¡No más tributación sin una verdadera reducción!
Felipe Guadamuz Flores [email protected] | Miércoles 23 septiembre, 2020
Volando Guayabazos
La última propuesta del gobierno al Fondo Monetario Internacional carece de razonabilidad y credibilidad. Pretender aumentar los impuestos es dispararse en el pie, en especial cuando el Ministerio de Hacienda no recauda bien los ya existentes. Como resultado, no se trata de cobrar más impuestos sino de cobrar bien los existentes.
Pareciera ser que el gobierno estaba al tanto sobre el rechazo a esta propuesta, trasladando así la responsabilidad a los diputados por el eventual impago surgido por la no aprobación del plan propuesto por el gobierno.
Esto es así, porque el proyecto es tan incoherente y no se puede pensar que profesionales, no obstante su bajo nivel académico e inidoneidad para los puestos, realicen propuestas tan ilógicas. Es más factible pensar que se hizo para salvar responsabilidad por el incumplimiento en los pagos en los cuales incurrirá el país y así el gobierno lavarse las manos mientras los diputados son culpados por el pueblo por la no aprobación del plan propuesto por el Presidente y sus Ministros.
Cierto, el país está en el medio de una pandemia, los ingresos se han desplomado y los gastos siguen. En el medio de una pandemia, es necesario que las autoridades de salud pública briden los servicios, por ser un tema de interés público y para ello necesitan dinero. No obstante, para lograrlo, no se trata de cobrar más impuestos sino de cobrar bien los ya existentes.
En su momento los miembros de las Trece Colonias Americanas se lo expresaron a la Corona Británica: “No a la tributación sin una verdadera representación.” Ahora el pueblo costarricense le decimos al gobierno y a los diputados: “No más tributación sin una verdadera reducción”.
Cuando el pueblo aceptó el plan fiscal, fue con el objetivo de verdaderamente reducir el gasto público, cosa que no ha pasado porque hasta el propio gobierno, en completa interpretación contraria a la ley, por medio de razonamientos errados abrió el portillo para no aplicar la regla fiscal por parejo. Al parecer, pudo más el clientelismo político y los compromisos de campaña con ciertos funcionarios que los intereses del pueblo.
Tal y como dijera don José Álvaro Jenkins en el comentario de Panorama, el programa de la Cámara Nacional de Radiodifusión, CANARA, el 21 de septiembre de este año: “El sector privado es el que ha pagado la factura al reducir jornadas y ver disminuida su planilla, mientras en el Estado no se socan la faja.”
Cada vez cobra más fuerza la hipótesis dicha por un ex Ministro sobre la “caja china”. Es decir, el gobierno hizo una propuesta a sabiendas de no ser aceptada. No es de extrañar que esto fuera así, pues, hemos visto cómo la UPAD tomó datos sensibles de los costarricenses de manera ilegal y uno de sus integrantes fue premiado con un nombramiento en la Cancillería. Con estos hechos, no es ilógico pensar en estrategias con dobles intenciones por parte del Presidente y sus Ministros para quitarse responsabilidad por la debacle económica venidera.
Tampoco extrañaría la propuesta desmedida del gobierno como un medio para embaucar a los diputados. Ya el gobierno ha demostrado no tener ningún respeto hacia la ciudadanía, pero los diputados no deben morder el anzuelo y no deben aprobar el inviable plan. Por el contrario, deben hablar en Plenario abiertamente sobre la posibilidad de manipulación por parte de Poder Ejecutivo y poner en evidencia este hecho para que la ciudadanía conozca cómo actúa el gobierno, además de exigirle a Carlos Alvarado y a sus Ministros la presentación de un plan serio y coherente para afrontar la crisis actual.
Lo importante que debe tener en cuenta el pueblo es no dejarse llevar por las aparentes intenciones del gobierno y recordar que, si el país cae en impagos, la responsabilidad es del Poder Ejecutivo, porque este presentó una propuesta inviable, a sabiendas de que el pueblo y los diputados se opondrían. Pareciera ser una estrategia maquiavélica, pero con un gobierno con los antecedentes de la Administración de Carlos Alvarado, se puede esperar cualquier cosa.
En una ocasión anterior mencioné la necesidad de una auditoría al Estado, para así establecer de manera objetiva todos los antecedentes necesarios y problemas que deben ser resueltos, así como posibles hojas de ruta para lograrlo, de manera objetiva y con coherencia.
Algo queda claro, más impuestos implicarían una carta blanca al gobierno para continuar gastando y tergiversando la ley como lo ha venido haciendo en su provecho. La reducción del aparato estatal es necesaria para poder lograr un equilibrio en las finanzas públicas.
No es el sector privado al que corresponde ajustarse la faja, pues, ya lo hizo, sino al Estado. Este no ha aplicado las medidas de contención del gasto público como tiene debe ser. Por más “cajas chinas” lanzadas por el gobierno, no debemos caer en la trampa de culpar a los diputados, pero sí exigirle al Poder Ejecutivo que plantee propuestas viables, las cuales puedan ser sujetas a discusión y análisis y recordar que cualquier impago o debacle económica es culpa del Poder Ejecutivo, porque en seis años de gobernar el PAC, ya debieron haber presentado propuestas viables para reducir el gasto público y no lo han hecho.