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país tiene un enorme y creciente faltante de energía que lo está haciendo energéticamente más pobre, más caro y más vulnerable (II)

Roberto Dobles [email protected] | Lunes 19 septiembre, 2022


En la columna anterior se demostró que los datos oficiales revelan que Costa Rica es cada vez más un país energéticamente pobre, a pesar de que la naturaleza le dotó de un importante potencial de diversas fuentes de energía.

1. Causa principal de la pobreza y de la vulnerabilidad energética nacional

La causa principal de la creciente pobreza y vulnerabilidad energética nacional es la nefasta política energética de escritorio desarraigada de la realidad que el país tiene, la cual no solamente no ha incidido en nada relevante en modificar esta cruda realidad, sino que más bien ha venido provocando un retroceso continuo de la crítica situación energética que el país enfrenta.

Costa Rica se está volviendo cada vez más pobre energéticamente, además de generar crecientes emisiones al ambiente (incluyendo gases de efecto invernadero que inciden en el cambio climático), porque así lo está provocando la política energética nacional. No es por falta de potencial de fuentes de energía.

Al entronizarse los dogmas, los mitos y las ideologías populistas en la política energética, ésta ha evadido actuar sobre la cruda realidad y ha bloqueado hacer todo lo que se debiera de hacer para que el país sea energéticamente rico y, consecuentemente, prospero económica y socialmente.

Mientras en el mundo los países buscan fortalecer su desarrollo económico y social accediendo a explotar sosteniblemente su potencial energético y diversificando su abastecimiento energético, aquí se ha hecho lo contrario.

2. Concentración del abastecimiento energético en las dos fuentes de energía más vulnerables a eventos externos fuera de nuestro control

Además de crearle continuamente al país una pobreza energética cada vez mayor, la política energética ha provocado también que el abastecimiento energético se haya concentrado en las dos fuentes de energía que más vulnerabilidad económica y energética le crean a la economía nacional: los derivados de petróleo importados y la hidroelectricidad.

Ambas fuentes de energía representan, de acuerdo con el balance energético nacional, el 80% del abastecimiento de energía, donde los derivados de petróleo representan el 64,3% y la hidroelectricidad el 15,4%.

Las crecientes importaciones petroleras agregan vulnerabilidad y altos costos en términos de cambios abruptos y alta volatilidad imprevista en los precios que tienen un efecto devastador en la economía nacional y en la sociedad en general.

La hidroelectricidad agrega vulnerabilidad y altos costos porque es la fuente renovable de energía más vulnerable a los efectos del cambio climático, que se reflejan en menores caudales promedio en los ríos y altos impactos de sequías menores y mayores.

Desde hace ya mucho tiempo los expertos internacionales han llamado la atención sobre lo siguiente:

• “Los impactos del cambio climático se manifestarán a través de cambios en los recursos renovables, la alteración de su capacidad operativa y de sus resultados económicos”.

• “Las energías renovables intrínsecamente dependientes del clima tendrán cambios en su cantidad, su disponibilidad en el tiempo, su rendimiento operacional y su nivel de producción de energía”.

• “La generación hidroeléctrica es la fuente de energía que puede verse más directamente afectada por el cambio climático ya que es muy sensible a la cantidad, el momento y los patrones geográficos de precipitación y a la temperatura”.

• “Se espera que el cambio climático traiga menos precipitaciones y más sequías extremas a determinadas partes del mundo, causando escasez de electricidad en los países que dependen altamente de la hidroelectricidad”.

Lo anterior es particularmente crítico para un país como Costa Rica que se encuentra en una de las zonas del mundo más vulnerables al cambio climático.

En lugar de diversificar el abastecimiento energético nacional, como se está haciendo en todo el mundo, la política energética, por acción y por omisión, no solamente concentró fuertemente este abastecimiento en dos fuentes de energía (derivados de petróleo importados e hidroelectricidad nacional), sino que también esta fuerte concentración se hizo con las dos fuentes de energía más vulnerables a eventos externos sobre los cuales no tenemos ningún control.

