Nuevos titulares en la Asamblea Legislativa y el Poder Ejecutivo
Emilio Bruce [email protected] | Viernes 04 mayo, 2018
Sinceramente
Nuevos titulares en la Asamblea Legislativa y el Poder Ejecutivo
Este pasado martes 1° de mayo se logró la instalación de los nuevos diputados que habrán de desempeñar la función política de formar las leyes por cuatro años como legisladores y la elección del directorio que conducirá la Asamblea Legislativa en la legislatura presente. Para todos ellos nuestros mejores deseos y la esperanza de que entre todos construyan un país mejor y más justo. Que sean representantes populares de los mejores aspectos de nuestro conglomerado social. En doña Carolina Hidalgo, profesional altamente calificada, recayó la responsabilidad de ser presidente del directorio. Para ella nuestro deseo ferviente de un éxito resonante.
No podemos ni debemos olvidar que la Asamblea Legislativa no es una asamblea aristocrática ni patriarcal sino una asamblea plenamente popular nacida del seno de los pueblos del país, con representantes de todas las condiciones de educación, cultura, economía, procedencia y destino. Que aunque en promedio sean más preparados, más políticos y con más experiencia que el promedio de los ciudadanos de Costa Rica, no son sino representantes populares y por eso fueron electos.
Con frecuencia los diputados han criticado todo lo que hacen unos y otros y han procurado que las iniciativas buenas y malas del Poder Ejecutivo no logren hacerse realidad. La función de oposición en términos generales ha sido vista como el ejercicio de evitar que el Presidente y su gobierno se luzcan y que logren materializar el menor número de proyectos y terminen siendo, presidente y gabinete, unos perdedores más a los ojos de los costarricenses.
Esta forma de hacer política debe cambiar, este es el pasado no será el futuro. El descrédito de esta táctica ha hecho que las grandes agrupaciones del pasado hayan sido descartadas ya que no tenían propuestas atractivas a los votantes ni actitudes que pudieran ser apreciadas por los electores costarricenses. La vieja política de tierra quemada, de destrucción plena ya no corre y los electores la miran como el resabio de tiempos idos y de coyunturas dignas del bote de desechos de la historia, dignos tan solo de ser recordados como días aciagos. A cambiar se ha dicho, a ser positivos, a construir en conjunto.
Tres poderes públicos, la Asamblea Legislativa, el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial constituyen el asiento del ejercicio de poder en una democracia representativa. Sus poderes e influencias fueron divididos desde los tiempos de la Ilustración para que nadie en un país tuviera poder completo y se viera compelido por los otros dos poderes a rendir cuentas y a no separarse de la ley y de la Constitución. Viajamos políticamente en este antiguo y valioso sistema que nos ha garantizado que la dictadura y el absolutismo no regresen a gobernar nuestro país. Nuestra independencia de la colonia española nos trajo como beneficio adicional a la soberanía alcanzada este sistema presidencialista y de división de poderes. Hoy pareciera que el país toma rumbo hacia un sistema semipresidencialista y quizás mañana hacia un sistema abiertamente parlamentarista.
Las alianzas en un gobierno de unidad nacional tan bien acogidas y aceptadas por todos los costarricenses y en las cuales hemos depositado tanta esperanza para revertir la parálisis en la construcción de infraestructura, generar mejora de nuestra gobernabilidad, lograr la reforma educativa para alcanzar la educación pertinente que nos abra las puertas del trabajo y de la productividad, son claramente el motor de este cambio.
Este próximo martes será juramentado el nuevo presidente electo del país como presidente en ejercicio. Su gabinete reemplazará en funciones al que actualmente rige y se habrá completado en paz y legalidad la sucesiva transmisión del mando de unos a otros representantes populares.
El gabinete anunciado es de los mejores que podrían constituirse. El nuevo directorio legislativo mejor formado no ha podido ser. El gabinete es de notables y de grandes figuras nacionales. El presidente se ha distinguido por su seriedad y buena voluntad, su trabajo prudente y sensato. El presidente se ha mostrado como la ideal figura que conducirá al país a construir infraestructura, crecer su economía, mejorar el empleo, reformar su educación y tornarla pertinente, gobernar para todos y no para un solo sector, en síntesis para conducir a Costa Rica en cielos celestes y cielos de tormenta si esta llegara a alcanzarnos.
Para el directorio legislativo, el gabinete y el presidente de todos los costarricenses don Carlos Alvarado mis mejores deseos de seriedad y constancia, trabajo, legalidad, congruencia y patriotismo. Que podamos como sociedad, como país, ser paradigma de las palabras de nuestro prócer que expresó: “que cosechen una espiga más y derramen una lágrima menos”.
¡Viva Costa Rica!
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