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No es regular más

Natalia Díaz [email protected] | Jueves 24 enero, 2019


Un error conceptual de libre competencia ha cometido el Poder Ejecutivo, al enviar un proyecto de regulación y gravámenes fiscales con el propósito de legalizar el funcionamiento de Uber.

No es con impuestos astronómicos que revelan la excesiva voracidad fiscal oculta tras los permisos de operación, ni obligando a los usuarios del transporte público a pagar el 13% de IVA por carrera, como mejoramos la calidad de los servicios de los taxis y los Uber.

Observo un evidente desfase entre lo que el gobierno plantea y la realidad virtual del ciberespacio mundial, donde cada vez será más difícil la supervisión y el control de los Estados intervencionistas sobre sus administrados.

El estatismo a ultranza se resiste a morir, y terminará como el Ingenioso Hidalgo de La Mancha, peleando contra los molinos de viento. Cada día vendrán más plataformas digitales con sus aplicaciones que harán casi imposible la trazabilidad de las actividades económicas, financieras, educativas, de alojamiento comercial, musicales, de entretenimiento, y otras formas de interacción que la prodigiosa mente del ser humano descubre y explora día a día.

La solución del conflicto taxis rojos y aplicaciones digitales, debió canalizarse por desregular la oprobiosa reglamentación y exceso de requisitos que aturden a los primeros, para que estos puedan bajar costos y competir en igualdad de condiciones con los “uberianos”.

Nunca la política de bajar al que está bien, para igualar su situación con aquel que está abajo, ha sido exitosa si se busca un desarrollo real que beneficie a todos. La más elemental lógica de crecimiento señala que cuando se busca una homologación en cualquier tipo de actividad, esta debe buscar ascender al que se encuentra abajo para que llegue al nivel de quien se encuentra en mejor situación.

La salida más viable es liberar la actividad de transporte público en esta modalidad, estableciendo requisitos sencillos, de fácil cumplimiento para todos.

Creo que una apertura donde cualquier proveedor entre al mercado cumpliendo estándares básicos como, autos con no más de diez años de antigüedad, una póliza individual que cubra seguros asequibles, licencia de conducir al día, marchamos y revisión técnica aprobados, es más que suficiente para la obtención de la autorización; la cual cumpliendo estos cuatro requisitos no podrá ser denegada por la entidad encargada.

Aprendamos a gobernar; dejemos trabajar al que lo desea, y no hagamos del país un entramado de regulaciones, sanciones, persecuciones e incertidumbre laboral que nos complique aún más el ya inestable panorama económico que vivimos.





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