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Martes, 26 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


No podemos dar la espalda al sufrimiento de los cubanos

Miguel Angel Rodríguez [email protected] | Domingo 17 julio, 2022


Este mes conmemoramos la valentía del pueblo cubano que hace un año, el 11 y el 12 de julio, tomó las calles de decenas de ciudades en esa bella isla gritando: “libertad”, “abajo la dictadura”, “cambio”, “comunismo no”, “patria y vida”.

También el próximo día 22 de este julio se cumplen 10 años del vil “accidente” en que perdió su vida el mártir de la libertad Oswaldo Payá.

La lucha del pueblo cubano para recobrar su libertad después de 63 años de dictadura castro-comunista no puede ser abandonada por quienes amamos la libertad, la dignidad y los derechos humanos de todas las personas, y menos por los latinoamericanos.

Durante muchos años buena parte de la opinión pública de América Latina y el Caribe, y en general del mundo occidental aceptó con admiración al gobierno de los hermanos Castro en La Habana. Después los miró con indiferencia. Ahora los repudia.

La verdad es que, desde los primeros días al mando de su país en 1959, las acciones ejecutadas por los barbudos que habían bajado de la Sierra Maestra tras derrotar a la dictadura de Fulgencio Batista debieron haber hecho reflexionar a los amantes de la dignidad, la libertad y los derechos fundamentales de todas las personas.

El inicio del gobierno de Fidel Castro fue en extremo violento y despiadado. Así impusieron su totalitarismo.

A pesar de ello románticamente se admiraba al David isleño que se enfrentaba al Goliat de Estados Unidos.

A los ticos nos debe enorgullecer el gesto valiente de don Pepe Figueres quien en el fulgor y jolgorio del triunfo de la Revolución y ante las ejecuciones en el paredón, públicamente le reprochó a Fidel Castro en su propia cara en La Habana los cientos de fusilamientos. Y por el contrario nos deben indignar las manifestaciones de Ernesto Guevara el 11 de diciembre de 1964, ante la Asamblea General de la ONU cuando sin rodeos y justificando los múltiples asesinatos propios y del castro comunismo expresó: “Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario.”

También nos debe enorgullecer el temprano rompimiento de relaciones del gobierno de don Mario Echandi en setiembre de 1961. En el gobierno de don Rodrigo Carazo se logró la liberación del compañero de luchas de Fidel, Huber Matos después de estar en prisión 20 años. Hace 30 años tuve el honor de luchar desde Costa Rica en compañía de jóvenes demócratas por la liberación y salida de la Isla de los hermanos Arcos, otros compañeros de Castro en Sierra Maestra también encarcelados.

Por la violencia revolucionaria comunista dirigida por el gobierno de Cuba en sus países o en naciones vecinas, también poco a poco se fue disipando el prestigio del régimen de los Castro en otras naciones de América Latina y el Caribe. Se fue haciendo más evidente las acciones de esa dictadura en contra de los derechos humanos, sus ilegítimas intervenciones militares en nuestro Continente y en África, el continuado éxodo de quienes lograban escapar de la isla, y también el fracaso de la revolución para mejorar los niveles de bienestar de su pueblo.

El dominio totalitario que ha detentado la dictadura castro-comunista de la vida social, incluso le ha permitido actuar, en forma realmente bárbara e inhumana, aprovechando los afanes de libertad de los cubanos y su deseo de escapar de los oprobios del régimen, para deshacerse de cientos de miles de sus habitantes. Así ocurrió con la facilitación de la migración en un pequeño puerto de la provincia de Matanzas en los sesentas; mediante el Puente Aéreo con EEUU entre 1965 y 1973; con el éxodo masivo del Mariel de 1980, que se produce después de que miles de cubanos invaden la Embajada de Perú en La Habana buscando asilo y que incluso sirvió al gobierno para deshacerse de prisioneros y personas recluidas en centros siquiátricos; con la fuga de los Balseros durante la crisis económica y alimentaria de 1994.

Pasaron los años y Latinoamérica en su mayoría se fue haciendo indiferente a la situación de cubanas y cubanos en su patria. Ya la presencia de la dictadura castrista se veía por muchos como “normal”. Claro que siempre algunos estuvimos enfrentando ese sistema por sus violaciones a la vida, la libertad y la dignidad de sus ciudadanos. Cuando se celebró en 1999 la IX Cumbre Iberoamericana en La Habana, como Presidente de Costa Rica escribí al Comandante Fidel Castro solicitando garantías de que podría compartir sin represalias para ellos con los líderes de la disidencia -en especial Oswaldo Payá a quien ya conocía y admiraba- y como me fue negada esa garantía no asistí. Costa Rica no reanudó relaciones diplomáticas con el gobierno de los Castro sino hasta el 2009.

