¿Qué hago con mi plata?
¿Qué hago con mi plata?
Ronald Lachner
Hemos visto estrepitosas caídas en las bolsas un día, para el día siguiente verlas remontar con fuerza como boxeador que se niega a ser derrotado. En el cuadrilátero de Wall Street el Toro y el Oso se dan de golpes para ver quién gana el round del día. En este ring de boxeo no hay favoritos. Un día el Oso tiene al Toro por los cuernos, pero al día siguiente parece que al Oso lo cogió el Toro. El sentimiento de pánico e histeria de ayer se torna hoy en avaricia y especulación. La volatilidad causa vértigo.
La bolsa está literalmente loca, pues en lugar de fundamentales, la mueven impulsos psicológicos. La enfermedad mental contagió a Europa y Asia. También a Latinoamérica. Costa Rica no saldrá ilesa. En este contexto, usted se pregunta, ¿qué hago con mi dinero? ¿Lo invierto en dólares o en colones? ¿En acciones o en bonos? ¿En Costa Rica o afuera? Y se obsesiona… ¿Dónde estarán seguros mis ahorros?
Perdón por despertarlo, pero hoy más que nunca, existe incertidumbre y riesgo en cualquier inversión. Como punto de partida, dele gracias a Dios por tener ingresos suficientes para cubrir sus necesidades, algunos “gusticos” y que todavía le quede un poquito para invertir. Sin esta premisa, no estaría sufriendo por dónde colocar su excedente de dinero. En las finanzas personales de hoy, lo esencial es cuidar su trabajo y el flujo mensual que este le da. Con noticias de despidos en fábricas, comercios, bancos de inversión y otros negocios, debemos buscar ser más eficientes, cometer menos errores y dar un servicio de mayor calidad. Hay que trabajar más y mejor que nunca.
Ah, por cierto, si usted tiene deudas, ¿por qué se preocupa de cómo invertir sus ahorros? Tome esos ahorros y corra al banco a pagar la hipoteca sobre su casa o por lo menos haga pagos extraordinarios. Su casa es su más valiosa inversión y posiblemente la más segura de todas. Usted la puede ver y tocar todos los días, sin mencionar que puede vivir en ella. Eso es un verdadero valor, no lo que vende su corredor de bolsa. Pague la prenda de su carro o para los más sofisticados, el lease – no parece que el escudo fiscal sea tan necesario este año. Y por favor, no me diga que debe tarjetas de crédito. ¡Páguelas ya! Usted no quiere saber los intereses que está acumulando. Abonando sus deudas, reduce sus pagos mensuales y es menos vulnerable ante una disminución en sus ingresos. El peor escenario sería perder sus ahorros y quedarse con las deudas.
Reinvierta en su negocio o en su oficina donde usted está en control de su dinero. Haga ese arreglo en su casa que tiene pendiente hace meses y de paso, haga feliz a su esposa. Sería genial si el trabajo involucra a peones, albañiles, carpinteros y fontaneros, porque también los haremos felices a ellos y a sus familias.
Si aún así le sobran ahorros, refúgiese en certificados de depósito a corto plazo y en diferentes bancos. Agárrese duro y espere a que pase la tormenta.
Ronald Lachner
Hemos visto estrepitosas caídas en las bolsas un día, para el día siguiente verlas remontar con fuerza como boxeador que se niega a ser derrotado. En el cuadrilátero de Wall Street el Toro y el Oso se dan de golpes para ver quién gana el round del día. En este ring de boxeo no hay favoritos. Un día el Oso tiene al Toro por los cuernos, pero al día siguiente parece que al Oso lo cogió el Toro. El sentimiento de pánico e histeria de ayer se torna hoy en avaricia y especulación. La volatilidad causa vértigo.
La bolsa está literalmente loca, pues en lugar de fundamentales, la mueven impulsos psicológicos. La enfermedad mental contagió a Europa y Asia. También a Latinoamérica. Costa Rica no saldrá ilesa. En este contexto, usted se pregunta, ¿qué hago con mi dinero? ¿Lo invierto en dólares o en colones? ¿En acciones o en bonos? ¿En Costa Rica o afuera? Y se obsesiona… ¿Dónde estarán seguros mis ahorros?
Perdón por despertarlo, pero hoy más que nunca, existe incertidumbre y riesgo en cualquier inversión. Como punto de partida, dele gracias a Dios por tener ingresos suficientes para cubrir sus necesidades, algunos “gusticos” y que todavía le quede un poquito para invertir. Sin esta premisa, no estaría sufriendo por dónde colocar su excedente de dinero. En las finanzas personales de hoy, lo esencial es cuidar su trabajo y el flujo mensual que este le da. Con noticias de despidos en fábricas, comercios, bancos de inversión y otros negocios, debemos buscar ser más eficientes, cometer menos errores y dar un servicio de mayor calidad. Hay que trabajar más y mejor que nunca.
Ah, por cierto, si usted tiene deudas, ¿por qué se preocupa de cómo invertir sus ahorros? Tome esos ahorros y corra al banco a pagar la hipoteca sobre su casa o por lo menos haga pagos extraordinarios. Su casa es su más valiosa inversión y posiblemente la más segura de todas. Usted la puede ver y tocar todos los días, sin mencionar que puede vivir en ella. Eso es un verdadero valor, no lo que vende su corredor de bolsa. Pague la prenda de su carro o para los más sofisticados, el lease – no parece que el escudo fiscal sea tan necesario este año. Y por favor, no me diga que debe tarjetas de crédito. ¡Páguelas ya! Usted no quiere saber los intereses que está acumulando. Abonando sus deudas, reduce sus pagos mensuales y es menos vulnerable ante una disminución en sus ingresos. El peor escenario sería perder sus ahorros y quedarse con las deudas.
Reinvierta en su negocio o en su oficina donde usted está en control de su dinero. Haga ese arreglo en su casa que tiene pendiente hace meses y de paso, haga feliz a su esposa. Sería genial si el trabajo involucra a peones, albañiles, carpinteros y fontaneros, porque también los haremos felices a ellos y a sus familias.
Si aún así le sobran ahorros, refúgiese en certificados de depósito a corto plazo y en diferentes bancos. Agárrese duro y espere a que pase la tormenta.
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