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Profundizando en el Problema de Banca para el Desarrollo

Kirk Salazar [email protected] | Viernes 29 octubre, 2021

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Como expliqué en uno de mis artículos, el Sistema de Banca para el Desarrollo fue creado en el 2008 para financiar proyectos factibles y así apoyar la reducción de la pobreza, la transformación productiva, el crecimiento económico y la inclusión financiera. Lo anterior se trabaja a través de distintos fondos como el Fideicomiso Nacional para el Desarrollo (FONADE), el Fondo de Financiamiento para el Desarrollo (FOFIDE) y el Fondo de Crédito para el Desarrollo (FCD), cuya función como operadores bancarios de segundo piso es otorgar parte del capital de Banca para el Desarrollo a distintos bancos e instituciones públicas y privadas para que estos lo desplieguen en préstamos y capital semilla a emprendimientos que impulsen el desarrollo del país.

Aunque lo anterior suena bastante bien, como un proceso mecanizado incluso, es justamente en el paso de los operadores que surgen los problemas: se sabe que de los aproximadamente $430 millones de dólares con los que cuenta Banca para el desarrollo, solo $9 millones se dedican a la colocación de capital semilla, lo cual es aproximadamente un 2% de los fondos disponibles. Como bien es sabido, para solucionar un problema, más allá de solo lanzar dinero sobre el mismo, es necesario buscar la raíz de dicho problema para proponer una solución eficiente e integral, y por esto es que analizando más a fondo, se puede llegar a la conclusión de que una de las trabas al despliegue de mayor capital de riesgo en las distintas etapas de negocios emergentes radica en los complicados requisitos para ser operador de fondos del SBD, entre los cuales figura principalmente el requerimiento de tres años de experiencia en actividades de capital semilla o de riesgo, o bien haber participado en un mínimo de 70 proyectos de capital semilla con fondos de Banca para el Desarrollo.

Lo anterior presenta un gran problema, pues lleva a que una parte importante de los fondos se concentren en entidades bancarias que se limitan a utilizarlos para préstamos o créditos y no tanto en capital semilla y de riesgo que permita el desarrollo sin necesidad de que el emprendedor incurra en deudas (además de la inversión en proyectos más innovadores) y además lleva a la concentración del capital en el Gran Área Metropolitana, creando así brechas con la zona costera y regiones rurales del país, que a su vez suelen verse más afectadas por los efectos del desempleo y el estancamiento económico. De hecho, se puede observar a través de las colocaciones históricas según provincia por parte de Banca para el Desarrollo que la mayoría del capital se ha desplegado en Alajuela y San José, dejando atrás por un monto considerable al resto de provincias.

Se ha propuesto una gran cantidad de soluciones para el problema del despliegue de fondos SBD, sin embargo, entre estas destaca la reducción de requisitos para manejar capital de Banca para el Desarrollo, esto junto con la segmentación de carteras basada en la etapa del ciclo de vida en la cual se encuentre el negocio candidato a un préstamo o inyección de capital; por ejemplo, una empresa en fase de gestación realmente necesita más que nada de fondos o inversores ángel, mientras que empresas que ya se encuentran en desarrollo o bien en su etapa de aceleración usualmente se pueden considerar aptas para inversores institucionales, capital de riesgo, créditos más grandes e incluso deuda corporativa para así colaborar con su salida al mercado. Esta segmentación de cartera permitiría a más operadores institucionales e incluso individuales desplegar fondos según la madurez y necesidades del emprendimiento para asegurar que el mismo esté en el centro del objetivo de transformación productiva y crecimiento de Banca para el Desarrollo, y a su vez promover la línea de trabajo de la inclusión financiera.

Por otro lado, se ha propuesto integrar al sector turismo aumentando la colocación de créditos o fondos en el mismo y en el sector agro para así, por resultado, aumentar también la inversión en zonas fuera del Gran Área Metropolitana y contribuir a su desarrollo con el consecuente cierre de brechas entre zona rural y la GAM. Esto se puede lograr por medio de la optimización de riesgo a través de seguros paramétricos contra desastres naturales que incentiven a instituciones financieras a prestar al haber cubierto el riesgo de eventos fuera de su control, fondos de fianzas o avales e incluso seguros de crédito que no solo permitan cubrir la posibilidad de default por parte de los emprendimientos, sino también generar información acerca del sentimiento del mercado con respecto a los prospectos crediticios para distintas zonas del país, lo cual contribuirá a políticas más efectivas por parte de entidades financieras y gubernamentales.

En general, la integración de las zonas rurales a la política del SBD por medio de la industria agro y turística y a través de grupos o instituciones capaz de operar a un nivel local o cantonal sumado una segmentación más específica de las carteras de créditos e inversiones de Banca para el Desarrollo según la madurez y necesidades del emprendimiento con requisitos más ligeros para nuevos operadores puede ser la solución al problema del casi nulo despliegue de capital semilla para emprendimientos que se ha observado en Banca para el Desarrollo, y puede ayudar a la institución a cerrar brechas históricas entre GAM y zonas rurales, cumpliendo así con el objetivo de asegurar la inclusión financiera dentro del crecimiento económico.






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