Ortega continuará atacando
Arturo Jofré [email protected] | Viernes 03 diciembre, 2010
El diálogo es un mecanismo eficaz para llegar a acuerdos, pero solo funciona si se actúa de buena fe. Una de las estrategias de diálogo de Adolfo Hitler era enviar a sus representantes a exigir territorios y condiciones a sus países vecinos hasta que fuera imposible que estos las aceptaran. Una vez uno de sus delegados le consultó ¿y si nos dan todo lo que pedimos? El Fuhrer le respondió: entonces siga agregando peticiones hasta que se nieguen a aceptarlas, así tendremos un pretexto para invadirlos. Con Austria y Polonia usaron estrategias diplomáticas peores.
Todos los dictadores se parecen. Son personas que están dispuestas a llegar a los niveles más bajos de la especie humana con tal de mantener el poder. Mienten sin ningún tipo de escrúpulos, con absoluto desprecio a los más básicos valores de la convivencia y del respeto a la sociedad que oprimen y a las sociedades que los rodean.
América Latina ha cambiado radicalmente, los enfrentamientos irreconciliables en sus sociedades han dado paso a la conciliación, a la democracia con transparencia. Países con líderes de izquierda han sido o son gobernados con éxito en Brasil, Chile, Argentina, El Salvador o Guatemala… ¿Quién iba a imaginar hace apenas unos cuantos años que los guerrilleros del Frente Revolucionario Farabundo Martí iban a estar gobernando en El Salvador o que los socialistas Lagos y Bachelet lo harían en Chile? Lo más importante: gobernando para todos y con éxito.
Ortega en cambio no ha aprendido nada, eligió el camino del enanismo, no ha tenido ni voluntad ni capacidad para lograr desarrollar a su país. Ahora está coronando su embestida final contra las instituciones democráticas de Nicaragua. ¿Qué maleficio se impregnó en la tierra de Darío para que la democracia que tanto añoraron les vuelva a ser esquiva?
Una población de gente trabajadora, sacrificada, empujada por las circunstancias a emigrar masivamente, por causa de líderes incapaces y corruptos. Qué pena para los nicaragüenses y qué dolor de cabeza para Costa Rica que debe soportar tantas bravuconadas.
Hace mucho Costa Rica tomó una decisión histórica que me recuerda un poema de Robert Frost: “Dos senderos divergían en el bosque y yo tomé el menos transitado. Eso hizo toda la diferencia”. Costa Rica pudo seguir el camino más transitado, más fácil, y armarse hasta los dientes, pero decidió tomar el camino menos transitado y eso marcó la diferencia.
El Gobierno está recurriendo a las únicas armas que tiene: la OEA y la ONU. Ya Ortega descalificó a la OEA y continúa aplicando la estrategia de los hechos consumados. ¿Cuáles son los próximos pasos de Ortega? Seguirá atentando contra Costa Rica y se mantendrá sordo al diálogo, a fin de cuentas un vecino democrático es siempre un mal ejemplo para un dictador. Costa Rica debe estar atenta a recurrir, como en otras oportunidades, al apoyo de las democracias amigas en caso de que las cosas empeoren.
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