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Misión de la Universidad

Arnoldo Mora [email protected] | Viernes 30 abril, 2010


Misión de la Universidad

Con el título con que encabezo estas líneas, Ortega y Gasset escribió un ensayo sobre la razón de ser de la universidad. Las ideas del filósofo español ejercieron considerable influencia en las reformas universitarias emprendidas por un grupo notable de intelectuales costarricenses, encabezados por el rector de la UCR, Rodrigo Facio. Las reformas emprendidas en 1956 y que llevan su nombre, fueron de tal trascendencia en la consolidación de un modelo de universidad netamente costarricense que ya la generación siguiente, en la década de los setenta, logró diversificar la educación superior e irla extendiendo a todo el territorio nacional, gracias a la creación de nuevas universidades públicas y a la posterior proliferación de las privadas. Actualmente prácticamente todo el territorio nacional está cubierto de centros de estudio dedicados a la educación superior.
Más aún, las universidades públicas, sobre todo, la EUNED, han hecho posible el auge de la difusión del libro hasta el punto de que Costa Rica goza del privilegio de publicar más de 2 mil títulos por año, 800 de los cuales son primeras ediciones y, más importante aún, consumir más libros que el resto de los países de Centroamérica juntos. El número de jóvenes que actualmente estudian, o de profesionales que se han graduado en la educación superior, está entre los más elevados de América Latina. En concreto, la UCR ocupa uno de los más altos lugares entre las universidades de la región.
Lo anterior ha hecho posible que nuestro país haya incursionado en el mercado nacional e internacional de productos de alta tecnología y haya acogido empresas trasnacionales que se distinguen en ese campo. La difusión que las universidades públicas llevan a cabo de los conocimientos y avances científicos, lo mismo que el cultivo de una conciencia crítica mediante la promoción y la divulgación de ideales cívicos mediante el libre debate en torno a temas de interés nacional y mundial, es ya parte del acervo democrático de la nación. De esta manera se ha hecho realidad la idea de Rodrigo Facio al decir que la Universidad debe ser una columna fundamental del edificio democrático de nuestro país. No se puede concebir una robusta vida democrática sin una universidad pública fuerte y, sobre todo, libre.
Pero, como acostumbraba decir mi padre, “si no hay libertad económica no hay ninguna libertad”. Por eso, la discusión y, esperemos, la pronta y satisfactoria aprobación del FES (recursos con que el Estado se compromete a financiar durante el próximo quinquenio a las universidades públicas) es de vital importancia para el normal funcionamiento de las mismas. Costa Rica es el único país de Centroamérica que desarrolla la investigación científica básica, un 87% de la cual proviene de las universidades públicas. Todo lo cual constituye un invaluable patrimonio de la nación y un legítimo orgullo del pueblo costarricense, que solo se puede llevar a cabo con un seguro y suficiente financiamiento estatal. Esperemos que la lucidez y el patriotismo priven en estos momentos en que se dan las conversaciones finales entre los representantes del gobierno y las universidades.

Arnoldo Mora Rodríguez

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