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Nos hicimos pequeños

Marcello Pignataro [email protected] | Lunes 08 junio, 2009



Nos hicimos pequeños


Tratando de hacer un análisis de los hechos acontecidos en nuestro país durante los últimos años, pareciera que nos hicimos pequeños y que el desarrollo nos tomó desprevenidos. Los asuntos con Alterra, con la autopista a Caldera, la cantidad de vehículos y personas versus calles y aceras, entre otros temas, me hacen pensar que no teníamos ni la más mínima idea de lo que se nos venía.
Posiblemente pensamos que íbamos a seguir siendo una aldeíta o un pueblito perdido en medio de la nada y que la globalización nos iba a pasar de lejos. No se necesita ser físico nuclear para darse cuenta: basta escoger una calle o acera (cualquiera, la dejo a elección del cliente) de San José o cualquier otra cabecera de provincia para darse cuenta no solo de que ya no cabemos en el espacio físico, sino de que no hay manera de incrementar este último.
Las leyes y regulaciones excesivas —y hasta contradictorias entre sí— se han encargado de disminuir aún más no solo el espacio físico, sino el espacio de acción. No tenemos hacia donde movernos sin tener que pedir un permiso a una Municipalidad, a alguna entidad pública y esperar que la Sala Cuarta se pronuncie.
¿Cuánto nos ha costado —no en tiempo, en dinero— la ampliación del aeropuerto Juan Santamaría y cuánto nos va a costar a partir de ahora? ¿Costaba mucho prever que a la gente de Forum, en Santa Ana, se le iba a complicar la existencia por el traslado de las paradas de buses? ¿Era necesario ser mentalista para saber que iba a ser necesaria la construcción de un puente peatonal frente al mismo Oficentro?
En una columna anterior mencioné que a los costarricenses nos cuesta planificar. La verdad es que no nos cuesta: es imposible. Desde la famosa chota de la “hora tica” hasta los casos que he mencionado, es impresionante la falta de planificación y previsión que sufrimos y que nos hace sufrir.
Incluso ni siquiera las decisiones que tomamos con calma resultan ser las correctas. Ahora vemos cómo están corriendo los diputados para ver de qué manera disminuyen las multas de la nueva Ley de Tránsito que ellos mismos leyeron, cambiaron y aprobaron. Se nos anuncia, a inicios de año, que vendrán nuevas (y muchas) faltas graves en la Revisión Técnica, y ahora hay que ver cómo se deshace el entuerto.
En el mundo al revés por el que transita nuestro querido país, RECOPE primero nos anuncia que en lo que queda de 2009 nos reintegrará a los consumidores sus utilidades en exceso por varios miles de millones de colones. La semana pasada, sin embargo, la ARESEP (en un análisis “de oficio”) decide aplicar un incremento a los combustibles. ¿Entonces?
Una nueva Constitución, como bien lo explicó don Carlos Denton hace un par de semanas, no es lo ideal: los países que han tenido menos (o ninguna) constituciones ostentan hoy en día lugares de privilegio en el desarrollo mundial. ¿Reforma del Estado? ¿Reformas a la actual Carta Magna? ¿Dictadura? ¿Anarquía?
No sé cuál, pero alguna opción tiene que haber.

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