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Lunes, 25 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


¿Por qué siempre dejamos la renta para el final?

Carlos Camacho [email protected] | Martes 12 marzo, 2024


Esta semana vence la presentación de la declaración del impuesto sobre las utilidades del periodo fiscal 2023 y hay muchos que siguen haciendo los “últimos ajustes”, tomando las “últimas decisiones” y “viendo cómo sale el resultado.”

El resultado del cierre de un período fiscal es una labor que se construye a lo largo de todo el año. Sea para su empresa o para usted como persona física, para este momento lo pendiente debería ser muy poca cosa, un asunto marginal y nunca sustancial.

Quienes de nuevo cayeron en la trampa del último minuto, deben tener consciencia de los riesgos de esos “pendientes” por definir en estos días previo al 15.

Es bien posible que el seguir dilucidando su impuesto por pagar a estas alturas sea un síntoma de asuntos mayores, que incrementan sustancialmente su riesgo tributario.

El más común de los factores para este retraso: “Es que los contadores todavía no me entregan mi información financiera.”

La falta de información financiera tiene un origen bifurcado. Puede que la empresa esté gestionando la generación (y fuente) de información de manera inadecuada o que aún – muchos años después – no haya alineado su responsabilidad contable con su cumplimiento tributario mensual para el Impuesto al valor agregado y muchos otros vencimientos con la misma periodicidad.

Si al día 15 de cada mes ha presentado sus declaraciones de IVA, pero a hoy no tiene aún su información financiera del 2023, ¿con qué base contable se prepararon dichas declaraciones?

Este desalineamiento es un gran riesgo. Es el asidero de posibles discrepancias entre la información que la Administracion Tributaria tiene del contribuyente y lo que se esta declarando, siendo en algunas ocasiones que, en efecto, quien prepara las declaraciones del IVA no tiene siquiera relación con el responsable contable.

En ciertas ocasiones encontramos que, por lograr “ahorros mal entendidos”, la empresa deja en manos de alguien de muy bajo perfil contable las tareas de cumplimiento mensual, pero no se hacen acompañar de los responsables de la contabilidad para estos fines, para evitar que les cobren más honorarios.

Un craso error que sale carísimo en las fases de fiscalización de los deberes materiales y formales de los contribuyentes.

La contabilidad es la base cierta de la determinación de las obligaciones tributarias, no al revés. No son las declaraciones auto determinativas del IVA, las que luego se deben “calzar” con la retrasada contabilidad.

Los tiempos de la contabilidad anual, para “renta” han pasado hace ya muchos años. ¡No deja de sorprendernos que a estas alturas estemos aun ante realidades como la descrita!

Conviene revisar también el cumplimiento que las empresas de tercerización contable hacen de la gestión de su documentación como contribuyente. Nos topamos, no con poca frecuencia, situaciones en las que la empresa entrega a tiempo su información a sus proveedores de servicios contables y éstos se limitan a procesar los deberes mensuales, en concreto la declaración del IVA, sin prestar importancia a lo fundamental y esencial de su servicio: la contabilidad.

Esto pasa por otro tamiz igualmente importante: La importancia que le dan a la información contable y financiera los tomadores de decisiones en las empresas y negocios.

Cualquier buena persona de empresa debe basar las decisiones en información financiera fidedigna y oportuna. Quien dice ser un buen empresario de mera intuición, sin conocer la realidad de su posición financiera, los resultados de sus operaciones, los cambios en sus flujos de efectivo y los que han ocurrido en el patrimonio de su entidad es indudablemente un apostador a la suerte, pero no es un empresario diligente. Navegar sin instrumentos puede llevar a algún puerto, pero solo de casualidad le llevará al puerto deseado.

Esta mezcla de responsabilidades resulta en el marco ideal para sucumbir, sino en lo empresarial, de seguro en lo fiscal. Es el principal disparador de las frases del párrafo primero.

Al cierre de cada mes, todo empresario diligente debe sentarse con los estados financieros y analizar su información, exigir explicaciones de la coherencia y consistencia de esta, plantear planes de remediación y redireccionar acciones administrativas para lograr la rentabilidad, la solvencia y la liquidez, no la intuitiva, sino la que basada en información objetiva que se genera de forma periódica por parte de los profesionales contables.

Es poco sensato que, aquel que no entiende del tema contable y financiero e ignora los temas fiscales, se atreva a firmar como responsable de esa información ante las autoridades tributarias. Cada declaración es un juramento sobre la información.

Encontramos empresarios que no tienen formación contable, financiera o fiscal, y está bien, pues no hay deber de tenerla, pero lo inaceptable es que en los tiempos de riesgo que corren, esta persona no se acompañe de asesores competentes que le guíen en la comprensión de dicha información y su trascendencia.

No se trata de que el asesor asuma la responsabilidad que finalmente es del empresario, ni mucho menos crear en este un nivel de dependencia. Un buen asesor educa, no hace clientes dependientes, mucho menos en beneficio propio y detrimento de a quien se debe, su cliente.

Siendo este el panorama casi inmutable que por estas épocas del año nos abruman, la pregunta subyacente es ¿Cómo puede ser distinto el periodo fiscal 2024?

Algunas prácticas sanas para cambiar el panorama descrito pueden ser:

- empiece por una autoevaluación,

- luego, deje que un tercero le diagnostique. normalmente los autodiagnósticos son nefastos en causas y consecuencias,

- Permita que un experto le haga un diagnóstico de la situación contable y de cumplimiento fiscal del periodo 2023; ese es el punto de partida para el cambio.

Es su responsabilidad. No es la de otro, proveedor de servicios. No se engañe creyendo que el problema siempre es el contador.

Exija, empezando por usted mismo, la disciplina de revisión mensual de los estados financieros integrales de su empresa. Correlaciónelos con los valores declarados a la Administracion Tributaria. Sea sagaz, así como lo es en la procura del éxito de su negocio. Haga preguntas hasta la saciedad, hasta que le quede claro. Si no esta satisfecho, no lo dude, cambie de proveedor.

Los cambios de proveedor son oportunos solamente cuando el empresario de manera concienzuda ha detectado haber hecho de sus responsabilidades todo lo que le corresponde, de otra forma, solo cambiará el nombre de su supuesto problema. El verdadero problema es usted.

Lo barato sale caro. No se guie en el mercado por quienes tienen la oferta más barata, sino la de mayor valor agregado integral. No sea tacaño con usted mismo, pues cuando le corresponda enfrentar procesos de fiscalización pagará con múltiplos esos ahorros mal entendidos.

Sea oportuno. No retarde el hacer ese diagnóstico fiscal. ¡Es ahora, es hoy! Si de él resulta la necesidad de rectificar, el costo en sanciones e intereses de cualquier rectificación temprana es mucho menos oneroso que quedarse para más tarde.

Aproveche el tiempo, evite procrastinar las acciones y decisiones que debe tomar. Empiece por su propio examen, con el máximo de objetividad posible, no delegue lo indelegable, que es la responsabilidad.

Si sigue al menos estos consejos, su periodo 2024 y el resto de su vida empresarial empezará a experimentar cambios sustanciales. Se sentirá verdaderamente dueño de su negocio, pues se ha apoderado de lo mas valioso de su empresa, la información financiera.

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