3. Costa Rica es un país arraigado a una nefasta zona de confort energético

La situación energética nacional, la que se ve en la realidad de los hechos y de los resultados, se agrava continuamente porque la política energética y el sector energético nacional se han acomodado en una zona de confort energético muy peligrosa, donde el estatus quo es el rey.

Es imposible que algo cambie si no hay ningún cambio relevante que tenga éxito en cambiar las tendencias actuales.

Como bien lo señala Michael John Boback, “todo éxito tiene lugar fuera de la zona de confort”, por lo que se no va a tener ningún éxito en modificar las serias tendencias actuales si el país se queda en la zona actual de confort energético.

Existen actualmente algunas iniciativas aisladas y sin un plan integral que no enfrentan decididamente la seria situación relacionada con los crecientes y peligrosos niveles de pobreza y vulnerabilidad energética.

4. Faltante progresivo de la producción energética nacional con respeto a las crecientes importaciones petroleras

La pregunta que uno se hace, ante la crítica situación energética nacional, es cómo van a evolucionar en el futuro las tendencias de pobreza y de vulnerabilidad energética, así como las emisiones al ambiente.

La respuesta en este momento, con la información disponible actualmente, es que la situación va a continuar agravándose ya que el país sigue actuando de la misma forma dentro de una zona de confort energético “muy confortable”, sin plantearse ningún cambio relevante que modifique la evolución de la crítica situación energética nacional.

Es evidente que no se puede esperar que ocurran resultados y tendencias diferentes si seguimos haciendo lo mismo una y otra vez.

Las importaciones petroleras están creciendo más rápido que las fuentes nacionales renovables y que estas importaciones están desplazando de manera continua y peligrosa las fuentes renovables nacionales de energía, lo cual aumentará aún más la pobreza y la vulnerabilidad energética nacional.

Desgraciadamente, al no plantearse todavía un cambio relevante en la política energética nacional y en el sector energético, el país continuará haciéndose energéticamente cada vez más pobre y más vulnerable a eventos externos fuera de nuestro control.

La participación de derivados de petróleo importados en el abastecimiento y consumo (que actualmente es del 64,3%) continuará creciendo y la participación del abastecimiento y consumo de energías renovables (que actualmente es del 34,7%) continuará decreciendo.

as tendencias son muy preocupantes. De acuerdo con los datos del balance energético nacional, del 2015 Las 2019, la participación de la electricidad en la matriz energética nacional decreció un 0,4%, la de las energías renovables como un todo (incluyendo la Biomasa) decreció un 4% y la de los derivados de petróleo importados creció un 3%.

Los datos oficiales sobre las proyecciones futuras son las siguientes:

• El último plan de largo plazo de RECOPE prevé que el consumo de derivados de petróleo crezca un +37,5% al 2039.

• El último plan de largo plazo del ICE prevé que el consumo de electricidad crezca un 31,1% al 2039.

• La diferencia es del 6,4%, lo cual es muy preocupante.

• Aunque no hay datos oficiales sobre las proyecciones del consumo de Biomasa, cuya tendencia actual es de un rápido decrecimiento, se estima que su participación en la matriz energética nacional continúe decreciendo, por lo que la participación de las energías renovables nacionales va a continuar decreciendo.

Todos estos datos sobre las tendencias energéticas nacionales muestran que, si no hay un cambio relevante en la política energética nacional y en el sector energía, la participación de la producción energética nacional va a continuar decreciendo y que, para sostener el crecimiento económico y social, el país deberá entonces cubrir el creciente faltante de la producción energética nacional con significativos aumentos en importaciones de derivados de petróleo.

Todo esto ocurre a pesar de que existe un importante potencial energético en el territorio nacional.

A pesar de todo lo anterior, inconcebiblemente hay resistencia a modificar los componentes fundamentales de la política energética nacional para arraigarla en la cruda realidad y lograr que Costa Rica se convierta en un país energéticamente rico y fuerte que potencie fuertemente el desarrollo económico y social y la calidad de vida.

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