Protector de la salud
Candilejas [email protected] | Viernes 31 julio, 2020
“Jenny” tenía 26 años cuando le diagnosticaron cáncer. No había nada que hacer, más que colocarle sondas por todo su cuerpo.
Al final, pidió salir del hospital para morir en su casa. “Sabíamos que no pasaría más de un fin de semana y lo informamos a su hermana. La asistimos con el equipo necesario para que se fuera en paz”, relata la Dra. Ivannia Lépiz, paliativista.
Pero “Jenny” decidió vivir. “En casa, pidió té de manzanilla y no lo vomitó. Luego pidió sopa. Se le quitó la sonda para orinar y comenzó a ir al baño, incluso a visitar centros comerciales. Decía: ‘quiero disfrutar a mi sobrina, lo que he de vivir será con buena actitud’”. Lo logró. “Jenny” vivió con calidad 14 meses más, cuenta Lépiz, entre decenas de historias similares de las que ha sido testigo.
¿Puede el optimismo proteger al organismo frente a los problemas de salud? Según la Universidad Internacional de Valencia*, sí.
La Universidad cuenta con estudios realizados por el equipo de Carver y Antoni* en 2004 con pacientes de cáncer, donde encontraron que el optimismo se relacionaba con un estado de ánimo más positivo.
No obstante, algunas investigaciones* han encontrado que no siempre un mayor optimismo está relacionado con mejores resultados de salud en personas con enfermedades graves.
Este hallazgo puede explicarse por el hecho de que las personas más optimistas que padecen enfermedades serias a veces pueden descuidar su atención médica.
Sobre ello, la psicóloga, Dra. Carmen Carrasco, aclara: “el optimismo, sería el estado anímico producto de una posible combinatoria individual de otros recursos, como una percepción de la realidad retadora, en lugar de catastrófica, sin que ello signifique una disociación de la realidad”.
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Se trata de un optimismo realista y no de negación, éste último sería más bien perjudicial para la salud.
La psicóloga Elisa Cortés, con amplia experiencia en atención geriátrica, sostiene que “…diferentes estudios hablan de cómo una actitud positiva puede mejorar las condiciones incluso de dolor crónico.
Considerando que a nivel cerebral las condiciones bioquímicas pueden influir en el aumento de un dolor físico, es posible también medir cómo una mejor actitud ante la vida reduce la percepción del dolor”.
La influencia de los pensamientos en los procesos de salud y enfermedad, ha sido investigada, entre otros, por el doctor en biología celular Bruce Lipton, quien llegó a concluir que el sistema nervioso es el entorno natural de los pensamientos y por lo tanto, son los pensamientos y los sentimientos los que pueden enfermarnos, pero también los que tienen la posibilidad de ayudar en la curación.
“En los años que llevo ejerciendo, he conocido a diversos enfermos de cáncer que se han recuperado por completo tras un diagnóstico terminal, personas que a priori tenían unos pocos meses de vida por delante. No creo que fueran casos milagrosos; a mi entender, estos fenómenos demuestran que la mente puede ir más allá, más hondo y cambiar los esquemas fundamentales que diseñan el cuerpo”, afirma Deepak Chopra*, médico y neuroendocrinólogo, quien ha indagando sobre las relaciones entre actitudes y emociones en el proceso curativo de cualquier enfermedad.
La Dra. Lisbeth Quesada Tristán, fundadora de los cuidados paliativos pediátricos en Costa Rica, nos da una enseñanza respecto del optimismo y sus efectos en la salud: “Todo nuestro cuerpo responde a ese principio del deseo por vivir. Creo que así podemos explicar esas curaciones espontáneas. Vivir es un mandato, desearlo intensamente una realidad”.
#QuedateEnCasa
Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz
Editores jefes y Directores de proyectos
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*Fuentes: recogido de Ser optimista, ¿es bueno para la salud?, El poder de los pensamientos, ¿Una actitud cura? y elaboración propia.