Por una campaña cívica
Arnoldo Mora [email protected] | Viernes 23 agosto, 2013
Participar en una red social no es lo mismo que opinar en una mesa de tragos. Más importante que decir lo que se piensa es pensar lo que se dice
Por una campaña cívica
Como es normal en los ciclos de la vida política nacional, que en nuestro ritual de la actividad electoral, se repite cada cuatro años, a medida que nos adentramos en la campaña que culminará el primer domingo de febrero, el protagonismo de los candidatos se acrecienta; su voz se levanta para hacer ofrecimientos de campaña, hacer promesas, proponer programas de gobierno.
Esas propuestas buscan, como es evidente, atraer a la mayor clientela electoral posible. Buscan señalar los males que más afligen a las mayorías ofreciendo el medicamento que los cure.
Sin embargo, a pesar del creciente y multimillonario gasto en propaganda, en las últimas elecciones el gran desafío ha sido el creciente número de ciudadanos que se abstiene de ir a las urnas porque ya no creen en las propuestas de los partidos.
Las campañas se han vuelto un simple mercadeo de imágenes de candidatos que saturan los medios. Pero la respuesta de muchos costarricenses ha sido la indiferencia y el desencanto, cuando no la indignación que se muestra en las 622 protestas sociales que se han dado en el año anterior. Todo un récord en nuestra historia político-social. Más aún, el gasto desorbitante que implica la deuda política se vuelve un peso que el erario público no puede soportar, como el clamor del Ministro de Hacienda lo ha proclamado sin ambages.
Por eso los costarricenses debemos reclamar a los candidatos seriedad en sus propuestas, exigirles mostrar con nombres y apellidos el equipo que los acompañaría en su eventual gobierno. Todo con el fin de evitar que la demagogia y el oportunismo impregnen las propuestas electorales y el ciudadano pueda ir a votar con conocimiento de causa.
Es necesario que la gente levante la voz, de modo que ésta se convierta en un grito que no se pueda ignorar, clamando por que la campaña electoral sea una escuela de civismo.
Para ello se requiere que las voces del pueblo se levanten no solo denunciando la intoxicación de propaganda vacua, sino exigiendo debates entre los candidatos en igualdad de condiciones, y sobre todos los temas, en la televisión, pues este medio es el gran elector junto a las llamadas “redes sociales”.
Este elemento nuevo —las redes— constituye un factor que contribuirá a la consolidación de la democracia si quienes participan lo hagan pensando tan solo en el bien del país.
No olvidemos que, para que la libertad de expresión merezca ser considerada un derecho humano pilar de la democracia, debe ser asumida como una responsabilidad personal con todo lo que esto implica ética y jurídicamente.
Participar en una red social no es lo mismo que opinar en una mesa de tragos. Más importante que decir lo que se piensa es pensar lo que se dice. Antes de conectarnos a una computadora debemos conectarnos a nuestro cerebro, antes de mirar hacia fuera debemos mirar hacia dentro de nosotros mismos, antes de hablar debemos callar y escuchar nuestra conciencia.
Si esto se hace, las redes sociales se convertirán en esta campaña en un factor de denuncia de la demagogia y exigirán a quienes aspiren a dirigir el país cuáles son sus propuestas y en base a qué las hacen.
Arnoldo Mora
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