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No hay plata, ¿qué hacemos?

Leiner Vargas [email protected] | Martes 08 agosto, 2017


No hay plata, ¿qué hacemos?

Si bien el Estado costarricense ha venido acumulando una situación deficitaria creciente en sus finanzas públicas desde finales de la crisis financiera internacional de 2008, debemos saber distinguir entre una crisis fiscal y una situación coyuntural de falta de liquidez en la tesorería nacional. Ambos temas, la situación fiscal y la falta de liquidez son complementarios, pero sus soluciones, al menos en el corto plazo, son muy distintas. Quiero dedicar esta reflexión a discutir la segunda de ellas, la falta de liquidez, y cómo debió o debe enfrentarse en la actual coyuntura económica. Dejaremos para un futuro cercano el tema fiscal del país, que si bien requiere solucionarse, debe enfrentarse de forma muy distinta y con una agenda más completa, que por supuesto involucra una clara y necesaria reforma del Estado.

La tesorería nacional del Ministerio de Hacienda es el pagador del Estado, su labor es llevar el flujo de caja y garantizar en todo momento, los recursos financieros para hacerles frente a las obligaciones contraídas por el país, esencialmente al gasto y la inversión públicos. Empero, como sucede en un momento cuando los gastos corrientes y financieros son superiores a los ingresos, se debe planificar adecuadamente el contraer deuda, externa o interna, para cubrir el faltante de efectivo en caja. Se supone que el Ministerio de Hacienda ha hecho una adecuada programación de salidas de efectivo y que también, se mantiene una adecuada previsión de entradas del mismo. Si en algún momento del año, por imprevistos o por falta de planificación, la situación se pone en rojo, el Gobierno tiene la posibilidad de salir al mercado financiero a vender bonos y garantizar una adecuada liquidez de su flujo de caja. Todo lo anterior es de sentido común y del diario acontecer en la tesorería de cualquier Estado. Claro, si la presión de los bonos es muy alta al sistema financiero, seguramente tendrá que subir la tasa de interés y descuadrar la ecuación de la política monetaria del Banco Central, pagando así las consecuencias de endeudarse y poniendo más presión al componente financiero de la deuda pública. Pero claro, como decimos en economía siempre, no hay almuerzo gratis, con más inflación o aumentos en la tasa de interés debemos pagar la incapacidad del Estado de equilibrar las finanzas públicas.

El presidente Solís, con su discurso a los costarricenses, vuelve a meter la pata, como decimos allá en Grecia nuestra gente campesina. Su discurso alarmista y con poco tacto económico, ha puesto a los sectores empresariales y a la comunidad financiera internacional con los pelos de punta. Seguramente, es incauto dirán algunos. Pero no, los que ya llevamos tiempo en esto no comemos cuento, se trata de una jugada política más del Presidente y de su gobierno, de querer tirarles el muerto fiscal a los diputados y claro, seguir justificando su incapacidad de gobernar, echándoles la responsabilidad a los gobiernos del pasado. Creo que nadie desconoce que la situación fiscal era difícil al entrar la administración Solís-Rivera, pero la bonanza económica de la caída de los precios del petróleo y de las tasas internacionales de interés, le permitió el tiempo suficiente para discutir y arreglar la situación y poner la casa en orden, algo que lamentablemente no ha hecho el equipo económico del gobierno, ni el Presidente.

Tanto va el cántaro al agua que un día se revienta, dice un adagio popular, no se puede vivir de prestado toda la vida, el gobierno se ha quedado sin plata, y ahora; ¿qué hacemos? Bueno, pareciera que el Presidente volvió a sus andanzas de político, tiremos el muerto a otro y hagamos el berrinche grande, casi como si fueran oposición y no el gobierno. Claro, se olvidó el presidente Solís que él mismo desmintió en campaña a su vicepresidente y hoy Ministro de Hacienda, diciendo que la reforma tributaria no se requería y podría esperar al tercer año de su gobierno. Se le olvida al Presidente que fue el propio PAC el que se trajo abajo la reforma tributaria negociada entre Ottón Solís y Laura Chinchilla, se le ha olvidado al mandatario que su diputado estrella en lo económico, don Henry Mora, dijo en declaraciones a canal 7 que con solo llevar a gente honesta al Ministerio de Hacienda se podrían recuperar tres puntos porcentuales del PIB en ingresos y que por lo tanto, no se requerían más impuestos. Qué torta costarricenses, elegimos a un buen político, pero a un mal presidente.

Por supuesto que el país y el gobierno de la República pueden financiar el flujo de caja de 2017, eso es pura alcahuetería y falta de tomar decisiones en la tesorería nacional. El Ministro de Hacienda puede enviar a la tesorería a captar recursos a una tasa de interés más alta, pero claro, debe coordinar mejor la política monetaria y cambiaria con el Banco Central. No se pueden cumplir todos los objetivos a la vez, señores del equipo económico PAC. Ahora resulta que, no se quiere devaluar, no se quiere aumentar las tasas de interés y por supuesto, tampoco se quiere abandonar la meta inflacionaria del Banco Central. Alguno tiene que aflojar la faja o los botones les reventarán en la cara en los tres indicadores. El costo de no hacerlo a tiempo será que las metas en todos los campos se van a desajustar la macroeconomía para 2018.

Señor Presidente, no se incautó, lo que ha hecho tiene nombre y apellidos, echarle carbón al fuego macroeconómico y afectar las expectativas y el buen nombre de Costa Rica ante la comunidad financiera internacional. Esperemos que regresen la cordura y la sensatez a su gobierno. Usted, señor Presidente, por evitar el costo político a su administración y a su partido, está poniendo en peligro la estabilidad económica y la confianza en la economía costarricense, reaccione, recapacite, cambie de actitud y colabore con Costa Rica. Asuma su compromiso de gobernar y comprenda que con berrinches y con discursos políticos, no se resuelven las cosas. Le ha tomado muy tarde para llevar el tema fiscal a la agenda política y eso lo advertimos hace mucho rato, el propio director del Estado de la Nación se lo ha dicho, ahora deja usted el barco en llamas y pretende asumir que no ha estado a cargo del timón en los últimos tres años y fracción. Tanto que habló en campaña de los políticos tradicionales, nos resultó usted el más tradicional de todos.

Dr. Leiner Vargas Alfaro
www.leinervargas.com

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