Pero la lucha de los cubanos por recuperar su libertad muestra su resiliencia.

El Movimiento San Isidro de jóvenes, artistas y académicos con sus protestas, significa una expresión de la lucha por la libertad que dio origen a la canción Patria y Vida y ha provocado violentas reacciones del gobierno y el encarcelamiento de algunos de sus miembros.

Las manifestaciones espontáneas en varias ciudades los días 11 y 12 de julio del año pasado señalan la determinación y valentía de los isleños. La dictadura las repelió violentamente. El Presidente Miguel Diaz-Canel llamó a las turbas comunistas a atacar a los pacíficos manifestantes. La policía encarceló a más de 1400 manifestantes de los cuales más de 700 siguen en prisión en julio, según un reporte de Human Rigths Watch que se titula Prisión o Exilio publicado este 11 de julio de 2022.

Según la investigación revelada en ese reporte las acciones violentas contra los manifestantes “sugieren claramente la existencia de un plan para impedir que las personas protesten, castigar a quienes lo hacen y generar temor para evitar nuevas manifestaciones”.

Ese informe de Human Rigths Watch “documenta un gran número de violaciones de derechos humanos contra críticos conocidos y ciudadanos comunes, que incluyen intimidaciones, detenciones arbitrarias, procesos penales abusivos, golpizas, y otros casos de maltrato que, en algunas instancias, constituyen tortura.”

Durante la violenta represión, el 12 de julio de 2021 fue asesinado Diubis Laurencio Tejada, un cantante de 36 años que estaba desarmado.

Posteriormente más de 380 de los manifestantes han sido condenados por tribunales sin ninguna sujeción al debido proceso a penas de cárcel de hasta 25 años. El informe de hace pocos días al que me vengo refiriendo señala: “Decenas de detenidos fueron procesados en “juicios sumarios” previstos en el derecho cubano. Estos manifestantes fueron juzgados en grupo, a menudo sin representación legal, en audiencias a puertas cerradas, donde los fiscales los acusaron de delitos vagos e imprecisos como “desorden público” y “desacato”, principalmente en base a testimonios de agentes de las fuerzas de seguridad.”

Hay más de 1000 presos políticos en las cárceles de Cuba. Para quienes quieren expresar su opinión la alternativa a la cárcel es el exilio. El New York Times indicó: “La migración cubana a Estados Unidos ha alcanzado su nivel más alto en cuatro décadas: entre enero y mayo, más de 118.000 cubanos fueron detenidos en la frontera sur, frente a los 17.400 del mismo periodo del año pasado. Casi 3000 cubanos han sido interceptados en el mar desde octubre.”

Oswaldo Payá con extraordinaria valentía constituyó el Movimiento Cristiano Liberación para luchar por la libertad en Cuba. Tuve el privilegio de ser parte del Directorio de ODCA que recibió en su seno a Oswaldo y al Movimiento Cristiano Liberación. Años después con intrépida y valiente audacia Payá organizó el Proyecto Varela que recogió miles de firmas para propulsar reformas a la constitución totalitaria de su país.

Hace 10 años con la muerte de Oswaldo Payá el régimen pretendió detener la lucha por la libertad y la dignidad de los cubanos. Como lo ejemplariza la lucha de su hija Rosa María Payá, ni las atrocidades de estos 63 años, ni el “accidente” contra su padre, ni las detenciones y condenas de este último año pueden acabar con los afanes de libertad de los cubanos.

En estas admirables acciones veo renacer la esperanza de que Cuba volverá a ser libre, como desde nuestro suelo costarricense lo soñaron y lucharon para conseguirlo José Martí, Máximo Gómez, Antonio Maceo y sus amigos en el siglo XIX.

No ha logrado la dictadura cubana acabar con el amor del pueblo cubano por su dignidad. La lucha de los cubanos por su libertad vive a pesar de la oprobiosa dictadura. Dios proteja a ese sufrido pueblo y permita que recupere su libertad sin que una nueva larga lista de héroes tenga que entregar su vida en la lucha por obtenerla.

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