediatamente (en dos minutos) llega la policía y lo expulsa del hogar.

Comencemos con que es un pésimo ejemplo, porque no creo que un hombre sea expulsado de su casa solo -y hago énfasis en “solo”- por llamar “Rata de dos patas” a su compañera.

Entiendo y coincido con la opinión de la ciudadana, que sostiene que el maltrato sicológico (y físico) hacia los hombres existe y es una violación a sus derechos humanos. Es claro que las mujeres tienen la capacidad de maltratar y matar, al igual que los hombres. La historia ha registrado crímenes horrendos de asesinas en serie realizado por mujeres como Elizabeth Barthory, Pilar Prades y Aileen Wuornos, entre otras.

Lo que me parece que ha pasado por alto, es que los derechos de las personas, hombres y mujeres, son portadores de atributos autónomos reconocidos y protegidos por el Estado, contra leyes opresivas y/o comportamientos que menoscababan la igualdad y equidad de género.

Estos comportamientos, por ejemplo, son evidenciados por datos de fuentes respetables. Uno de ellos es proporcionado por la Organización de Naciones Unidas (2017), que sostiene que tres de cada cinco mujeres asesinadas (87.000 víctimas), lo fueron a manos de su pareja, expareja o algún miembro de su familia. Otro importante dato son los proporcionados por la CEPAL (2018), que informan, que en la región de América Latina, se registra un feminicidio cada dos horas y media.

En España, por nombrar un país fuera de la región, el 85,8% de las víctimas mortales a manos de su pareja o expareja son mujeres asesinadas por hombres, según el Informe del Consejo General del Poder Judicial, 2016 y 2018.

De acuerdo con un estudio mundial sobre homicidios, publicado en el 2014, por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), cerca de 95% de los homicidas a nivel global son hombres.

Ante esta realidad los Estados -como Costa Rica-, protegen a las poblaciones que se han definido como discriminadas, desventajadas y vulnerables, y crean instrumentos como Ley contra la Violencia Doméstica, Ley contra el acoso sexual callejero y el Instituto Nacional de las Mujeres, INAMU, entre otras para encarar la opresión y mitigar la desigualdad. Lo anterior no significa que si el delito es cometido por una mujer hacia el hombre, no exista ley aplicable. Nuestro código penal cobija ampliamente todo tipo de delito, indistintamente del género.

Volviendo al tema central, si partimos de la premisa de que hay que aplicar censura a una canción que llama al hombre “Rata de dos patas”, porque es maltrato sicológico y violencia hacia ellos, entonces deberíamos analizar su letra y la de otras, para entender en qué podría aplicarse la sevicia.

Para que podamos analizar, debemos entender que sevicia, en el argot jurídico, significa excesiva crueldad, brutal, que mortifica, perturba e infringe lesiones emocionales. No incluiré letras de canciones en reguetón ni rap, porque muchas son tan explícitamente sexual y degradantes, que no quiero ofender a los lectores.

Rata de dos Patas (Paquita la del Barrio)

Rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho. Infrahumano, espectro del infierno, maldita sabandija. Cuánto daño me has hecho.

Tema central: desprecio

La media vuelta (Luis Miguel)

Te vas porque yo quiero que te vayas. A la hora que yo quiera te detengo. Yo sé que mi cariño te hace falta, porque quieras o no yo soy tu dueño

Tema central: control y posesión

Run for your life (The Beatles)

Corre por tu vida, pequeña niña, si te atrapo con otro hombre será el fin y prefiero verte muerta que con otro hombre

Tema central: amenaza de muerte por celos

I used to love her (Guns N' roses)

Solía amarla, pero tuve que matarla, tuve que enterrarla seis pies bajo tierra y aún puedo oír cómo se queja.

Tema central: femicidio

Every breath you take (The Police)

Cada movimiento que hagas, y cada promesa que rompas, cada sonrisa que finjas, cada parte que reclames, te estaré vigilando

Tema central: acoso

La ingrata – Café Tacvba

Por eso ahora tendré que obsequiarte, un par de balazos pa' que te duela, y aunque estoy triste por ya no tenerte, voy a estar contigo en tu funeral

Tema central: femicidio

Como podemos observar, no hay comparación posible entre una canción dirigida a un hombre, “Rata de dos patas”, que básicamente es una serie de adjetivos insultantes, pero sin amenaza de muerte, incitación al femicidio y acoso, como las otras canciones que nos deleitamos en repetir como papagayos.

Cómo dije anteriormente, “Rata de dos patas”, es un pésimo ejemplo de defensa contra la violencia hacia los hombres, pero nos ayudó a comprender que hay muchas canciones machistas y sexistas, que normalizan el acoso, la amenaza de muerte, el femicidio y refuerzan el patriarcado.

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